La capital española sufrió numerosos bombardeos durante la Guerra Civil que devastó el país entre 1936 y 1939. Hasta hoy, de vez en cuando se localizan explosivos sin detonar en diversas partes de la urbe.
Eso mismo fue lo que ocurrió el pasado jueves en el portal del número 12 de la calle de la Luna, en el barrio de Malasaña.
Según informara la agencia noticiosa Europa Press, unos obreros que trabajaban en una reforma en el inmueble mencionado se toparon con un explosivo, dentro de un pozo a unos ocho metros de profundidad. Tras el hallazgo, los trabajadores detuvieron las laboreas y se dirigieron a una comisaría que está en la misma calle, cuyos agentes desalojaron el edificio y acordonaron la zona. Posteriormente, artificieros se llevaron el artefacto para proceder a una detonación controlada.
Finalmente, los expertos revisaron el lugar para asegurarse de que no había más explosivos.
Los explosivos antiguos resultan peligrosos porque a menudo su aspecto envejecido puede hacer difícil identificarlos como tales, o producir la impresión de que no están activos. Sin embargo, pueden mantener su capacidad explosiva durante muchos años. Además, el deterioro de sus componentes los hace inestables, y pueden estallar al manipularlos.