El gobierno colombiano anunció el pasado 26 de agosto un acuerdo alcanzado en La Habana, para instalar una mesa de negociaciones que se inaugurará en Oslo el próximo 8 de octubre y luego se desarrollará en la capital cubana.
El presidente Santos designó al abogado Humberto de la Calle Lombana, recordado por haber renunciado a la vicepresidencia de la república en 1996, Luis Carlos Villegas, presidente del consejo gremial, el general Óscar Naranjo, ex director de la Policía Nacional, Jorge Enrique Mora, comandante en Jefe del Ejército entre 1998 y 2002, Sergio Jaramillo, comisionado de Seguridad Nacional, Frank Peral que fue una pieza clave en la desmovilización de los paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe.
Este jueves la guerrilla nombró a tres de sus integrantes en la mesa de negociaciones: Iván Márquez, miembro del Secretariado y ex diputado de la Unión Patriótica; José Santrich, miembro del Estado Mayor y ex militante del Partido Comunista Colombiano y de la UP y Simón Trinidad, preso en los Estados Unidos desde 2004 e integrante de las anteriores negociaciones entre 1998 y 2001.
Roberto Saenz, concejal de Bogotá y hermano de Guillermo alias “Alfonso Cano” -líder de las FARC abatido en noviembre de 2011- conversó con Montevideo Portal sobre el nuevo proceso de negociación de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla.
Saenz comenzó su vida política en la Unión Patriótica, un partido creado a mediados de la década del 80, a partir de la coalición de sectores de izquierda y la desmovilización de varios grupos armados, entre ellos algunas columnas de las FARC y del ELN.
En 1986, comenzó una escalada de violencia contra la UP, acusada de ser el brazo político de las FARC, que culminó con el asesinato de miles de militantes del partido entre ellos, dos candidatos presidenciales, 21 legisladores, 70 concejales y 11 alcaldes.
En 1990, Saenz fue elegido por la UP, concejal de Bogotá, en el marco de la desmovilización del partido, que implicó también el regreso de algunos de sus representantes a la lucha armada.
Después de desempeñarse como diplomático en Ginebra, regresó a Colombia en 2002, siendo fundador del Polo Democrático Independiente y electo nuevamente concejal de Bogotá en 2007.
Este proceso de negociación parece ser muy distinto al impulsado por el gobierno de Andrés Pastrana a fines de la década del 90. ¿Cree que hay posibilidades de llegar a un acuerdo esta vez?
Sí, sin duda es muy distinto, es un clima nuevo de ambos lados. En el gobierno parece existir una decisión real de entrar en un proceso de negociación que conduzca a la paz. Encontramos en la delegación que fue nombrada por el presidente figuras de muy alto nivel y con características que a uno le permiten decir que acá hay intensiones serias de lograr ese proceso. Del otro lado, la guerrilla tiene una generación nueva formada más en el ámbito político, con una visión más aguda de su estrategia política más que militar. Sin duda hay un ambiente distinto, ojalá se llegue a un acuerdo permanente de paz.
¿Cree que ahora están dadas las garantías para que exista un partido como fue la Unión Patriótica, que pueda representar a la izquierda colombiana o aún persisten problemas de seguridad en ese sentido?
Ojalá no se repita la situación trágica de la UP, de la que fui miembro. El principal promotor de la situación que presentó con la UP estaba enquistado en el Estado. Hoy es sabido que muchos de los generales que estuvieron al mando de tropas fueron los promotores de la masacre contra la UP. No era una acusación gratuita que se le hacía en ese caso, ya hay condenas de varios de esos generales que desde su puesto de mando promovían la permisividad con el crimen o ellos mismos lo realizaban. Si esta vez el Estado está realmente comprometido con un proceso de paz, ese mismo Estado desarticulará o hará lo pertinente con quienes estén interesados en promover una nueva masacre contra algún partido político que pueda surgir de este proceso de paz.
¿Cómo cree que podría afectar la desmovilización de la guerrilla en el narcotráfico colombiano?
En muchos de los aspectos que se han venido señalando, los problemas en los que se metió la guerrilla fue por apoyarse en el narcotráfico como fuente de recurso. En las últimas horas informaron que uno de los comandantes más reconocidos fue fusilado por ellos mismos debido a la forma de vida que había asumido, penetrada profundamente por los vicios del narcotráfico. Ellos en el fondo sí reconocen que esto les causó una crisis moral y ética y entonces ellos tendrán que reconocer también que ese camino debe ser abandonado porque en muchos aspectos, su permisividad con ese negocio los condujo a la crisis. Van a tener que renunciar y denunciar todo lo que se hizo alrededor de este negocio tan nefasto y tan grave.
En lo personal, qué significaría para usted que estas negociaciones culminaran con la desmovilización de las FARC
Creo que es el triunfo de una larga génesis y la ambientación de un discurso mucho más político que militar en el seno de la guerrilla. Cuando asumió el mando, Alfonso Cano, ya representaba él, como los comandantes que hay ahora una nueva generación de guerrilleros formados en la política y sería el triunfo real de una convicción, que no debe cambiar desde el punto de vista de sus propuestas políticas, sino que lo que debe de cambiar es su método de lucha. En ese sentido creo que es el triunfo de la política y de la forma de entender las transformaciones del Estado colombiano. Es un repudio a la violencia como instrumento de lucha.