Ernesto Talvi, excanciller y excandidato presidencial por el Partico Colorado (PC), publicó un análisis de las elecciones uruguayas en “ocho claves para lectores europeos”. El artículo se conoció este jueves a través del Real Instituto Elcano de España, donde él es investigador principal, según detalla el sitio web.

El economista describió que en Uruguay no se está dando un proceso que sí está ocurriendo en el resto de Occidente, donde “la democracia liberal está jaqueada desde dentro”.

Las causas de esto serían un “desencanto con las elites, la aparición por izquierda y por derecha (más por derecha que por izquierda) de alternativas a los partidos establecidos y con un discurso antisistema, polarización política, fragmentación y una frágil gobernabilidad”.

En el primer punto, Talvi sostiene que “fueron elecciones competitivas y libres de fraude o de sospecha de fraude, en donde la oposición tiene las mismas oportunidades de conquistar el gobierno que el oficialismo”.

Asimismo, en el artículo describe a la Coalición Republicana como de “centro-derecha con una fuerte vocación social”. En cuanto al Frente Amplio, señala que “en los 15 años que le ha tocado gobernar, 2005-2020, lo hizo como una centroizquierda con vocación pro-inversión privada y pro-crecimiento".

“Habrá ballotage a finales de noviembre y el resultado es incierto. Lo dicho, puede ganar cualquiera”, afirma sobre la instancia electoral del 24 de noviembre.

En el segundo punto, aclara que “los resultados del escrutinio que presenta la Corte Electoral no fueron impugnados ni lo serán”. “La confianza en la integridad del proceso electoral es compartida sin discusión ni matiz por todos los partidos”, agrega.

Luego, en el siguiente ítem, recuerda que en Uruguay no es posible la reelección presidencial, por lo que el mandatario Luis Lacalle Pou abandonará el cargo en 2025.

En cuarto lugar, destaca que los “partidos establecidos” (Frente Amplio, Partido Nacional y Partido Colorado) “obtuvieron el 87% de los votos”. En esa línea, indica que “la ciudadanía se siente representada por los partidos establecidos y no percibe la necesidad de que su voto migre hacia opciones antisistema”.

Según Talvi, esto último es “en buen romance y en contraste con las tendencias globales”.

Por otro lado, el siguiente punto dice que “los partidos de corte antisistema y/o nacionalistas y/o ambientalistas y/o personalistas y/u otras variantes”, que no está explicitado a cuáles se refiere, “sumados obtuvieron apenas un 3,7% de los votos, ni siquiera pudieron superar el voto en blanco y nulo, que rondó el 5%”.

En el sexto punto, el excanciller recuerda que, si bien las elecciones nacionales de octubre son obligatorias, la participación fue mayor al 90% del electorado, un número “elevado”.

“El resultado es pues representativo del total del electorado y el fantasma del absentismo como voto protesta contra el sistema o de indiferencia ante su inoperancia, no aparece en escena”, sostiene.

El penúltimo ítem es sobre los dos plebiscitos que fueron puestos a votación, allanamientos nocturnos y seguridad social, de los cuales ninguno fue aprobado. En el primer caso, Talvi asegura que fracasó “al no contar con el apoyo del Frente Amplio”.

En el segundo caso, el exdirigente colorado asegura que, de haberse aprobado la propuesta de reforma impulsada por el Pit-Cnt, “hubiera resultado en un importante deterioro de las finanzas públicas y dañado la reputación de Uruguay como un país con reglas de juego estables”.

“El rechazo por parte de la ciudadanía a las dos consultas planteadas viene a reafirmar que, en Uruguay, resulta difícil promover con éxito iniciativas de esta trascendencia que no cuenten con un amplio consenso político”, asegura.

Por último, Talvi analizó la nueva composición del Parlamento tras las elecciones de octubre.

“Si el Frente Amplio se alza con la victoria en el ballotage, gobernará con mayoría en el Senado. Si lo hiciera la Coalición Republicana, habría un gobierno de cohabitación y se necesitaría del apoyo de la izquierda para todos los nombramientos que requieran mayorías en el Senado y para la aprobación de las leyes”, dice.

En cuanto a la Cámara de Diputados, donde ningún partido tiene mayoría absoluta, el excanciller puntualiza que, “gane quien gane [la Presidencia], tendrá que haber una cooperación parlamentaria más estrecha entre las dos grandes coaliciones políticas del país, para no quedar cautivos de posiciones extremas de muy escasa representatividad, lo que requerirá de trabajosos consensos, pero que no es asimilable a una frágil gobernabilidad”.

Asimismo, Talvi concluye que, más allá del resultado del balotaje entre Yamandú Orsi y Álvaro Delgado, “la continuidad de las políticas de largo aliento (estabilidad macroeconómica, integración comercial, un clima amigable para las inversiones, políticas sociales activas y un Estado de bienestar fuerte) no está puesta en cuestión”.

“Los augures sostienen que Uruguay no podrá emanciparse de las tendencias políticas globales y que más temprano que tarde, le darán caza. Puede ser. Mientras tanto, sentémonos a disfrutar y admirar este espectáculo democrático en un país en dónde hasta las encuestas acertaron los resultados casi a la perfección”, sentenció Talvi.