El padre Gabriel Naddaf (43), jefe de la Iglesia ortodoxa griega en Yafia cerca de Nazaret, líder espiritual de los cristianos arameos en Israel, se ha convertido en el símbolo del apoyo al Estado judío desde que en el 2012 comenzó a llamar abiertamente a los jóvenes ciudadanos cristianos a enrolarse a las Fuerzas de Defensa de Israel. Encabeza el Foro cristiano israelí de Reclutamiento, lo cual lo expuso a ataques, amenazas y duras críticas de figuras árabes, entre ellas diputados, que lo calificaron de “traidor”.
Ello no lo ha amedrentado sino convencido más aún de que su camino es el correcto. Su propio hijo está hoy haciendo su servicio militar.
El padre Naddaf es miembro del Patriarcado Ortodoxo Griego de Jerusalem, del que en el pasado se desempeñó como vocero, siendo además juez en su Corte.
Estudió Teología y Psicología en la Universidad de Haifa y en Salónica. Está casado y tiene dos hijos.
Esta es su verdad.
Padre Naddaf ¿cómo se siente sabiéndose quizás la figura cristiana más identificada con Israel?
Me alegra decir que ante todo, me siento identificado con la verdad. Y mi mensaje es bíblico, no de otra índole. Yo estudié teología y también historia y por ende debo aferrarme a mis raíces, ya que quien no tiene pasado, tampoco tendrá futuro. Y esto nos enseñaron también en los estudios de Teología. Este lugar tiene una identidad espiritual verdadera.
A ninguna otra parte del mundo le llaman Tierra Santa. Solamente a esta tierra, porque aquí nacieron los profetas, los emisarios. Los cristianos tuvimos aquí a Jesús que nació en la Belén judía, de la tribu de Judea. Todos los nombres aquí son hebreos. El cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo. Después vino el islam.
O sea que debemos sentirnos orgullosos y amar esta región, especialmente a la tierra de Israel, que es así justamente como se llama en el Tanaj y en el Nuevo Testamento. No tiene otro nombre. Yo desafié a todos aquellos que la llaman de otra forma, especialmente cristianos, y les dije “si esta tierra tiene otro nombre que esté escrito en la Biblia, muéstrenme dónde”.
Usted está hablando de Palestina... el Imperio romano cambió el nombre de Judea por Palestina, para vengarse de los judíos que se habían levantado contra Roma. ¿A eso se refiere?
Exactamente. Los verdaderos nativos de esta tierra son los judíos y los cristianos. También la arqueología lo confirma.
LA PROBLEMÁTICA CRISTIANA Y EL EJÉRCITO ISRAELÍ
Quisiera saltar de la historia al presente, a la campaña que usted ha lanzado a partir del 2012, incentivando a los jóvenes cristianos israelíes a enrolarse a las Fuerzas de Defensa de Israel. La justificación de fondo, para usted, es toda la historia que ha destacado. Pero me atrevo a suponer que lo que está sucediendo en la región en los últimos años, los levantamientos y represiones violentas y el ascenso del fundamentalismo islámico en el mundo árabe, es un elemento clave en su postura.
Tiene razón. Y siento que todo lo que estudié sobre la historia, simplemente estaba esperando el momento verdadero para salir hacia afuera. Las cosas vienen juntas. Cuando vi en el 2012 que los cristianos de Oriente Medio estaban sufriendo un genocidio sin que nadie los salve, que son masacrados en diferentes países y que los millones de cristianos que había en Medio Oriente van desapareciendo, entendí que había que hacer algo. El cristianismo está casi borrándose de Oriente Medio, que fue durante tanto tiempo símbolo de los cristianos. Y decidí que había llegado el momento de gritar, de fortalecer nuestro lugar.
Debemos unirnos, todas las minorías, drusos, circasianos y otros, con los judíos, para cuidarnos los unos a los otros. Y sentí que lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, era el momento oportuno para sacar hacia afuera la verdad de la que nadie hablaba sobre quiénes son los cristianos, cuáles son sus raíces aquí, y junto con ello, unir a los cristianos llamándolos a servir en las Fuerzas de Defensa de Israel.
¿Por qué unió ambas cosas?
Porque considero que es nuestro derecho, nuestro privilegio y al mismo tiempo nuestra obligación cuidar aquí nuestras vidas y nuestro futuro. Porque si no tenemos seguridad en esta región y en nuestro país, no habrá economía, no habrá estudios, nada. Ni paz ni tranquilidad. La seguridad es sumamente importante para poder tener una vida normal en esta zona. Y por eso, hay que cuidar el país. Exhorté a los jóvenes cristianos a enrolarse al ejército no como árabes, que no digan que somos traidores a la nación como alegaban al principio, sino como cristianos israelíes arameos. Porque las raíces son arameas. Y el ir al ejército es dar forma real a la confianza entre ellos y el pueblo judío en el Estado judío. Y así como los hijos de los judíos van al ejército y cuidan las fronteras, que vayan también los cristianos y hagan lo mismo, que cuiden juntos al país.
Eso también aumenta la confianza y da otra entrada a la sociedad israelí. Y esos jóvenes se convierten en iguales en obligaciones y en derechos. Y sienten que pertenecen, que son parte. Yo considero que si uno no tiene que defender algo, se siente menos ligado y ama menos lo que tiene sin esforzarse por cuidarlo. Quien va al ejército a cuidar con su cuerpo y su alma esta tierra, la ama verdaderamente. Yo personalmente considero que a quien no hace su servicio militar, le falta algo.
UN HIJO SOLDADO
Y usted no habla en el aire. Su propio hijo se enroló el año pasado ¿verdad?
Así es. Entró al ejército hace un año y medio. Está en una unidad de comunicaciones de artillería.
Cuando viene a casa ¿qué le dice? ¿“Papá tenías razón” o “Papá, es demasiado difícil” o “Esto no conduce a lo que pensabas”?
Claro que hay dificultades, eso está claro. Yo le dije de antemano que cuando esté allí adentro, en ese crisol, oirá y verá de todo, que estará expuesto a la verdadera sociedad israelí, porque allí empieza todo. Aprenderás mejor las cosas y saldrás fortalecido a la sociedad, le dije. Y hoy me dice que yo tenía razón, que es bueno sentirse soldado en este país. Que uno se siente parte, que uno siente que hay algo que quiere cuidar y que entonces lo hace con amor, sobreponiéndose a las dificultades, porque no todo es sencillo ni fácil.
Me refería más que nada a dificultades de aceptación. ¿No le sucede que alguien, inclusive no necesariamente con mala intención, le pregunte por qué está ahí, si es árabe? Y sé que a usted no le gusta la definición como tal... no sé cómo se siente su hijo respecto a eso.
Mi hijo siente que es cristiano israelí arameo árabe parlante. Concretamente, a mi hijo no le pasó que le digan algo así en su unidad. Es el único cristiano y el único de su unidad que habla árabe. En el departamento de comunicaciones computarizadas, exigen una clasificación muy alta de confianza.
En idish se diría que su hijo tiene “íjes”, es el hijo del padre Naddaf...
(Risa) Pero le aseguro que le han tocado también misiones muy difíciles, no es que le hacen descuentos por ser mi hijo. Claro que sí le tuvieron confianza enseguida. Todos saben que antes de enrolarse, extremistas lo atacaron y se salvó por milagro, estuvo hospitalizado. Y cuando se recuperó dijo que no se amedrenta, que el ataque lo hizo empecinarse más todavía y no dar el brazo a torcer ante gente violenta. Pero es cierto que sí le ha pasado a otros soldados cristianos que les dijeron por qué se enrolaron, si son árabes. Pero el hecho es que los números de los jóvenes cristianos que deciden enrolarse van en aumento y esto va cambiando también la conciencia de los israelíes judíos que antes no entendían qué están haciendo allí jóvenes árabes.
El primer año entraron 150, mucho más que los 30-35 que antes se reclutaban por año. En el 2014 aumentaron las intimidaciones y se bajó a 118 reclutados, pero se ha vuelto a subir. Veo claramente el movimiento en el terreno.
ARAMEOS, NO ÁRABES CRISTIANOS
Vuelvo al tema de la identidad. Usted se siente israelí cristiano arameo de habla árabe. ¿O sea que se opone a definirse como árabe cristiano? Pero eso destacaría más aún lo singular de la participación en las Fuerzas de Defensa de Israel.
El objetivo central aquí no es entrar al ejército en calidad de árabes, sino de cristianos. Y no lo aclaro porque sea malo tener nacionalidad árabe, sino porque debemos tener conciencia, con orgullo, de nuestra identidad, aunque mucha gente todavía no sepa qué significa ser arameo.
Creo que es clave aclarar entonces quién puede ser considerado arameo o de origen arameo.
Los cristianos nacidos en Medio Oriente o cuyos antepasados nacieron aquí son arameos. Un cristiano de Estados unidos no puede registrarse como arameo. Que no venga alguien nacido en Afganistán o Jordania y alegue que es arameo.
Solamente quien nació aquí y cuyos antepasados eran de la tribu de Aram Naharaim. Yo quiero dar nueva vida al tema, porque es el pasado de nuestra identidad que llegó casi a ser borrado. Son mis raíces, soy yo. ¿Por qué tengo que vivir categorizado como otra cosa que no me pertenece?
Se refiere a la identidad árabe. ¿Le molesta que le digan que es árabe cristiano?
Me molesta porque no lo soy.
¿Le molesta por su conciencia sobre las raíces arameas de todos los cristianos de la zona o también porque ve lo que sucede en el mundo árabe?
Me molesta ante todo porque no soy árabe y por ende me molestaría aunque no estuviera ocurriendo en Oriente Medio todo lo que vemos hoy. Claro que lo que ocurre hoy no agrega tranquilidad. Y, con todo el respeto, no me da la posibilidad de sentir ningún orgullo por lo que ocurre en el mundo árabe. Pero lo central es que no soy árabe.
ENCONTRÉ LA VERDAD
¿Desde cuándo se siente usted así respecto a su identidad?
Yo no conocía la historia hasta que terminé de estudiar el liceo y fui a estudiar teología en Salónica. Empecé a buscar la verdad y me di cuenta de la mentira, porque cuando enseñan historia y dicen que esta tierra es árabe, es una mentira. ¿Cómo pueden decir que la tierra de Israel es árabe? Los árabes llegaron acá hace 1400 años. Realmente no entiendo por qué decir entonces que pasó a ser una tierra árabe. Los judíos estaban aquí ya hace 3700 años. Los nombres eran hebreos, como Iosef y María (Miriam). Familias judías.
¿Y qué fue construido aquí antes? Primero el Muro de los Lamentos y el Santo Sepulcro y recién después llegaron las mezquitas. Entonces... ¿cómo es que el final se convirtió en principio? Realmente, creo que estas preguntas son muy sencillas. Sólo hay que querer contestar con la verdad.
APOYOS Y CRÍTICAS
¿Cuánto apoyo recibe usted detrás de las bambalinas, de quienes no osan salir a manifestarlo públicamente?
El apoyo es silencioso. Hace un año yo diría que era de un 80 %. Hoy diría de un 70 %, porque el 10 % de los silenciosos optaron por hacer pública su postura. Claro que mucha gente aún tiene miedo, por sus negocios, por su lugar de trabajo. Cada uno según su situación y su personalidad. Y es un proceso. Nosotros tuvimos durante cientos de años el status de “protegidos” bajo la mayoría árabe musulmana, en segundo plano, en condición de inferioridad, y eso no es sencillo. Y esa era la situación hasta la creación del Estado de Israel.
Sus posturas son aplaudidas por Israel y evidentemente, muy criticadas por los políticos árabes. ¿Puede entender a quienes alegan en su contra que a través suyo Israel intenta dividir a los árabes?
En absoluto. Me opongo totalmente a esa idea de “divide y vencerás”. No es así. Yo, como cristiano, presento los hechos, presento la historia, y es bueno que el Estado haya captado el serio potencial que hay aquí, porque queremos pertenecer, aportar, ser buenos ciudadanos israelíes. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso el Estado tiene que hacer fracasar nuestro planteamiento en lugar de alentarlo? Yo creo que el Estado tiene que prestar atención a quienes apoyan la idea de coexistencia pacífica verdadera.
Es más, yo digo cosas que el gobierno israelí no osa decir. Yo digo que los ciudadanos que desean tener igualdad de derechos, también tienen que tener igualdad de obligaciones. Eso es igualdad.
¿En qué se manifiesta la oposición a su camino?
Diversas organizaciones se unieron contra nosotros, también enemigos entre sí se unieron para doblegarme a mí. Hicieron correr rumores en mi contra, me atacaron físicamente, me amenazaron de muerte a mí y a mi familia. Y el punto más álgido fueron las difamaciones que divulgaron sobre mí unos días antes del Día de la Independencia, de Iom Haatzmaut, cuando yo iba a encender una de las antorchas en el acto central, lo cual era evidentemente un gran honor para mí.
Dijeron que usted había abusado sexualmente de jovencitos...
Así es. Empujaron a gente a ir a presentar denuncias ficticias ante la policía, que ya está claro que no condujeron a nada. Hicieron de todo, por odio, por envidia. Lo que más lamento es que entre quienes se unieron contra mí hay también gente que está a favor del país pero que por ego se juntó con otros que están en contra. Pero no ganaron, no salieron victoriosos.
¿Cómo son sus relaciones detrás de las bambalinas con las distintas comunidades musulmanas de Israel? ¿Alguien se le acerca y le dice en silencio que lo entiende y quizás hasta lo apoyan?
Sin duda, cientos de personas. Yo hasta le diré que a raíz de mi actividad, ha habido un aumento también en la cantidad de jóvenes musulmanes que se enrolan a Tzahal. No solamente los beduinos que hace ya muchos años se enrolan en altísimos porcentajes, sino árabes musulmanes en general. Esto los alentó también a ellos. Hay también musulmanes que ostentan cargos en el aparato estatal que me dicen abiertamente que aprecian sobremanera lo que estoy haciendo y que les entusiasma mi valentía. Perdón que lo digo así, pero son sus palabras.
LA ACTITUD DEL ESTADO
¿El Estado es digno, en su comportamiento, del esfuerzo que usted hace?
El Estado me dio el enorme honor de invitarme a encender una de las antorchas en el acto central de Iom Haatzmaut. Sé que las autoridades toman precauciones para cuidarme, tanto pública como discretamente.
Pero yo me refería más que nada a lo que sucede con los jóvenes cristianos que se enrolan, cómo se sienten respecto a su vida en Israel, si acaso sienten que hicieron bien.
Somos un país pequeño y complejo en el que hay muchas comunidades, más que en cualquier otro país. Lo que cuenta para mí es que esta es una verdadera democracia, no meramente para las cámaras y ante la televisión. Ningún otro país del mundo envía a su presidente o a su primer ministro a prisión. Nosotros lo hemos hecho. El Estado da libertad de expresión, libertad de cultos a las minorías y yo puedo recorrer libremente cualquier lado en Israel con mis hábitos y mi cruz. Claro que siempre puede haber racistas o gente que actúa de otra forma, pero son los márgenes de la sociedad. La generalidad no es así.
Yo opto por mirar siempre la mitad llena del vaso, por ver las cosas positivas, lo seguros que podemos sentirnos de vivir en un país que nos cuida.
Y hay un ejemplo concreto. Cuando Avigdor Liberman era Canciller dijo en determinado momento que debe hacerse intercambio de territorios con la Autoridad Palestina, que la zona llamada el “meshulash”, o sea el triángulo, donde hay una alta concentración de población árabe, pase a la Autoridad Palestina, el 90 % de la población árabe de esa zona salió a manifestar contra la propuesta de Liberman, oponiéndose a pasar a gobierno palestino. Eso significa que en Israel están bien, digan lo que digan en los medios.
¿Cómo resumiría usted cuáles son las luces y las sombras de Israel?
Yo soy un sacerdote que nació y creció en Nazaret y sigue viviendo en el Estado de Israel, miembro de la Iglesia ortodoxa israelí, la más antigua de Oriente Medio. Y hoy soy el líder espiritual de los árabes cristianos. Y digo sinceramente que no hay nada perfecto en el mundo. El ser humano mismo no lo es. Pero vemos que el Estado de Israel, a pesar de los serios desafíos con los que tiene que lidiar, especialmente en el área de la seguridad, es un lugar muy especial y no es casualidad que tantos ojos miran hacia aquí y quieren quitarle esta tierra al pueblo que la recibió de Dios. Hay que cuidar esta tierra porque hay aquí algo singular. Israel da protección en muchas áreas, también en la salud y la educación, y nosotros disfrutamos de todo eso en todos los aspectos.
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