Este martes se conoció el fallo de la jueza de Crimen Organizado, Graciela Gatti, sobre la participación del sobrino del Comandante en jefe de la Armada, Oscar Debali quien al enterarse de la participación de Ernesto Menafra Debali, decidió renunciar a su cargo, seis meses antes de su retiro.

Según el auto de procesamiento de la jueza Gatti, Menafra vendió tarjetas de teléfono en varias oportunidades para utilizarlas, en beneficio propio, aunque se constató que se realizaron varias compras en provecho de la Armada, particularmente en mejoras para el personal que el procesado tenía a cargo.

Las tarjetas de 100 pesos eran vendidas a un tercero entre 75 y 50 pesos y según pudo encontrar la investigación judicial fueron pagadas en dos cheques del Banco Santander, uno en mayo por el monto de 20 mil pesos y otro de 25 mil pesos en agosto de este año. Todo lo comprado con el dinero fue registrado y constatado por la investigación interna.

El Teniente de Navío, Ernesto Menafra fue consultado por Montevideo Portal sobre su actuación en las irregularidades por las que fue procesado sin prisión por el delito de peculado.

¿En qué fue utilizado el dinero que recibió por la venta de las tarjetas de teléfono?

”Prácticamente todo lo obtenido por dicha venta se utilizó para la reparación edilicia de la oficina, ya que la misma había estado desocupada prácticamente por dos años, por lo cual mantenía los vicios del abandono. Se rasqueteó, se repararon problemas de humedad, pintura, mano de obra para ello, mejoras de mobiliario, se compraron electrodomésticos con el fin de que el personal a mi cargo estuviera en condiciones humanas en su ámbito laboral, ya que no tengo ninguna forma de retribuir económicamente la dedicación, horas y abnegación al trabajo, estando muy orgulloso de ello. Comparto horas laborales desde hace más de 10 años con el mismo personal.

¿Lo obtenido por la ventas de la tarjetas fue utilizado en la Armada?

No estoy orgulloso de lo hecho, pero no me enriquecí de ninguna forma con lo acontecido, pero en época de crisis donde el rubro escasea sobre todo para este tipo de actos, me pareció bien hacerlo, no proyectando en ningún momento el daño que podía causar a mi familia, y al personal al que quise ofrecerle un mejor ámbito laboral, ni por supuesto a mi persona.

¿Cómo se encuentran las relaciones con su familia después de lo acontecido?

El daño familiar y profesional es incalculable, sobre todo por la forma en la que fui tratado por la prensa, me siento realmente traicionado por alguien que debe haber creído que se beneficiaría con esta denuncia y la verdad no creo que hoy, viendo el daño colateral que esto causó, se sienta contento.

¿Qué reflexión general puede hacer sobre lo ocurrido?

Espero que el tiempo pase y la heridas cicatricen contando para ello con el apoyo incondicional de quienes me conocen y me han hecho sentir realmente querido y valorado. Lamento mucho lo acontecido, le pido perdón a quienes se sintieron afectados, espero algún día me perdonen, y a mi personal decirles que estoy sumamente orgulloso de haberlos tenido a mi cargo durante este tiempo. Fui castigado por este delito, judicial, profesional y socialmente. Pero mi orgullo y mi honor siguen intactos, yo asumí totalmente la responsabilidad (lo hice en todo momento y lugar) pasando por ello los momentos más duros sin duda de mi vida. En ningún momento traté de escapar de mi responsabilidad y de manchar a ninguna persona que no fuera yo. Estoy cumpliendo por ello la pena, por lo cuál espero recompensar en algo a la sociedad que pasa por momentos muy duros y que puede creer que con esto me enriquecí. Quiero dejar bien claro, que no fue así.