Entrevistado por Montevideo Portal, Aguirre habló la calidad actual del debate, los modales de los legisladores y aprovechó para contar alguna de las anécdotas que no incluyó en su libro.
¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?
En realidad la idea fue de quienes presentaron el libro Alejandro Végh Villegas y Eduardo Arteaga Hill con los que en múltiples conversaciones, que hemos mantenido en el Expreso Pocitos, conté estas anécdotas, que no las viví, sino que me fueron narrados por Juan Pivel Devoto, Carlos Julio Pereyra, y alguna vez por Dardo Ortiz. Ellos empezaron a decir que eso iba a quedar en el olvido, que estaba en mi memoria y en la de otras personas que iban muriendo y que tenía que pasarlo a un libro. Yo alegaba que no tenía tiempo, que estaba absorbido por mi profesión y que no me podía poner a escribir un libro por más que fuera breve, como es este. Al final me arrancaron una promesa de hacerlo y yo dije que tenía que ser en una feria judicial y fue en el mes de enero, creo que del año pasado, lo completé en semana santa y después pasaron meses en los que se transcribieron los originales porque yo sigo escribiendo manuscrito, no me he adaptado nunca a las computadoras y una colaboradora del diario El País, Marianela, me lo transcribió todo. Con ese material fui a la editorial Fin de Siglo y aquí está el libro.
¿Cómo fue la selección de las historias y su adaptación para que fueran publicadas?
Cuando hay una ironía, una burla, o una agresión verbal en episodios parlamentarios entre dos personas, uno queda mal parado y el otro queda bien, entonces cuando el desequilibrio intelectual era muy grande, no se puede mencionar a la persona porque hay parientes o gente que lo apreció y que por más que supieran que no era su fuerte la capacidad intelectual hay que respetar a la gente. Hay algunas anécdotas que son muy gruesas por las palabras utilizadas, que pueden haber sido muy graciosas pero son impublicables. Algunas quedaron porque yo tampoco tenía tiempo para seguir agregándole al libro. Una cosa que yo quise incluir pero no pude porque no me fue posible encontrarlo fue un debate que se produjo a fines de enero de 1886 entre Julio Herrera y Obes, entonces ministro de Gobierno y Francisco Bauzá, dos notables oradores discutiendo sobre el proyecto de ley para desterrar a Santos que volvía de Europa al saber que había sido desmantelada la estructura militar, los batallones que él había dejado pensando en retomar el poder o controlar la situación. El debate fue formidable, pero eso no lo encontré, eso no tenía nada de gracioso pero lo iba a publicar para que se viera el nivel intelectual y la calidad oratoria de aquellos legisladores del siglo XIX. Luego Julio Herrera y Obes fue presidente de la República y Francisco Bauzá fue su ministro de gobierno, es decir que superaron los enfrentamientos del pasado para trabajar juntos por el país, igual que sucedió con Carlos María Ramírez que compartió el gabinete con Francisco Bauzá como ministro de Hacienda y en su juventud se habían batido a duelo. Fue un duelo terrible, una pistola estaba cargada y la otra descargada y la cargada le tocó a Carlos María Ramírez que por suerte tiró al aire. Bauzá le dijo que esas no eran las condiciones del duelo y Carlos María Ramírez le respondió que él no había venido a matar a nadie. Terminaron todos juntos trabajando por el país.
Hay una anécdota que no está en el libro, que me hizo mi fallecido amigo Luis Crisci, que fue diputado muy joven entre 1966 y 1971. Un día el juvenil Luisito entró en la Secretaría de la Cámara y comentó “qué desastre hay varios legisladores que no saben nada de derecho”, era la Comisión de Legislación del Trabajo, entonces Collazo Moratorio le dijo “En materia de parlamentos hay una regla universal cada parlamento es peor que el que le antecede”. Yo puedo dar fe que cuando me incorporé al Senado, en 1985, si bien no estaban esas grandes figuras del pasado, con un discurso extraordinario estaban dos futuros presidentes de la República, Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle. Además había dos oradores estupendos como Dardo Ortiz y Rodríguez Camusso, más allá de a qué partido pertenecía cada uno; Eduardo Luis Aguirre, Hierro Gambardella, Carlos Cigliutti, de gran cultura, conocimiento histórico y gran polemista. En la bancada nacionalista estaba Carlos Julio Pereyra, Alberto Zumarán y en la bancada del Frente estaban Hugo Batalla y Enrique Martínez Moreno, este un poco disminuido por un parkinson pero igual cuando hablaba había silencio en sala. El nivel era de gente muy capacitada. Yo he entrado al Senado en esta legislatura porque soy el suplente del Dr. Larrañaga y fui a alguna sesión y es algo que da pena, ver el descenso que se ha producido de legislatura en legislatura. Ya en la que yo presidí de 1990 a 1995 el nivel había bajado, pero había gente muy capaz, o con experiencia parlamentaria, Walter Santoro, Ignacio de Posadas, Astori, Korzeniak; en el Partido Colorado estaba Juan Carlos Blanco, alguno se molestará porque lo nombro pero era un legislador estudioso, responsable.
Había una docena de personas de muy buen nivel, en la primera que integré había 20 de muy buen nivel. Ahora cuando yo ingresé en esta legislatura encontré al Dr. Sanguinetti, pero un poco cansado con ganas de no intervenir en los debates, el senador Alfie que es muy estudioso, muy responsable y muy inteligente, pero su vocación es la economía, no la oratoria en el derecho. El senador Heber, que lleva cinco legislaturas, Penadés es un hombre inteligente, Sergio Abreu cuando interviene. No es que esté desmereciendo a los legisladores actuales, creo que es un fenómeno de la sociedad, no hay grandes actores, no hay grandes jugadores de fútbol ni de basquetbol como había antes. A nivel universitario, los docentes extraordinarios que existían en la Facultad de Ingeniería, Derecho, Medicina, hoy no existen. Es un descenso general del nivel de cultura de la sociedad que hoy se refleja también el Parlamento. Los parlamentarios cumplen su mandato, hacen las cosas lo mejor que pueden. El pueblo los eligió, por algo los eligió.
¿El debate parlamentario influye en las decisiones de los legisladores o las decisiones se toman en otro ámbito?
Las decisiones se pueden tomar adentro del recinto, o en un cuarto intermedio o son decisiones que vienen predeterminadas de antemano, pero creer que un legislador casi por azar fue convencido en el ambulatorio, eso no. Lo que ocurre y ocurría antes es que alguno de los legisladores que no habían estudiado el tema, confiaban en la capacidad de algún otro legislador. Hay un cuento de cierto legislador que durante la famosa interpelación de Carlos Julio Pereyra y Jorge Peirano Faccio, un legislador joven dijo “qué bien que va la interpelación”, no esperaba que una persona de tanta formación jurídica como el Dr. Peirano Facio haya sido llevada contra las cuerdas por el prof. Carlos Julio Pereyra que no tenía formación jurídica ni académica. Ante eso, Carlos Julio Pereyra le dijo, “bueno entonces espero que usted vote la censura”, “ah no, yo voto lo que vota Don Martín”, le respondió por Etchegoyen.
¿Cómo evalúa la actual relación entre la sociedad y el Parlamento?
La sociedad está muy alejada de la actividad parlamentaria, no comprende cómo funciona y en general no le interesa. Le interesa cuando dos legisladores se toman a golpes de puño o amagan, de eso también tiene la culpa la prensa. Antes había cronistas parlamentarios que eran maestros de la pluma y sabían destacar lo que correspondía ahora prácticamente no hay crónicas parlamentarias, lo que hay es interceptar a un legislador por los pasillos y preguntarle algo que pueda ser urticante, pero nunca lo interrogan por lo que pueda ser un proyecto de Ley, en estas legislatura han salido varios proyectos de Ley disparatados llenos de inconstitucionalidades y nunca vi que se acusara a nadie. La sociedad no percibe la importancia de lo que se hace en el Parlamento, bien o mal pero es importante. En otros tiempos había una interpelación y las barras estaban llenas, era común que hubiera ciudadanos que fueran a la barra, aunque sea para ver el debate y para ver cómo hablaban determinados legisladores. Me acuerdo en mi primera intervención parlamentaria que fue como miembro informante de la Ley de Amnistía que determinó la liberación de todos los presos políticos, entre ellos el hoy senador Mujica, Fernández Huidobro, Topolansky Saavedra; cuando yo terminé mi informe, alguien me dijo “el Dr. Batlle le quiere hablar, está en el ambulatorio”, me dio un abrazo, para lo cual se tuvo que agachar y me dijo: “me hiciste acordar al Dr. Etchegoyen”.