En lo que va del año murieron 31 personas en las cárceles uruguayas. Parece que no han cambiado mucho las condiciones de reclusión en el sistema carcelario.
Los problemas están repitiéndose, la cantidad de muertos supera las cifras históricas. La violencia en sí constituye un elemento grave pero a su vez esa violencia es la expresión sintomática de problemas más profundos. Cuando hay violencia permanente es porque hay algún tipo de mala práctica institucional. Es como la fiebre en el cuerpo, hay problemas de fondos que se expresan a través de esa violencia.
¿Cuánto crees que incide el interés de la sociedad por las personas privadas de libertad ien las decisiones políticas que se toman?
No debería incidir. La gente en general está muy molesta con la población carcelaria con quienes cometen delitos, esa forma de reacción no puede ser el punto de referencia para las políticas de privación de libertad. El único parámetro que tiene que tener en cuenta el Estado son las normas.
Tenemos un 60% de reincidencia, es una cifra histórica, que parece inamovible
La promesa del presidente Tabaré Vázquez, cuando era candidato de que iba a bajar la reincidencia a un 30% no la va a cumplir. Puedo decirlo con seguridad porque no se están dando los pasos necesarios para que se cumpla. La meta era alejada de la realidad, pero más lo es mirando el rumbo que tomó el gobierno.
El Ministerio no puede hablar de la connivencia (entre policías y reclusos) cuando facilita la connivencia, cuando permite que haya celulares en el Comcar, siendo el Comcar el establecimiento donde se producen la mayoría de las muertes. La presencia de celulares sin bloquear en ese establecimiento y en otros, salvo Libertad, donde se han bloqueado, permite a grupos criminales tener la posibilidad de coordinar el crimen organizado los siete días a la semana. ¿Cómo el Ministerio sale a hablar de una connivencia entre el sistema carcelario sin aportar las pruebas?
¿Por qué crees que el Ministerio permite el funcionamiento de celulares en el COMCAR?
Porque no existe la voluntad de terminar con ese problema. La acción es la medida del interés; hay acción, hay interés; no hay acción, no hay interés.
¿Por qué crees que delinque una persona?
Hay una serie de factores, el primero no el único, es la incidencia del consumo de drogas, particularmente la pasta base. Vimos a partir de la irrupción de la pasta base en nuestra sociedad cómo fueron cambiando algunos códigos y cómo cada vez muchachos más jóvenes empezaban a delinquir más tempranamente. Eso lo vi en primera línea, en los juzgados en las cárceles. El Estado no ha dado una respuesta satisfactoria en ese plano, ¿cuántas camas tiene el Portal Amarillo? ¿Qué posibilidades de internación permanente o de atención ambulatoria? El nivel de respuesta que la sociedad requiere es mucho más alto. ¿Cuántas de las personas que delinquen lo han hecho en ocasión del consumo de drogas o están vinculados al consumo o tráfico de drogas? ¿Cuántas personas privadas de libertad están en carrera activa de consumo? ¿Tres cuartas partes de la población? No se puede determinar.
Estamos hablando de varones, en un 93% y en su mayoría jóvenes, más del 70% tienen menos de 35 años.
Uruguay mantiene la segunda tasa de privación de libertad más alta de continente después de Chile. Se encarcela cada vez más temprano a más jóvenes con un resultado muy pobre, porque ese resultado se mide en función de la reincidencia, las cosas se están haciendo mal.
¿Qué opinión le merecen las experiencias como la cárcel de Punta Rieles, donde según cifras del gobierno la reincidencia no supera el 2%?
Lo que aportan ese tipo de buenas prácticas es la evidencia empírica de que si se hacen las cosas bien, se obtienen resultados ese es el concepto. Es incomprensible que una experiencia como la del CNR se haya desmantelado. ¿Por qué la cárcel El Molino que comenzó bien en 2010, la han ido desmantelando? Es realmente difícil entender cómo cuesta emular lo bueno.