Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd
¿Cómo surgió el título del libro Malditos Números?
Hace ya unos tres años más o menos, Edmundo Canalda de Editorial Fin de Siglo me planteó la idea de hacer un libro sobre la matemática con un estilo descontracturado, jocoso, tratando de ahuyentar ese estigma de cuco que tiene la matemática. Apenas me puse a pensar lo primero que me vino a la cabeza fue que es algo que la mayor parte de la gente odia, entonces se me ocurrió el título. "Malditos Números" porque es así dentro de nuestra cultura. Si alguien no sabe quién era Dante Alighieri es considerado una persona inculta, pero si alguien no sabe quien era Isaac Newton o Galileo Galilei o qué fue lo que hizo, no necesariamente es considerado un inculto. Hay una depreciación de la cultura científica en general, no sólo de la matemática. Es más, en algunos ámbitos está bien visto decir “Yo odio la matemática”.
¿Es un mal de época? ¿Se está devaluando lo que la razón representa?
Eso es cierto, pero es muy distinto en otros países, como en Francia, en Cuba o Venezuela. Allí la Fundación Polar, que es la cervecera más importante de Venezuela, todos los años premia a los científicos más destacados y se pasa un corto de cinco minutos en todos los cines donde aparece una persona de forma entretenida y ágil, contando esencialmente qué era lo que él hacía en el trabajo de investigación. Eso es impensable en el Uruguay. Hay muchos lugares donde existe esa preocupación, en Italia por ejemplo en el año 96, 97 hubo una campaña contra el analfabetismo científico, en el cuál el gobierno italiano hizo toda una amplia serie de medidas, de edición barata de libros, de material audiovisual, buscando generar en la ciudadanía el conocimiento de las cuestiones más básicas de las distintas disciplinas. Vos lees el diario y estás permanentemente topándote con números; el PBI subió, bajó, la desocupación, subió, bajó, se proyecta tanto de inflación, permanentemente te estás manejando con matemática, con estadística, con números. Una encuesta electoral dio tanto, el margen de error es tanto. El ciudadano medio, ¿entiende lo que le estás diciendo, sabe lo que le están diciendo, puede tener juicio crítico? Mi sospecha es que no. Eso es una de las cosas que poquito a poquito hay que revertir. Lo que yo he intentado hacer desde mi trabajo como docente de matemáticas es llamar la atención sobre lo importante de abrir la cabeza a otras cosas, no caer en el mismo pecado en el otro extremo, prestarle atención a la música, el arte, la literatura, la cultura, salir a caminar, a vivir la vida porque en definitiva la matemática es parte de la aventura humana y la aventura humana es una sola. Tengo la suerte de que muchos alumnos míos se han doctorado en lugares de mucho reconocimiento y les ha ido muy bien y decenas de miles de alumnos que he tenido en 22 años de docencia, la mayor parte cuando me los encuentro, particularmente en estos días, vienen a darme su abrazo, su cariño y eso no hay nada que te lo pague.
¿Por qué crees que se llegó a esta situación?¿Por qué no se logró en nuestro país un contacto más humano con la matemática?
La explicación es multifactorial. Evidentemente el papel de la dictadura fue un elemento muy importante para el descaecimiento de todo el sistema educativo y en particular de la matemática, eso es indudable, pero creo que hay una razón más de fondo que viene mucho más atrás. La capacidad de analizar información, de digerirla, de contenerla, es una herramienta fundamental para que el ciudadano sea una persona libre, pensante, crítica, y eventualmente rebelde.
Formar miles de millones de personas críticas, pensantes implica una inversión bestial para los grandes sistemas de poder, los que de alguna manera son los que tienen la sartén por el mango. Es mucho más práctico y funcional que la mayoría de la gente esté alienada de esa capacidad que no pueda criticar. Que lea cualquier medio y que diga mirá cómo es y punto; que no tenga la capacidad de contrastarlo, de analizarlo, de razonarlo, que poco a poco vaya concentrándose en contenidos cada vez más pobres, que vaya disminuyendo la capacidad de concentración y por lo tanto su capacidad de rebelarse contra cosas que no le gusta. Y una minoría selecta que se dedica exclusivamente a estudiar los temas de punta como para que produzcan el desarrollo tecnológico y el descubrimiento científico. Ese modelo de una elite que produce el volumen necesario de conocimiento como para que la tecnología y la economía avance y una gran masa alienada de ese conocimiento, es una de las formas más eficaces de dominación.
¿Cuándo escribiste el libro?
El libro estaba pensado para terminarse en marzo de 2008, pero en ese momento era necesaria una revisión final y se me propone la vicepresidencia de Antel. Después la dinámica de trabajo de Antel me absorbió, no sólo por una cuestión de tiempo, sino una cuestión de cabeza, estaba enchufado en otras cosas y cuando renuncié al cargo, Edmundo me dijo ¿Por qué no terminamos? Ahora tengo la serenidad y el tiempo necesario. Antel es una etapa muy querida en mi vida, guardo enorme cariño por la empresa y por los compañeros de trabajo pero ya está, es parte de mi pasado, ahora tengo de vuelta la capacidad de poner la cabeza en estas cosas. Y para mí significa, después de pasar por una situación con sus aspectos crudos y difíciles, tratar de pensar hacia adelante y tratar de ver qué cosas son las que uno puede aportar su opinión. Yo ahora escribo en algún medio como lo hacía antes, escribí este libro, hago cosas no muy distintas de las que hacía antes y creo que deben ser juzgadas por lo que contienen y no por el prejuicio que cualquier persona se puede haber formado sobre quien la escribe, el mensaje no vale por el cartero.
¿Por qué decidiste renunciar a la vicepresidencia de Antel?, ¿fue una forma de facilitarle las cosas al presidente Vázquez?
Siempre he sido un jugador de equipo, me siento parte de una aventura colectiva, no estrictamente en el sentido partidario de gobierno, soy parte de un compromiso colectivo en mi manera de ver la vida, no veo como ajeno que la gente en Indonesia esté relojeando el mar para ver si viene o no viene el Tsunami, me siento parte de la aventura colectiva a distintos niveles y uno de esos niveles es el compromiso con la gestión.
Estuve 48 horas incomunicado, no sabía absolutamente nada de las noticias que salían en la prensa. No tengo ningún contacto con el mundo exterior, cuando me toca ir al juzgado por primera vez y veo todas las estaciones satelitales de los canales de televisión, ya era claro que la opinión pública había juzgado, independientemente de que la Justicia no lo haya hecho. Después lo verifiqué, con matices, era una visión de una persona que no estaba en condiciones de ejercer el cargo que tenía. Mi presencia significaba un posible factor de irritación, o de descrédito a Antel y a la administración. Inmediatamente tenía que dar el paso al costado, es lo que corresponde. Nunca contesté, ni respondí a las calificaciones a mi persona y no lo voy a hacer ahora, se habló mucho de mi persona pero se habló muy poco de lo que hice en Antel. Así yo tuviera 1500 cosas para decir, había una imagen ya instalada y eso no era reversible, por lo menos en el corto plazo. Lo único que podía hacer era lo que hice y lo que debe hacer un militante por una causa colectiva. No pensar en si yo tengo razón o no tengo razón, si esto es justo o no es justo, si está bien o está mal, sino pensar si aporto o no aporto.
¿Hay que serlo y parecerlo?, ¿no basta con serlo?
No se trata de eso, porque nadie dijo que yo pareciera nada, mucha gente dijo lo que yo "era". Hubo muchas afirmaciones sobre cómo es mi personalidad, cómo es mi conducta.
Y no coincide con la imagen que tenés de vos mismo…
No sé si sólo yo, mucha gente que habló de mi personalidad no me conoce, por ejemplo cuando fueron por el barrio a preguntar quién era yo, sonó una campana bastante distinta a la que más repicó. Ahí mis vecinos hablaron del Gonzalo que conocen todos los días, de cuál fue su actitud frente a la vida siempre y eso ocupó un lugarcito, otras cosas ocuparon mucho más lugar, entonces no sé eso de serlo y parecerlo.
¿Admitiste ante el juzgado haber simulado el delito?
No puedo formular ninguna declaración sobre lo que forma parte de la causa judicial, todo esto que te comento, te comento porque forma parte de la experiencia vital entorno a esto, pero de lo que haya ocurrido durante la pesquisa policial y judicial no puedo decir ni una sola palabra hasta que el proceso termine y el día que termine diré lo que sea de interés público, pero de mi vida privada no voy a decir nada nunca, porque no me parece que sea sano.
¿Te molestó que te trataran de loco?
Ni me molestó, ni me dejó de molestar. ¿Qué quiere decir loco? Somos concientes de que este es el país con la tasa más alta de suicidio en la región? ¿Sabés cuántas veces a mí me pasó de darme cuenta de que algunos estudiantes de la facultad de ingeniería estaban a punto de suicidarse porque estaban con un cuadro depresivo de la gran flauta? algunas veces se suicidó algún chiquilín. ¿Cuántas tipos de enfermedades o patologías sicológicas hay en el Uruguay¿ ¿Este no es uno de los países donde se consumen más ansiolíticos, más antidepresivos? ¿Qué más vergonzante es tener un problema sicológico, que tener asma o tener un problema hepático? ¿En qué mundo estamos? ¿Estamos en el siglo XVII o estamos en un mundo moderno donde este tipo de patologías tiene una incidencia muy alta por una razón seguramente muy ligada al ritmo vertiginoso que llevamos y donde la civilización ha ido evolucionando como para entender problemas clínicos que no deben ser jamás objeto de vergüenza?
Que me traten de loco, en el sentido de tener un problema sicológico, es como si me trataran de asmático para mí, salvo que haya alguien que piense que hay que recluir a los locos en un rincón; va a quedar afuera el 15% del Uruguay porque todo el resto por algún lado o por otro tiene algo para arreglar. No es muy lindo el estilo, la conjetura, meter a la familia en el medio, esas cosas no gustan mucho. Yo tenía un cargo público, junto con otras personas hice unas cuantas cosas, nadie me podrá decir que hice la plancha, algunas de ellas a lo mejor generaron aversiones, fui objeto de amenazas, fui objeto de agresiones, eso es absolutamente cierto y no está en cuestión.
¿Hay espionaje empresarial en las telecomunicaciones en Uruguay?
No lo puedo afirmar, no tengo ningún elemento para afirmarlo.
¿Existieron amenazas?
Eso no está en cuestión. La causa que está abierta por simulación de delito responde exclusivamente al episodio del sábado 11 de julio. Lo que quiero decir es que durante ese tiempo de acoso muy importante, pude haber generado alguna aversión de gente que no me quería bien, al punto tal de que llegó a ponerle un tiro a mi ventana. Eso por un lado, habla de un estado de tensión y estrés, eso no lo dudo ni un instante. Estaba sometido a un nivel de estrés muy importante, que no le deseo a nadie, no es nada agradable estar todos los días mirando para todos lados. Es de esperar también que cuando ya adquiriste cierta mediatización por esos incidentes, que la gente piensa que en el Uruguay no pasan, después de haber estado en un cargo público con cierta relevancia, y de tener gente que evidentemente no te quiere, era obvio que iba a haber una amplificación o una repercusión importante, dos más dos es cuatro. También al lado de eso estuvo la solidaridad de todo el barrio, de mis amigos, de mucha gente desconocida. Yo fui a hacer un trámite del BPS, recién había vuelto a mi vida normal y la señora que recibió mis papeles dijo "¿Usted es?" y yo le dije "Sí soy yo" y me dio un abrazo y un beso. Eso habla de un Uruguay muy profundo, muy noble, que no patea al caído. No estoy caído, pasé por una situación muy dura, estoy involucrado en un proceso judicial y sigo adelante con otras cosas, tratando de perseguir siempre los mismos objetivos. Lo que sí no puedo dejar de conmoverme frente a toda esa gente que hizo lo mismo que a mí me gusta tratar de hacer, la gente que dijo "no quiero saber lo que pasó, quiero saber qué precisás".
Esto fue un golpe, yo soy un luchador que toda la vida he luchado, desde muy chiquito, nada me lo regalaron, lucharon enormemente mis viejos, a quien le debo lo más importante que tengo en la vida. Una lucha en lo personal y en lo social, a los 14 años repartía volantes por el No, para el plebiscito del 80, a los 16 por el voto en blanco para las elecciones internas del 82 y en el 83 me afilié a la Juventud Socialista del Uruguay, es una vida donde he pasado por diferentes países, siempre traté de participar, en mi cabeza no entra el hacer la mía. Los luchadores se llevan golpazos, los golpazos no son siempre culpa del otro, eso no es razonable, los golpazos tienen parte de responsabilidad propia, una de las primeras cosas es la autocrítica y decir, qué hice mal, qué tengo que hacer para salir del golpazo. No llore mi hijo siga adelante, y en eso estoy. Ahora escribí Malditos Números, escribir un artículo de vez en cuando, dar clases, ayudar al CODICEN en la evaluación de la enseñanza de la matemáticas, ese es mi lugar ahora y me siento muy a gusto con ocupar ese lugar.
¿Reconocés que tuviste una conducta falta de ética? Una cosa es tener un problema y otra es intentar engañar a las autoridades.
Sobre eso hablé en la Justicia y hablé con quien corresponde hablar, no voy a agregar ningún comentario público.
¿De aquí en más entonces es seguir reivindicando a la matemática como una herramienta de liberación?
Más que una reivindicación es una construcción porque en realidad nunca ha estado muy instalado eso. Reivindicar sería volver a valorar lo que alguna vez se valoró y la matemática nunca estuvo muy valorada en nuestra cultura. Un grande como José Luis Massera, uno de los científicos más grandes de América Latina, sólo lo vi en la prensa dos veces; cuando estuvo preso de la dictadura y cuando murió en 2002. No vi artículos cuando él estaba vivo hablando de lo que él había hecho y he visto entrevistas de cinco páginas a personas que respeto pero me parece que su aporte al avance de la humanidad comparado con el de Massera es más que discutible. Creo que hay una inconciencia del valor de la matemática en Uruguay, porque no se considera parte de la cultura. ¿Qué puedo hacer? No puedo hacer una superproducción, pero puedo escribir un libro para concienciar, hacerlo a través de mis clases, de mi actividad, lo que esté a mi alcance lo voy a hacer.
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