José Luis Cancela, vicecanciller, es un diplomático de carrera que lleva ya más de 30 años en el Ministerio de Relaciones Exteriores, cumpliendo una diversidad de cargos dentro de Cancillería y fuera del país. Comenzó su carrera diplomática en el exterior en el año 1990 en Bulgaria, luego estuvo en Bruselas en la misión de Uruguay ante la Unión Europea, posteriormente en la embajada de Uruguay en España y finalmente en la representación de Uruguay ante las Naciones Unidas en el período 2008-2013, destinos claves sin duda para Uruguay.

Al asumir Rodolfo Nin Novoa como nuevo ministro de Relaciones Exteriores en el segundo gobierno del presidente Tabaré Vázquez, Cancela fue designado como su número dos.

Días atrás nos recibió en su despacho. Este es un resumen de la entrevista que nos concedió.

Viceministro, tuve el gusto de entrevistarlo años atrás cuando era usted embajador ante las Naciones Unidas. Ha cumplido destinos claves para la política exterior uruguaya, pero yo comenzaría preguntándole de dónde vino... ¿Cómo era el hogar en el que usted creció, como para que de él haya nacido quien es hoy vicecanciller de la República?

Bueno, era un hogar humilde, de padres trabajadores. Mi madre era funcionaria pública en la OSE, mi padre era comerciante, se dedicó muchísimos años al comercio, tenía un bar, y con un gran esfuerzo de su parte para que su hijo estudiara, fuera a la escuela, el liceo, la universidad. Debo decir que me apoyaron siempre muchísimo para que yo pudiera hacer mis estudios y, como te digo, era un hogar también de convivencia entre personas que provenían de culturas distintas, de ámbitos diferentes, pero siempre con una relación de mucha integración, de mucho respeto. Esto también creo que tiene que ver con haber despertado mi interés y mi vocación por esto de andar por el mundo y andar conociendo a otras personas y a otras culturas.

Y, quizás, como muchos niños, ¿después de muchos años con soñar ser bombero o policía, qué quería ser cuando fuera grande?

Quería ser astronauta.


Aspiraba pues desde chico a volar alto... y mencionábamos a la ONU, a menudo fuente de polémicas. Creo que una de las expresiones más claras de los problemas, es el fenómeno de las mayorías automáticas compuestas por países que no son democráticos, cuyos ciudadanos no viven en libertad, pero condenan a diestra y siniestra a Israel. ¿Cómo veía usted ese fenómeno desde adentro?

Lo primero que me gustaría decir es que la ONU en su funcionamiento y en su estructura también tiene defectos, estos que tú mencionabas y más, pero a pesar de todo siempre he dicho que sigue siendo una herramienta útil...

Claro, no se habla de que está todo bien o todo mal... Y usted ha destacado repetidamente la importancia, por ejemplo, de las fuerzas de paz...

Claro, basta pensar en la situación de los refugiados en el mundo. ¿Cuánta gente tiene hoy una tienda y un plato de comida gracias a la acción de las agencias de la ONU en el terreno, que sin la ONU no los tendría? Creo que el aporte o la contribución de la ONU a la comunidad internacional vale la pena, es importante, lo cual no excusa parar sus defectos y sus problemas, que los tiene, y algunos de ellos muy graves. Pero de alguna manera me parece que reivindican la legitimidad y la utilidad de la organización.

¿Cuántas fuerzas de paz hay hoy en día?

Hoy en día hay cerca de 100.000 efectivos desplegados en las distintas misiones, que están en -digo una cifra aproximada porque no la recuerdo exactamente- alrededor de 35 o 40 misiones de paz. Uruguay está en Haití y en la República Democrática del Congo. Siempre digo que las misiones de paz de la ONU son el medio más efectivo y de mayor costo-beneficio para enfocar estos conflictos. No sólo en términos económicos y financieros -porque a pesar de su costo es mucho más "barato", si se me permite usar el término, que una guerra-, sino sobre todo, y lo más importante, en términos de vidas humanas.

POLÍTICA EXTERIOR DEL NUEVO GOBIERNO

¿Cuál diría usted que es la impronta oficial del nuevo gobierno en temas de política exterior?

Primero nos hemos preocupado por reafirmar el carácter de política de Estado de la política exterior de Uruguay. Estamos profundamente convencidos de que así debe ser. Eso quiere decir una política exterior que tenga su centro en la afirmación del interés nacional y que exprese de alguna manera el consenso del conjunto de la sociedad uruguaya, de sus actores políticos, de sus actores sociales, en torno a los elementos fundamentales del interés nacional. Eso se ha traducido, se ha manifestado, en la convocatoria que ha hecho el canciller a los dirigentes de los distintos partidos políticos y de las comisiones de asuntos internacionales del Parlamento, para conversar justamente de los temas de la agenda internacional, de los temas de política exterior.

Lo segundo es una reafirmación de los principios tradicionales como la primacía del derecho, el respeto por el Derecho Internacional, la resolución pacífica de controversias...

El tercero es dado el ambiente internacional en el que estamos viviendo y la situación que tiene la política exterior como una herramienta al servicio del desarrollo nacional, por ejemplo en los temas económico-comerciales.

Entonces de allí lo que el canciller ha planteado es la necesidad del sinceramiento del Mercosur, de la flexibilización del relacionamiento externo del Mercosur, de buscar en el fondo la optimización de nuestra inserción internacional en términos económico-comerciales.

El analista y director de FACTUM Óscar Botinelli comentaba recientemente, al cumplirse los primeros 100 días del gobierno del presidente Vázquez, que en política exterior el enfoque parece ser distanciamiento de Irán y Venezuela y acercamiento a Israel. ¿Usted también lo plantearía en esos términos?

No lo plantearía en esos términos. Uruguay tiene una vocación universalista de sus relaciones internacionales, esto quiere decir que nosotros aspiramos a relaciones de respeto con todos los países, a desarrollar -sobre la base, repito, del respeto y de la no intervención- la mejor relación con todos los países independientemente de sus gobiernos. Obviamente, nosotros tenemos nuestros valores, proyectamos nuestros valores, los compartimos.

Supongo que preferiría que Irán fuera una democracia...

Hay en distintos puntos afinidades mayores o menores con los diferentes países...

Usted es muy diplomático... como no podía ser de otra manera...

Somos muy respetuosos de las realidades de cada país, como te decía al principio, y de los procesos de cada país también. En este sentido, por ejemplo, hemos dado la bienvenida a las conversaciones que se han desarrollado entre Irán y otros países para el control del arma nuclear, por el tema del desarme, de la no proliferación...

Creo que mejor replantear mi pregunta anterior. No preguntaré sobre alejamiento de unos u otros... sino si acaso la nueva Cancillería, en el nuevo gobierno, tiene sí la intención de un nuevo acercamiento a Israel; quizás ante todo de reparar lo que sin duda muchos uruguayos judíos y no pocos no judíos percibieron como un daño a la relación bilateral hace aproximadamente un año, a raíz de la guerra entre Israel y Hamas.

Uruguay e Israel son excelentes amigos desde siempre. Cuando se habla de esa relación se habla de una relación muy especial, de alguna manera enmarcada desde el nacimiento del Estado de Israel, en donde la participación del Uruguay en la ONU justamente cuando la creación del Estado de Israel, sobre todo en la acción de Enrique Rodríguez Fabregat, marcó desde el nacimiento una cercanía y una relación muy estrecha. A través de la historia esa relación se ha ido solidificando y sedimentando.

También claramente desde aquel entonces Uruguay dijo: "Nosotros apoyamos la solución de la partición de Palestina en dos estados". Afortunadamente vimos el nacimiento y la consolidación del Estado de Israel, pero lamentablemente no hemos visto hasta hace muy poco el nacimiento de un Estado Palestino, todavía tratando de consolidarse. Lo decía Rodríguez Fabregat en aquel entonces: "Nuestra aspiración es tener dos estados que vivan en paz", e inclusive en aquel entonces si uno mira las resoluciones ve que se hablaba hasta de un área de integración económica.

Sí. E Israel lo aceptó. Lamentablemente, los árabes lo rechazaron y se lanzaron a la guerra.

Esa es desde aquel entonces nuestra aspiración como país. Y con la parte de ese mandato que se cumplió, digamos, que fue el nacimiento del Estado de Israel, hemos desarrollado una relación muy estrecha y de franca amistad. Nosotros tenemos la mejor relación con Israel y aspiramos a fortalecerla y consolidarla aún más. Es una vieja relación que el Uruguay valora muy especialmente y creo que Israel también.

Y que no significa que esté exenta de ciertas diferencias...

La relación entre Uruguay e Israel, que es una relación histórica, desde el respeto, desde nuestras diferencias, que las tenemos y que no cabría ocultarlas. Creo que es natural y es legítimo. Como decía, Uruguay favorece la existencia de un Estado Palestino y de un Estado de Israel, Uruguay reconoció y estableció relaciones con el Estado Palestino aspirando a desarrollar las mejores relaciones posibles, pero esto no va en detrimento de estas antiguas y excelentes relaciones con Israel.

Lo que no estoy tan segura es si haberlo reconocido, antes de que nazca ese Estado, en forma unilateral y no como fruto de negociaciones de paz, haya sido lo mejor. La intención seguramente fue aportar, pero la pregunta es si acaso eso incentiva a los palestinos a volver a negociar o no... yo creo que no. Es mi modesta opinión...

Todas las opiniones son respetables. Uruguay entendió que se daban las relaciones para este reconocimiento y que eso aportaba al proceso de paz. Siempre favorecemos la negociación y pensamos que es importante que haya una mesa donde las partes se sienten y conversen, pensamos que es un mecanismo insustituible.

PELIGROS GLOBALES

¿Cómo se ve desde la cancillería uruguaya el fenómeno del Estado Islámico y en general del jihadismo, que está cambiando las fronteras de Oriente Medio? Uruguay vive una situación muy diferente a la de aquellos lares, pero nadie está a salvo del terrorismo...

Sin duda si algo caracteriza a nuestra época es la emergencia de problemas globales que nos afectan a todos. Creo que hay muchos fenómenos en los cuáles hoy en día no se puede decir que una parte del mundo esté ajena o esté a salvo. Creo que requieren de una respuesta del conjunto de la comunidad internacional.

¿Uruguay está a salvo de un atentado terrorista?

Yo creo que hoy no se puede decir que ninguna parte del mundo esté a salvo de un atentado terrorista. Obviamente los países, Uruguay incluido, tratamos de tomar medidas para que estas cosas no sucedan, pero creo que nadie puede presumir de estar a salvo del terrorismo.

"POR CADA NAZI QUE MATEN, LES REGALO UN CARAMELO"

Estamos hablando de política internacional... pero está también la vivencia nacional, con una colectividad judía muy activa y dinámica en el quehacer uruguayo... ¿Qué vivencias ha tenido que lo acerquen a ella?

Me tocó mucho hace unas semanas participar de la ceremonia de recuerdo de la Shoa y de muchas personas sobrevivientes de los campos, y yo decía: "Yo nací por acá cerca, en Durazno y Convención, y me crié entre vecinos que muchos de ellos eran personas sobrevivientes de esa experiencia, de los campos". Y realmente, creo que eso marca de una manera muy fuerte lo relacional entre este país que recibió y acogió a esas personas y las integró a su sociedad. Y eso es un poco Uruguay, es un país de apertura...

Donde todos bajaron en algún momento de los barcos...

Exacto. Donde personas que han huido del hambre, de la muerte, de la persecución o de distintos flagelos han encontrado un espacio para tener una convivencia pacífica. Eso es lo que aspiramos a seguir siendo.
Aportaría a esta historia, una anécdota que recuerdo de niño. Recuerdo que tenía una vecina de puerta, una judía húngara. En aquél entonces con otro niño del edificio jugábamos a lo que llamábamos "Combate", con cascos y armas de plástico, jugábamos a la guerra, a las batallas. Y la vecina, que era sobreviviente de los campos, doña Aurelia, salía a la puerta y nos decía: "Por cada nazi que maten les doy un caramelo".

Y ustedes no entendían de qué hablaba.

No entendíamos, pero de alguna manera reflejaba un ambiente donde más allá de la anécdota bélica digamos, también había un fuerte componente de rechazo a las ideologías y las pretensiones totalitarias, que todo en el fondo se reduce al ser humano. Cuando las formulaciones ideológicas, filosóficas o políticas, por más elaboradas que sean, por más complejas que sean, terminan afectando al hombre y desplazándola como centro de la acción pública y como centro de la vida estamos en el desastre. Creo que la humanidad ya ha visto demasiadas cosas horrendas.