Después de seis semanas encerrados en sus casas, los niños españoles empezaron a salir este domingo a jugar o pasear en la calle, en un momento en que Europa empieza a suavizar el confinamiento impuesto por la pandemia de nuevo coronavirus, que dejó más de 200.000 muertos en el mundo.

Desde hace días esperaban con impaciencia este momento. "Los niños se levantaron pronto preguntando cuándo íbamos a bajar a la calle", cuenta Miguel López, padre de dos niños de seis y tres años de Madrid.

Pero salir no significa volver a la vida de antes. Los más pequeños tienen que estar acompañados por un adulto, no pueden jugar con los vecinos, ni alejarse más de un kilómetro del domicilio, todo ello como máximo una hora. Y los parques siguen cerrados.

"Dos metros de distancia [entre niños y terceros] en el centro de Madrid es imposible. Hemos salido temprano para no encontrar a otros niños", cuenta una bibliotecaria que no quiere dar su nombre, madre de un niño de 5 años y una niña de 8, que vive en un piso sin terraza en el barrio de La Latina.

"Esta noche no podían dormir. Estaban muy nerviosos", continúa. "Se lo saben muy bien, saben que no pueden tocar nada. No tienen miedo la verdad [...] Tenemos más miedo nosotros [los adultos]", reconoce.

España, que en las últimas 24 horas registró el balance más bajo de fallecidos diarios desde el 20 de marzo con 288 nuevos muertos, adoptó el 14 de marzo uno de los confinamientos más estrictos del planeta.

Con un total 23.190 fallecidos, es el tercer país más afectado en el mundo por la pandemia iniciada en China a finales de 2019, por detrás de Estados Unidos (más de 53.000) e Italia (26.384), y seguido de Francia (22.614) y Reino Unido (20.319).

En Londres, el primer ministro Boris Johnson, quien estuvo hospitalizado a causa del virus, retomará sus actividades el lunes. Los británicos esperan el anuncio de sus planes para relanzar la economía y salir del confinamiento.

Dudas sobre la inmunidad

El desconfinamiento es un rompecabezas para las autoridades, a la espera de hallar una vacuna o un remedio que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es lo único que permitirá contener la pandemia.

España prolongó la cuarentena hasta el 9 de mayo. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, presentará el martes un plan para suavizar las medidas a partir de mediados de mayo pero si siguen disminuyendo los contagios a partir del día 2  se permitirá a los adultos pasear o hacer hacer ejercicio, al igual que ocurre en otros países europeos.

En Francia, su homólogo Edouard Philippe desvelará el mismo día su "estrategia nacional del plan de desconfinamiento", que debe comenzar el 11 de mayo, con la polémica reapertura de las escuelas principalmente.

Argentina, por su parte, que ha registrado 185 muertos por la epidemia, anunció el sábado una flexibilización de la cuarentena para las ciudades con menos de 500.000 habitantes y la posibilidad de salir una hora diaria para todas las personas.

Y en Ecuador, segundo país más afectado por detrás de Brasil en Latinoamérica, con 22.719 casos y 576 muertos, el presidente Lenín Moreno alertó el sábado que la emergencia sanitaria "no ha terminado".

En Sudáfrica, el país africano más golpeado con 75 muertos, será obligatorio llevar mascarilla a partir del 1 de mayo, fecha en la que se suavizarán las restricciones. Y Nigeria, el país más poblado del continente, será obligatorio llevar mascarilla.

De cara a un desconfinamiento, algunos países emprenden campañas de pruebas serológicas, como Italia que el 4 de mayo comenzará a realizar tests a 150.000 personas para intentar saber más sobre la pandemia.

Sin embargo, la OMS recordó que "no hay ninguna prueba en este momento de que las personas que se curaron de la COVID-19 y que tienen anticuerpos estén inmunizadas frente a una segunda infección". Y advierte sobre la amenaza de una segunda ola mortal de la pandemia.

En Canadá, el primer ministro Justin Trudeau pidió "prudencia" y aseguró que no cuenta con una hipotética inmunidad colectiva.

Cadáveres en los baños

En Nueva York, la ciudad más golpeada en el mundo con más de 15.000 muertos, el importante sector bancario baraja alargar indefinidamente el teletrabajo y escalonar las horas de llegada a la oficina.

En la capital económica estadounidense, los camiones refrigerados utilizados como morgues temporales trajo terribles recuerdos a Maggie Dubris. "Me acuerdo de la morgue levantada en el World Trade Center" tras el 11 de septiembre de 2001. "Con el mismo sentimiento que algo terrible, con muchos muertos, había ocurrido", cuenta.

En la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, la que más sufre la pandemia en América Latina, otra escena de horror persigue por las noches a un sanitario: "los baños con cadáveres" hacinados ahí a falta de espacio en el hospital donde trabaja.

En este contexto, los dirigentes mundiales tienen dificultades para encontrar una respuesta colectiva a la peor crisis sanitaria y económica desde la Segunda Guerra Mundial.

Al igual que el Consejo de Seguridad de la ONU, paralizado por las divisiones entre Estados Unidos y China y casi mudo desde el inicio de la pandemia. Esta semana tratará de adoptar una resolución para "una coordinación reforzada entre todos los países" y un "cese de las hostilidades" en países en conflicto.

El viernes, el mundo musulmán dio inicio al mes del ayuno del ramadán sin oraciones colectivas ni cenas compartidas.

Pero en Irán o Pakistán persiste el temor de que las infracciones favorezcan un repunte de la pandemia, después de que los fieles acudieran a las mezquitas a pesar de las recomendaciones sanitarias.

Rebelión

Mientras la mitad de la humanidad permanece confinada desde hace largas semanas, empieza a surgir una rebelión, muy minoritaria, en algunos países occidentales, como Estados Unidos, Canadá o Alemania.

En Berlín, un centenar de personas fueron arrestadas el sábado por no respetar las reglas de distanciamiento social, durante una manifestación contra las medidas anticoronavirus, que reunió a unas mil personas. 

Y frente a la peor recesión desde 1945, algunas empresas en cambio sacan beneficio.

Como los gigantes tecnológicos Amazon, Goolge o Facebook, cuyo tráfico es comparable al de Año Nuevo. O la start-up alemana Uvis, que comercializa un método para desinfectar las barandillas de las escaleras mecánicas con rayos ultravioletas, y cuyos pedidos se han disparado.