Abdelhadi Faraj es sirio y tiene 34 años (no 39 como se informó originalmente). Concurrió a la escuela en Hama, en su país, y comenzó a trabajar siendo muy joven en diversas ocupaciones: fue carnicero, trabajó en una verdulería y fue también mecánico en el taller de su tío.
Dejó Siria en el 2000 para evitar el servicio militar obligatorio, pasando a Irán y luego a Afganistán. En diciembre del 2001 fue detenido sin documentos por agentes paquistaníes en Tora Bora (Afganistán) y derivado -o "vendido", según sus abogados- a las fuerzas estadounidenses.
En junio del 2002 ingresó a Guantánamo y estuvo detenido allí durante más de 12 años, pese a que en el 2009 el gobierno estadounidense dio orden de liberarlo tras revisar minuciosamente sus antecedentes. Un año antes, sin embargo, un documento del Departamento de Defensa de Estados Unidos lo había considerado de "alto riesgo", tras afirmar que fue entrenado en operativos "suicidas" por Al Qaeda y que había sido parte de un grupo sirio de terroristas. Ninguna de estas afirmaciones pudo ser comprobada al revisar su expediente en el comienzo de la administración de Barack Obama
Esta semana, un informe de una comisión de Inteligencia de Estados Unidos reveló que las técnicas de interrogatorios usadas en Guantánamo incluían lanzar a los cautivos contra las paredes, desnudarlos, introducirlos en baños helados, hacerles submarinos, impedirles dormir durante más de una semana o incluso colocarlos en cajas del tamaño de un ataúd durante 11 días seguidos, entre otras torturas.
La semana pasada, Faraj llegó junto a otros cinco ex reclusos de Guantánamo a Uruguay para comenzar una nueva vida en libertad. Su defensa durante los últimos años estuvo a cargo de los abogados Ramzi Kassem y Nermeen Arastum, integrantes de la Escuela de Leyes CUNY (City University of New York)
Montevideo Portal dialogó con su abogada Nermeen Arastu sobre el presente de Faraj, su detención, sus años en Guantánamo y los informes de inteligencia de Estados Unidos.
¿En qué condiciones estuvo su cliente durante más de 12 años en Guantánamo?
Faraj estuvo detenido en la base naval de Guantánamo desde junio del 2002. Su tiempo allí fue muy pero muy difícil. En los primeros años de su reclusión fue sujeto a larguísimos interrogatorios, amenazas y reclusiones varias veces a la semana. No se le dio un acceso adecuado a cuidados médicos mientras estuvo allí. Hasta que se lo transfirió a Guantánamo estuvo retenido en muy malas condiciones. Por ejemplo, antes de ser enviado allí se lo mantuvo en una carpa en Kandahar (Afganistán) junto a otros 120 hombres, aproximadamente, en riesgo de contagio de enfermedades. Pasó por mucho y ha estado sufriendo este tipo de condiciones por casi 13 años. Lo más impactante de todo es que Faraj y todos los demás fueron declarados libres para ser transferidos hace más de cinco años. Tanto él como sus compañeros fueron retenidos sin cargos en su contra, sin acceso a un proceso justo y sufriendo el trama psicológico de estar en una situación indefinida, sin final a la vista ni posibilidades de justicia.
Se denunció que también fueron trasladados a Uruguay en muy malas condiciones. ¿Está al tanto?
Desafortunadamente, nuestro cliente nos contó que su vuelo a Uruguay fue en condiciones similares a las que sufrió en su viaje a Cuba 13 años atrás. Fue esposado, le taparon los ojos y lo trataron como a un prisionero estadounidense hasta que estuvo en manos de la custodia uruguaya. Fue tratado así pese a que el gobierno nos había asegurado que su traslado sería humano y no como las condiciones deplorables en las que fue llevado desde Afganistán a Cuba.
¿En qué condiciones físicas está?
Sicológica y físicamente ha pasado por muchísimo, pero creo que con buen cuidado médico, como el que tiene desde que aterrizó en Montevideo, podrá recuperarse completamente y ser un miembro activo y saludable de la sociedad uruguaya.
¿Cómo fue capturado Faraj y enviado a Guantánamo?
Cuando tenía 19 años dejó Siria para evitar el servicio militar obligatorio por dos años e intentó buscar trabajo en otro lado. Termino en Irán y desde Irán pasó a Kabul (Afganistán), donde fue carnicero y verdulero, por ejemplo. Después del 11 de setiembre del 2001 los Estados Unidos comenzaron a bombardear Afganistán y él necesitaba escapar para salvar su vida. Se dirigió a Pakistán, pero en la frontera entre Afganistán y Pakistán los Estados Unidos habían hecho una amplia publicidad anunciando que pagarían recompensas por cualquier hombre que estuviera huyendo de Afganistán. Faraj fue capturado desafortunadamente en una de esas situaciones: lo atraparon paquistaníes y no tenía pasaporte consigo en ese momento, por lo que básicamente lo vendieron a Estados Unidos, que lo derivó luego a Guantánamo.
Los reportes del Departamento de Defensa de Estados Unidos del 2008 aseguran que recibió entrenamiento para operaciones suicidas y que fue parte de un grupo sirio formado en base a distintas células terroristas. ¿De dónde sale esta información?
Todo eso fue descartado. Abdelhadi siempre negó y negará esas acusaciones, y el propio gobierno de Estados Unidos en el 2009 lo consideró libre para traslado después de una minuciosa revisión por parte de los servicios de Inteligencia. Todas las agencias vinculadas con la seguridad nacional revisaron sus archivos y concluyeron que no era peligroso, que no tenían nada de qué acusarlo, y que debería ser un hombre libre. Luego, los últimos cinco años se fueron en el proceso de encontrar un país al que pudiera ir. Es muy importante remarcar que no estuvo retenido porque fuera peligroso o porque los Estados Unidos tuvieran alguna prueba contra él, sino por la falta de capacidad para encontrar un país apropiado para que se estableciera.
El documento asegura que esa información fue obtenida de propia boca del detenido. ¿Pudo haber sido una confesión bajo tortura?
Desafortunadamente, una de las tristes realidades de este proceso es que el gobierno estadounidense, incluso cuando estaba dialogando con nosotros, sus abogados, no fue capaz de decir cómo obtuvo esta información. A veces ellos ni siquiera compartían la información que supuestamente tenían sobre nuestro cliente, bajo la excusa de que era material "clasificado". A pesar de que teníamos autorización de Seguridad no nos dieron acceso a esa información de nuestro propio cliente. Lo que sí sabemos es que Faraj y muchos otros retenidos en Guantánamo fueron sometidos a técnicas de interrogatorio brutales, y esa información pudo ser algo que alguien más dijo, o algo que nadie dijo, pero la realidad es que Abdelhadi ha negado todas estas acusaciones y el propio gobierno estadounidense las consideró infundadas. Dicho esto, sí creo que probablemente estas informaciones se originaron en los brutales interrogatorios. Nunca lo sabremos.
¿Qué puede decirles a los políticos y ciudadanos uruguayos que aún así tienen miedo de su presencia o su pasado?
Mi cliente ha hablado claramente en una carta abierta al pueblo uruguayo pero les diría que no tienen por qué creerme a mí o a mi cliente. El propio gobierno estadounidense lo declaró libre, lo que significa que concluyeron que no hay base real alguna en su declaración de que era peligroso. Todo lo que él quiere después de 13 años detenido es empezar una nueva vida. Tenía sólo 21 años cuando fue capturado y ahora tiene treinta y poco, por lo que tiene toda su vida por delante y está listo para reiniciarla. Está agradecido de poder hacerlo en un país como Uruguay.
¿Cuáles son sus expectativas aquí?
Lo primero que tiene en mente es aprender español. Quiere empezar las clases lo antes posible y también aprender sobre la sociedad; ha estado leyendo mucho al respecto pero quiere acostumbrarse a vivir en sociedad tras 13 años de reclusión, a modo de pequeña transición hacia la vida cotidiana. Luego de eso, a la hora de pensar en un trabajo, tiene habilidades como carnicero, ha trabado en puestos de frutas y verduras, está dispuesto a demostrar sus capacidades y contribuir a la sociedad en la forma que pueda. Lo primero es aprender español y alentar a la selección uruguaya de fútbol.
¿Planea quedarse en Uruguay?
Tenemos todos los indicios de que quiere quedarse allí y empezar una nueva vida, específicamente en Uruguay gracias a lo que ha leído del país y de su gente, de su compromiso con la justicia social (especialmente a través de José Mujica y su administración, que le ha parecido amable y generosa).
¿Piensa traer a su familia de Siria?
Abdelhadi viene de una familia muy grande y unida. Tiene esperanzas de reconectarse con ellos, ruega que hayan permanecido a salvo de la brutal guerra en Siria y espera reunirse con ellos en Uruguay