El candidato a la Presidencia del Frente Amplio, Roberto Conde, habló con Montevideo Portal sobre su candidatura, la capacidad de movilización del Frente Amplio, las cuentas pendientes de estos once años de gobierno, la situación de ANCAP y la corrupción en el sistema político brasileño.
Conde dijo que decidió ser candidato a partir de la iniciativa del ex presidente José Mujica y las conversiones con varios grupos e independientes frenteamplistas que “no se sentían muy representados por las otras candidaturas y querían marcar una línea política”.
“Mujica fue el que disparó mi nombre, pero no quiero vincular mi candidatura al nombre de Mujica, primero por el respeto que le tengo al Pepe, que me llevó al gobierno y me consideró un compañero de confianza y por el respeto que le tengo al MPP donde tengo entrañables compañeros. No pretendo sacar ningún tipo de beneficio de que Mujica me haya nombrado”, agregó
Consultado sobre su renuncia al Partido Socialista, Conde respondió: “Ya no tenía espacio para desenvolver mi idea política dentro del partido, guardando absoluto respeto por un partido al que le debo todo lo que ha sido mi vida pública. Mis ideas y mi forma de ver los objetivos no eran posibles dentro de la estructura del PS”.
Conde dijo que los candidatos se mueven en el marco de un acuerdo, más allá de los perfiles políticos que marque cada uno: “Yo tengo una nota crítica sobre el Frente Amplio actual, he marcado algunos tonos un poco más a la izquierda que el promedio. Creo que el FA tendría que haber profundizado más por la izquierda las cosas. Desde el año 2007 sostengo esta línea, el FA ha perdido algunas oportunidades de profundizar los cambios por la izquierda”, agregó.
Conde criticó a la oposición por sus cuestionamientos al gasto público: “Gastamos de la mejor manera que se podía gastar en Uruguay. La derecha tiene una receta fácil. Cuando las cosas van bien, le dejan a los pobres las migajas y lo que sobra, cuando las cosas van mal para los pobres no hay nunca”
En cuanto a la gestión de ANCAP, Conde hizo hincapié en la necesidad de inversión que tenía la empresa en 2005: “recibimos la principal empresa del país, convertida en chatarra, no podíamos producir portland, los hornos no funcionaban, estábamos contaminando el aire y la producción en el norte había llegado al mínimo para poder prender el ingenio (…) cualquier que hubiera querido recuperar la empresa tenía que arrancar perdiendo porque había que ir a buscar dinero”.
“Creo que el error de cálculo estuvo en que si no disponíamos de suficientes reservas propias las inversiones tendrían que haber sido más graduales. Se produjeron pérdidas también por otras razones vinculadas con el debate sobre si todos los costos de ANCAP fueron reconocidos para incorporarlos en el precio de los combustibles”, agregó.
Conde habló sobre la corrupción en el sistema político brasileño y recordó que el 10% de los imputados pertenece al Partido de los Trabajadores: “El PT podría haber dicho este sistema político está corrupto yo lo denuncio, así no se puede gobernar en el Brasil, pero no había votos para hacer la reforma política y cambiar las leyes electorales, el PT tenía solo el 23%. Si el PT provocaba ese estallido el gobierno se paralizaba y los compañeros no supieron definir cuál era la prioridad. Si denunciamos todo esto, no podemos gobernar. Si no podemos gobernar, prometimos hacer todas estas reformas y si el sistema político estalla no se pueden hacer. O reformamos el sistema o seguimos pagando para que nos voten las leyes y hacemos las reformas que le prometimos al pueblo brasileño, se enfrentaron a ese dilema”.
Consultado sobre sus expectativas para la fuerza política, Conde respondió que desea un Frente Amplio que se siga sintiendo portador del mandato de la izquierda: “Seguir luchando tenazmente en la búsqueda de otro mundo que es necesario y posible. La izquierda no puede resignarse a un mundo como el actual. Para todos los seres humanos no hay tarea más imperiosa que buscar otro mundo posible, otra forma de convivencia y relacionamiento de las sociedades y las naciones. El día que la izquierda se resigne a aceptar el status quo deja de ser izquierda”.