Las primeras fechas de recepción de mochilas serán este viernes 3 y sábado 4 de febrero de 17 a 20 horas en Espacio Lúdico (Luis Alberto de Herrera 1493 esquina Demóstenes).
Los interesados en donar mochilas o aportar de otra forma, se pueden contactar por las siguientes vías: escribiendo a [email protected] o dándole me gusta a la Fanpage: Mimochi Uruguay , en Facebook, y escribiendo ahí.
Siete mujeres jóvenes, todas ellas uruguayas de entre 36 y 38 años, madres de hijos chicos, idearon un proyecto voluntario que contagia energía y ganas de aportar al prójimo: "Mimochi". Se trata de una singular iniciativa destinada a entregar a los alumnos de la escuela 226 del Cerro Norte -apuntando a que ésta sea sólo la primera, no la última- mochilas con todo lo necesario para el nuevo año de clase.
Son amigas desde hace décadas, la mayoría de ellas desde los años de actividad en el movimiento juvenil judío al que asistían: Paty Albojer, Gaby Fleiss, Noemí Geppert, Nathalie Macadar, Patricia Rachjnudel, Rosina Singer y Debbie Durlacher.
Con esta entrevista en grupo, apostamos a aportar a la difusión de un proyecto hermoso, exhortando a través de estas líneas a todos aquellos lectores que puedan, a sumarse con su propio aporte.
Me enteré de vuestro proyecto por la página de Facebook de una de ustedes, Debbie, y capté ya en lo escrito el entusiasmo que las embarga. No podía dejar de sugerir aportar a su difusión así que aquí estamos pues conversando. Cuéntenme un poquito ante todo cómo compartir esto con los lectores...o sea..¿quiénes son ustedes, las promotoras y realizadoras de este emprendimiento?
Somos íntimas amigas que nos conocimos en su mayoría a través del movimiento juvenil al que íbamos en el marco de la colectividad judía, hace más de 20 años.
Somos amigas desde hace muchísimo tiempo y hemos compartido miles de momentos juntas. Muchos de estos, están vinculados con la maternidad y la crianza de nuestros hijos. Creo que eso nos da una mirada especial sobre las cosas, que en este caso se plasma en las ganas de acercar a niños que lo necesitan, mochilas como las de nuestros hijos, y alegrar así su comienzo de clases.
Cada una de nosotras se dedica a algo diferente, pero entre otras cosas, nos une un ideal: soñamos con una sociedad mejor. Y cada hecho concreto, por más pequeño que sea, sabemos que contribuye.
¿Cómo se les ocurrió algo así? O sea...sé que una idea surge, viene a la cabeza, y no siempre uno sabe cuál es el mecanismo...pero quizás sí tengas una explicación, una afinidad especial con especial...
Siempre tuvimos la idea de crear un proyecto para ayudar a otros. Hasta ahora, las responsabilidades de la vida cotidiana no nos habían permitido hacerlo y tampoco habíamos encontrado algo adecuado. Hace unas semanas, nos enteramos de la existencia de proyectos como este en otros países de América Latina. Al ver que estaba al alcance de nuestras manos implementar algo similar en nuestro país, nos pusimos a trabajar. Entre cenas de amigas, que comenzaban después de largas jornadas laborales y de dormir a nuestros hijos, fuimos dándole forma a Mimochi. Después, cada una compartía con su familia las ideas conversadas. Así fue que nuestros maridos e hijos también ayudaron; como ejemplo, el nombre del proyecto surge de nuestros niños.
No esperábamos que todo fuera tan rápido, pero en esta oportunidad experimentamos más que nunca el poder de las redes sociales. No dejamos de emocionarnos y sorprendernos con la respuesta y la solidaridad de la gente. Nos dimos cuenta de que hay muchas personas con ganas de colaborar y que proyectos como estos convierten esas ganas en acciones.
Ustedes apuntan ante todo a conseguir mochilas con útiles prontas para alumnos de una escuela del Cerro, pero también a través de eso, a la transmisión de valores ¿verdad?
Así es. Nos gustaría aclarar que nuestro primer objetivo es entregarles mochilas a todos los niños de la escuela 226 del Cerro Norte. Pero no es el único. Gracias a la respuesta que estamos teniendo, esperamos seguir sumando otras instituciones y niños al proyecto. Pero además, como dijiste, está la transmisión de valores. Sentimos que es una excelente oportunidad de concretar con nuestros hijos una acción solidaria, y así además de educar con el ejemplo. También los acercamos, aunque sea un poco, a una realidad que no conocen. Armar con ellos la mochila para otro niño, que si no fuera por el proyecto empezaría las clases sin los materiales básicos, es una actividad educativa desde todo punto de vista. Además, ellos nos ven trabajando en esto, ven nuestro entusiasmo y nuestra emoción y la entienden. Creo que al soñar con un futuro mejor, soñamos también con que nuestros hijos sean personas solidarias y comprometidas. Y vivencias como estas quedan grabadas en su memoria.
¿Alguna anécdota para compartir respecto a lo que les dicen los chicos?
En nuestras casas pasa de todo, y más ahora que los niños estás de vacaciones. Nuestros hijos han hecho diferentes cosas, desde ir a sus cuartos, por motivación propia, a buscar materiales para donar; es muy lindo ver el cuidado especial que ponen en que las cosas estén en perfectas condiciones. Los más grandes, pensaron publicitarlo en Instagram, una red que nosotras manejamos poco... lo nuestro generacionalmente sigue siendo el Facebook. También hicieron una lluvia de ideas espontánea, donde surgieron ideas como la de armar una campaña con los hinchas de sus cuadros de fútbol. Hasta nos llegaron a pedir que el año que viene que empecemos con más tiempo así podíamos juntar más mochilas y ellos podían promocionarlo entre sus compañeros de clase.
Divino.
Un ejemplo concreto de cómo nuestros hijos perciben este trabajo de manera diferente al que hacemos cotidianamente, es el respeto y la paciencia que nos tienen. Como anécdota, el otro día, en medio de un juego con agua, uno grito: "mamá, si no estás trabajando en Mimochi, ¿me podés alcanzar un balde?"
Genial, me imagino la escena...Detengámonos por un minuto en la escuela del Cerro. ¿Por qué esa, la 226?
Buscamos una escuela que lo necesitase, pero también era fundamental que estuviera abierta en ese momento para poder contactarnos y ofrecerle nuestra ayuda. La escuela 226 abre sus puertas en enero y pudimos hablar con la directora, que recibió la propuesta con mucho entusiasmo y alegría. Cuando comenzamos a hablar con ella, pensaba que íbamos a hacer una donación de 10 mochilas, por eso, cuando vio la magnitud de nuestros objetivos, quedó encantada con la posibilidad de que tantos niños empezaran las clases con una mochila completa.
Lo mejor de todo es que, como ya comentamos, con la cantidad de donaciones y gente comprometida hasta el momento, esperamos completar toda la escuela y no solamente primero como habíamos pensado al principio. Eso sería un diferencial importante para nosotras y obviamente que también para ellos.
Claro que esperamos llegar a más lugares y nos han escrito personas que trabajan en otras instituciones que también lo necesitan, así que ya tenemos posibles lugares con los cuales continuar con Mimochi.
¿Les parece que tiene algo que ver en todo esto la educación judía que recibieron?
En el movimiento juvenil aprendimos a armar y a gestionar proyectos mucho antes de que cualquier carrera o trabajo nos lo enseñara. Aprendimos a trabajar en equipo y a comprometernos desde el corazón con cada emprendimiento nuevo. Pero por sobre todas las cosas, crecimos con la convicción que nuestros actos pueden ayudar a otros. Que mejorar la sociedad en que vivimos no sólo está a nuestro alcance sino que es nuestra responsabilidad. Aprendimos también a soñar en grande. La educación judía que recibimos, tanto en nuestros hogares, en las instituciones educativas formales, como en el movimiento, siempre estuvo volcada a ayudar al prójimo, a ser solidarios y generosos. Esos valores están muy dentro nuestro y son los que nos mueven a armar un proyecto como este.
¿Cómo se medirá el éxito del proyecto? ¿Cuántas mochilas completas quieren juntar?
La verdad es que ¡ya consideramos un éxito el proyecto! Por contarte algunas anécdotas, en este momento está viajando una mochila de Tarariras para un niño del Cerro. Gente de Argentina, Chile e Israel se ha contactado porque quieren donar sus mochilas a pesar de la distancia. Hoy vino a casa una chica con dos mochilas, tan emocionada por poder ayudar, que terminamos llorando juntas.
Cuando empezamos a trabajar el proyecto nos pusimos el objetivo interno de entregar mochilas a los niños de primer año de la escuela 226, unas 80 mochis. Creíamos que era un objetivo alcanzable y no queríamos frustrarnos. Pero a pocas horas de dar vida a Mimochi, ya habíamos superado con creces este objetivo. Hoy ya soñamos con cubrir toda la escuela y estamos contactando a otras instituciones para sumarlas, si alcanzamos -esperemos que sí- este objetivo.
Creo que una buena forma de exhortar a la gente a donar, es recordarle la emoción que todos sentimos de niños cuando empiezan las clases, de preparar el portafolios o la mochila ¿verdad?
Claro, eso lo pensamos desde el principio, y lo pusimos en el racional del proyecto. Tratamos de que todos puedan ver en el inicio de clases la ilusión de cada niño. Y desde luego que la mochila y los materiales que lo van a acompañar durante todo el año son importantes, porque a veces en esas pequeñas cosas se depositan otras. Y soñar con las sonrisas de los niños al ver sus nuevas mochilas es una idea que nos emocionó desde que empezamos con el proyecto, y sigue emocionándonos ahora.
Unas preguntas prácticas
¿Qué hace una persona que no puede comprar algo nuevo para donar pero sí puede por ejemplo donar mochilas usadas de sus hijos ya crecidos?¿Se acepta?
La idea de base es recibir y entregar mochilas armadas, pero sabemos que no todos pueden hacer un gasto así, por eso aceptamos lo que la gente pueda dar. Todo es bienvenido. De hecho, las mochilas no tienen que ser nuevas, sino que pueden ser usadas, siempre que estén en buenas condiciones.
Hay gente que quizás pueda donar materiales, otros libros de cuentos que sus hijos ya no leen, y así iremos armando mochilas para entregar. Por ahora la mayoría de la gente está comprometiéndose con dar la mochila completa, pero como te dije, aceptamos también donaciones por partes, porque para nosotras es importante que todo el que quiera pueda colaborar.
Si por ejemplo una empresa quiere donar dinero para que compren mochilas, ¿se puede?
Ya tenemos algunas empresas que se han unido a la campaña, colaborando tanto ellos como la gente que trabaja allí. Además el logo nos lo diseñó un amigo de manera voluntaria. También una empresa nos donarán pegotines para que podamos entregar a cada uno que colabore con el proyecto. Estamos abiertas a todo tipo de ayuda, ya sea de personas o de empresas.
¿Fecha tope de entrega? Tiene que ser antes del comienzo de clases evidentemente...
Las primeras fechas de recepción de mochilas serán este viernes 3 y sábado 4 de febrero de 17 a 20 horas en Espacio Lúdico (Luis Alberto de Herrera 1493 esquina Demóstenes). Pero habrá otras fechas, porque sabemos que muchas personas aún están de vacaciones y queremos que todos lleguen a colaborar. A mediados de febrero habrá otros días de recepción que publicaremos en nuestra fanpage en Facebook y circularán también por Whatsapp. Quizás sobre fin de febrero hagamos una última recolección, por lo que hay tiempo para que todos puedan armar las mochis. Si alguien tuviese dificultad en acercar la mochila, puede contactarse con nosotras para coordinar la entrega.
A los niños de la escuela, les entregaremos las mochilas los primeros días de clase.
¿Ya están pensando en el próximo proyecto?
Siempre vimos en Mimochi un puntapié inicial. De hecho al planificar el proyecto nos tuvimos que llamar a tierra en varias oportunidades. Ahora estamos muy involucradas en Mimochi, con toda energía puesta en esto. Pero con las satisfacciones que nos está generando este proyecto, seguro que algo nuevo saldrá. Mimochi abrió un camino que esperamos seguir transitando por mucho tiempo más, lleno de logros y alegrías.
Que así sea. Suerte, de todo corazón. Y felicitaciones.
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