La realidad supera la ficción. Probablemente esta conocida frase puede ser aplicada para el caso de Rosa Cecilia Barrera (57), que hasta hace unos años, en su Guayaquil natal en Ecuador, era Pastora evangelista, y hoy está recorriendo el arduo camino hacia la conversión al judaísmo, segura de que allí está su verdad. Estudia intensamente en Jerusalem, convencida de que allí la llevó Dios, aunque las circunstancias le han deparado un profundo dolor: tras soñar mucho tiempo con llegar a Israel, lo hizo finalmente de urgencia, cuando su hija Karen Yemima, la primera de la familia en lograr venir, resultó fatalmente herida en un atentado terrorista a fin de octubre, finalmente pereciendo a causa de sus múltiples y graves lesiones.
La jovencita, que hoy cumpliría 22 años, fue la primera mujer latinoamericana -asegura la madre-, en ser sepultada en el Monte de los Olivos en Jerusalem. Ya había completado su proceso de conversión.
Rosa Cecilia habla con voz suave y tono firme... y cada tanto llora: cuando habla de su hija y cuando cuenta sobre su felicidad por haberse acercado al judaísmo. Esto último, al parecer, le permite elaborar el duelo de modo que le resulte menos doloroso.
Ahora, quiere quedarse en Israel.Ya está con ella Priscilla (20) , su otra hija, que también estudia para la conversión. Le faltaría reunirse con los tres varones, Aníbal Israel (26), Guido Josué (25) y Esteban Samuel (24). Pero eso ya será otra historia.
Le agradezco que me haya recibido a pesar de que el tema que nos convoca es tan duro, la muerte de su hija Karen Yemima, en un atentado en Jerusalem, hace pocos meses. Quizás lo mejor, primero es recordarla, contar cómo era ella...
Ella fue una joven muy estudiosa, siempre sacó buenas calificaciones. Estaba estudiando psicología clínica y me dijo que eligió eso porque quería ayudar a la gente. Ella ayudaba ya en Ecuador a los niños que tenían problemas con su familia, problemas psicológicos. Yo siempre creí que la mejor herencia que se le puede dar a un hijo es buen estudio. Yo no tengo casa ni carro pero hasta donde me dan las fuerzas los he puesto en lugares para que estudien bien.
EL AVISO
¿Cómo fue, estando en Guayaquil, en Ecuador, recibir la noticia de su muerte desde tan lejos?
Durante todo ese día creo que el Eterno me preparó para que yo estuviera orando... puse música hebrea todo el día, me puse a arreglar la casa y mi pequeño almacén... Cerca de las 16.00 me llamaron por teléfono."¿Es usted la señora Cecilia?", preguntaron. El hombre, que resultó ser el esposo de otra ecuatoriana, Jennifer, que estudia aquí también en la midrashá (centro de estudios religiosos judaicos) estaba muy nervioso. Me dice: "No sé cómo hablarle, no sé cómo decirle... su hija ha sufrido un accidente". No me dijo "atentado". "Pero ella está siendo operada en el hospital de Hadassah Ein Karem, uno de los mejores hospitales de Israel, está con los mejores médicos..., no se preocupe, señora". Me quedé en shock, dejé de limpiar todo, caminaba para todos lados, y me quedé con la cabeza revoloteando, "mi hija", "mi hija", y lo único que pregunté fue: "¿Qué pasó?, no entiendo, padre". Porque a veces hay madres que antes de que pase una cosa uno tiene una corazonada, pero yo no tuve corazonada, no tuve nada. El Eterno me hizo orar nuevamente...
Recibir una noticia así estando tan lejos... qué difícil... ¿Estaba sola?
Estaba con mi otra hija, Priscila, que tenía que dar un examen y estaba estudiando. Le digo "Priscila, no sé cómo decirte, la niña acaba de sufrir un accidente", "¿Cómo, mami?, ¿y cómo hacemos? Vamos diciéndole a mi papi". Nosotros lo llamamos y él no contestaba, porque como es pastor allá en Ecuador no sabíamos cómo comunicarnos, cuando él está predicando apaga su celular. Así pasé como una hora y me comuniqué con mi otro hijo, que trabaja, y el otro hijo, ellos trataron de comunicarse con la abuelita, con la familia. Las noticias empezaron ya en la televisión... y yo era la única que no sabía exactamente lo que había pasado. Recién después me enteré que mi hija había sufrido un atentado... y ahí empecé otra vez a llorar. Me llamaron el cónsul de Ecuador, el canciller de Ecuador, también el cónsul de Israel en Quito... y del hospital en Jerusalem. Me dijeron: "Señora, su hija está siendo operada, ya está en un estado bastante delicado. Queremos su presencia acá en Israel".
Yo me puse nerviosa, no tenía dinero porque había acabado al día anterior de pagar todo, agua, luz, teléfono. Pero Israel pagó los pasajes de toda la familia. De todos modos, antes de saber que así sería, en ese momento uno dice a quién le voy a pedir, la familia de uno está tan lejos, mi familia vive en Estados Unidos...
No tienen a nadie en Guayaquil.
En Guayaquil solamente tengo dos hermanos, que tienen sus trabajos personales, no quería preocuparlos porque a veces en Ecuador me decían: "¿Cómo así, pastora, usted ha enviado a su hija a una ciudad tan lejos, con costumbres diferentes?".
Le reprochaban que Karen se había ido a Israel...
Pero yo explicaba que ya desde el 2006 nosotros estábamos estudiando la Torá , lo que es el hebreo, las raíces hebreas. Y uno de mis anhelos más grandes era viajar hacia Israel en el tiempo en el que Hashem lo tenga predestinado...
¿Usted temió por Karen en algún momento?
No, nunca jamás. Estábamos muy seguras en este nuevo camino. Karen se salió de la Iglesia y yo cerré la iglesia evangélica. Y empezamos a estudiar.
DESCUBRIENDO EL JUDAÍSMO
Se refiere su acercamiento al judaísmo. ¿Cómo fue el proceso?
Mi esposo viajó a Colombia, como es pastor evangélico y misionero también se fue allá y conoció a unos amigos que le enseñaron las raíces... Vino trayendo discos, videos de matrimonios judíos, de cómo eran las costumbres, los nombres. Muchas cosas me llamaron la atención...y la verdad es que cuando estaba en el evangelismo no me sentía llena conmigo.
Pero su esposo , siendo pastor evangélico, ¿por qué le empezó a traer material sobre judaísmo?
Porque a él le interesó por los nombres, inclusive de Dios, por un conocimiento, porque la raíz de todo el conocimiento está en Israel.
Por las raíces judías del cristianismo...
Claro. Pero yo decidí empezar a estudiar más a fondo... y ahí llegó mi decisión firme por el judaísmo, lo cual también incidió en el matrimonio.
Eso le iba a preguntar, no debe ser fácil, su esposo es pastor evangélico y usted convirtiéndose al judaísmo...
No era sencillo. Sentí que estoy enredando a la gente, que yo misma estoy más enredada que un ovillo de hilo... Imagínese... Yo era una mujer de plataforma, de predicar en tres programas de radio evangelistas muy escuchadas en Ecuador... y al empezar a estudiar judaísmo sentí que no sabía nada.
Empezó a sentir que su camino era otro...
Me quedé en la nada, como cuando se apaga una pantalla de televisión o el cerebro de la computadora. Uno cree que sabe algo y resulta que de pronto ya no sabes nada. ¿Y ahora cómo empiezo?
Y ese proceso, entiendo, no lo empezó sola...
No, también Karen Yemima lo hizo, y Priscilla que ahora está en Jerusalem conmigo, y los varones, aunque ellos eran en ese momento, en el 2006, menores de edad...
Y el único que quedó entonces fuera de ese proceso fue su esposo.
Sí, así es. Finalmente nos separamos, aunque no sólo por mi acercamiento al judaísmo. Si tú amas al Eterno buscas una verdad completa y tú quieres transmitirla porque se supone que es una verdad transparente y lo que es así no hay que ocultarlo.
¿Hubo en algún momento algo relacionado a raíces de la familia en el judaísmo?
Yemima se puso a investigar una vez que a todos ellos les gustó. Resulta que yo desciendo del español Pedro de la Barrera, un general de Asturias. Era de una familia de judíos marranos... Uno de ellos fue el General Eloy Alfaro, que se casó con una Barrera.
De todos modos, la búsqueda de raíces judías llegó después de su acercamiento al judaísmo... el proceso no empezó por eso...
No, no. A mí lo que me interesó fue el estudio y al comenzar a estudiar empecé a conocer esas raíces. Después Karen se puso a investigar y llegó a un libro en el que cuentan de los apellidos que se cambiaron los judíos y entre ellos están Barrera y Muñoz... y en mi familia también hay Muñoz.
¿Cómo fue, viviendo en Ecuador, en Guayaquil, vivir ese proceso? Aparte de la crisis familiar, pasó a ser diferente al resto de la población de Guayaquil, ya que entiendo que no hay allí comunidad judía... y a todo esto, sumado el hecho que antes había sido pastora evangélica.
La transformación fue bastante dura porque los miembros que me conocían con otra calidad y estilo de vida, también de vestimenta, nunca me habían visto, por ejemplo, con la cabeza cubierta, vestida más recatada. No es que no era recatada porque como pastora tenía que ser un ejemplo, yo usaba blazer, pero empecé a usar vestidos más largos, las mangas largas y el cuello más largo. Me dijeron que estaba loca.
¿Miembros de su comunidad?
Claro, y de otras iglesias también.
¿Puede entender el estupor de la gente que la rodeaba ante su cambio?
Mira... yo veía gente que venía así y se cruzaba a la otra vereda para no tener diálogo conmigo. Eso me dolió bastante, yo lo único que hacía era llorar y llorar. Tuve un proceso bastante duro de indiferencia con muchos pastores. Mi casa era antes una feria de gente que iba y venía, porque yo era Santa Teresa de Calcuta... donde ponía la mano ya había milagro.
Así la veían.
Claro. Logramos restaurar muchos hogares, dábamos consejería a chicas que estaban metidas en prostitución, drogadicción, alcoholismo, a chicas que estaban metidas en asuntos de vender drogas. Nosotros nos metíamos a fondos a ayudar a estas personas porque se supone que uno está llevando algo que no sólo es para uno egoístamente, sino que eso que uno ha aprendido lo transmite dando paz y libertad a esa persona que está encerrada en la cárcel de ese vicio.
Karen, su hija, también vivió este acercamiento al judaísmo y por eso llegó a Israel. A raíz de su muerte, del duelo... ¿hubo algún momento, en el que usted dijo: "Si no me hubiera acercado al judaísmo ella no habría venido y no habría muerto"?
Mira, no sé si te parezca raro esto que te voy a decir. Nuestro anhelo siempre fue venir a Israel y cuando ella vino yo le dije: "Mira, mi hija, usted va a venir a este lugar, por favor no desperdicies ni un instante de adorar al Eterno, porque tú vas a pisar suelo sagrado". Antes de eso yo tuve un sueño que veía un avión y en ese avión decía "Israel". Yo no soy José, no soy soñadora, pero cuando sueño algo bueno eso sale. Es algo que está dentro de mí, desde hace muchos años.
Entonces le dije a Karen: "Te quiero dar una linda noticia, que tuve un sueño", "Cuéntame, mami", "Es algo muy hermoso, yo vi un avión y en ese avión decía ‘Israel', y yo te vi en el aeropuerto que tú te despedías, pero ibas sola, con una maletita", le dije. "Qué lindo, mami, eso indica que yo me voy a ir para Israel", me contestó.
Como le decía, tuve esa visión en donde veo un avión, y escucho una voz que me dice: "Me voy a llevar a tu hija a Israel". Yo temblé, porque esa voz la he escuchado varias veces. Me puse a llorar ahí en el bus, miré hacia el shamaim, el cielo, y dije: "Gracias, padre, yo me voy a sentir la mujer más feliz de mi tierra de que uno de mis cinco hijos vaya a Israel, a la ciudad sagrada. Y que tú la hayas escogido a mi hija para que vaya allá...".Ya antes de acercarme al judaísmo, mi sueño era venir a Israel. Me dije más de una vez: "Al único lugar que yo quiero viajar un día y de ahí ya no volver es Israel".
UN TRÁGICO DESENLACE
¿No temió que le pasara algo a Karen?
No... Yo le dije a mi hija: "Karen, tú vas a un lugar donde ahorita hay paz y de pronto hay tanta guerra, tanta cosa, pero en medio de esos problemas hay una bendición grande". Claro que yo nunca imaginé que precisamente de tanta gente sea ella la que fuera a morir.
Yo estaba orgullosa de su viaje. Lloraba, pero de alegría. Antes de que se fuera la senté y le dije: "Mira, Karen, si llegara a pasar algo, y tú tuvieras que morir en Israel, el Eterno me va a preparar... y usted, pase lo que pase, sea fuerte, porque yo ya no voy a estar ahí con usted". Y ella me dijo: "No te preocupes, mami, porque si el Eterno lo tiene planificado te va a preparar a ti y me va a preparar a mí".
Pero imagino que nada se asemeja a verla, como la vio, gravemente herida, a punto de morir...
Me vino miedo de verla... nadie me quería conversar, nadie quería decir cuál era el estado de salud concretamente, decían: "Está en un lugar reservado, en terapia intensiva constantemente", pero no me dijeron el trauma que tenía, no me dijeron nada para no poner más dolor al dolor que ya traía.
EL FUTURO, EN ISRAEL
¿Usted va a volver a Ecuador?
No quiero volver, no quiero. Y no es porque murió mi hija aquí... siempre fue mi anhelo venir. Y mi plan es que mis hijos también vengan. Priscilla ya está aquí conmigo y se quiere quedar y casarse aquí. Me siento feliz en esta tierra, no tengo dolor porque mi dolor se ha convertido en alegría por estar aquí.
Una pregunta difícil: alguien puede preguntarse cómo puede ser que con el dolor que significa la muerte de una hija lo predominante sea ahora la sensación de felicidad por el camino religioso encontrado.
Tú sabes que cuando uno tiene un dolor todo el panorama que tú tienes se vuelve como un ajedrez... las piezas no calzan, pero a medida que vas entrando al conocimiento de las raíces judías tú vas entendiendo por qué es el proceso y por qué el Eterno quiere una vida. Me dijeron: "Mira, en el judaísmo un alma antes de venir al mundo firma allá en el shamaim, el cielo, qué es lo que va a hacer, qué quiere ser, le presentan su vida y lo trágico que va a pasar... y ella firmó para glorificar el nombre del Eterno. Al morir en este atentado siendo judía -porque ella murió siendo ya judía-, ella murió glorificando el nombre del Eterno. Hace ocho años los rabinos grandes de Israel no se reunían y la muerte de ella hizo que todos esos rabinos importantes en esa noche de entierro se unieran, todos.
Mi hija fue la primera mujer latinoamericana en ser enterrada en el Monte de los Olivos y esto se chispeó por todo el mundo e hizo que el alma judía que estaba tal vez desinteresada o apartada se acercara más a la Torá. ¿Cómo es posible que una mujer viniendo de tan lejos venga a morir por la Torá? Es que ella estaba esperando el tren para ir a una clase de Torá. Una persona que hace volver a un judío a sus raíces atrae mucha bendición.
Y usted misma continúa ese proceso, también después de la muerte de su hija...
Yo me levanto bien de mañana, bajo las escaleras, y voy rumbo al Kotel (Muro de los Lamentos) y digo: "Yemima, ¿cómo estás?". Le hablo a ella... y estoy feliz de tenerla cerca. Es como salió en algunas de las revistas de Ecuador : "Para siempre en Israel".
KAREN Y EL ANUNCIO DE SU MUERTE
También Karen planeaba quedarse en Israel...
Le cuento que cuando hubo guerra yo la llamé a Yemima y por la pantalla de la computadora le dije: "Yemima, mírame... quiero hacerte una pregunta y quiero que seas firme y me digas la verdad". Es que el papá, la abuela, comenzaron que por qué no se volvía y siempre el blanco era yo. Y le pregunté: "¿Tú estás arrepentida de haberte ido a Israel?". Y respondió: "No, mamá, ahora con mucha más razón me siento judía, porque ya hice la conversión y ahora los judíos de Israel son mi familia". Se levantaba a las 5 de la mañana para ir a orar, lo sentía muy profundamente.
Y finalmente, su descanso eterno es entonces en la tierra de Israel...
Así es, aunque su padre quería llevársela a Ecuador. Pero ella quería quedar aquí. Una semana antes, viajando en un bus que cruza por el Monte de los Olivos, ella le había dicho a las chicas: "Ay, qué rico este lugar, aquí yo voy a ser enterrada en el futuro, quiero ser enterrada aquí donde están enterrados los tzadikim, los justos...". Una de sus compañeras le dijo: "No te pongas a hablar de eso, ¿por qué dices esto?". "No", le dijo, "es que con tanta guerra que hay aquí... Nosotros salimos a la calle y tú sabes que puedes ser tú o yo, uno no sabe... entonces yo le estoy pidiendo al Eterno que si algo me llega a pasar quiero ser enterrada aquí en el Monte de los Olivos".
¿Le parece que ella sentía que se iba a ir antes de tiempo?
No lo sé, pero me conversaba alguien que dice que por lo general el Eterno muestra 40 días antes a la persona lo que le va a pasar... como que la comienza a preparar. Esta persona me preguntaba qué había visto yo de raro en ella y la verdad es que las imágenes se me borraban de la computadora, el último domingo pude hablar con ella y el miércoles fue el atentado.
Una de sus amigas me cuenta que antes de morir le había dicho a una de ellas: "¿Tú ya te sabes los cinco Salmos con tu nombre?", a lo que Jennifer contestó que no, para qué tenía que saberlos. Mi hija dijo que "cuando una persona esté grave tiene que saberse esos cinco Tehilim (Salmos). La amiga le respondió:"¿Para qué me voy a aprender esos cinco Tehilim? Si estoy enferma ya ahí vengo y los leo" y Karen le dijo: "¿Cómo los vas a leer si supongamos que no te puedes mover?, tienes que aprendértelos porque tienes que estar repitiéndolos ahí".
EL ADIÓS
¿Cómo fue su llegada al hospital... cómo se lidia con algo así?
Lo que hice primero fue reunir a los médicos que la estaban atendiendo para ir preparada, les pedí que me digan la verdad, que no me mientan. Como sabían que yo venía le taparon la cara a mi hija, porque los ojos de mi hija como que se sobresalieron del impacto del golpe, porque el cuerpo de ella voló, estaba todo destrozado. Es que en la parada del tren, la gente haciendo fila, este hombre da la vuelta y el impacto le cae a ella primero. El hombre aceleró el carro, lo tiró con toda la fuerza y ella voló, vaya a saber cuántos metros. La bebita de tres meses también voló...
Y murió al instante...
Así es. Los padres quedaron también graves. De todas esas personas que esperaban el tren, la primera que impactó fue mi hija. El resto corrió lo más que pudo. En ese momento no estaban los mojones protectores para la gente que está haciendo fila.
Pues en el hospital, cuando yo les hablé, los médicos se miraron entre ellos y me dijeron: "Mire señora, su hija no tiene oportunidad de vivir. Cada día se le están bajando los valores, y la única posibilidad de que sobreviva es un milagro que haga el Eterno".
¿Ella alcanzó a captar que usted llegó a estar a su lado?
Cuando llegué y le hablé, su corazón comenzó a latir tan fuerte que empezaron a venir la enfermera y el doctor. Yo lloré en ese momento al ver a mi hija y le dije al Eterno: "Dame fuerza, padre, dame fuerza".
Ella podía captar su presencia...
Sí, porque sí escuchaba pero no podía ni hablar ni ver porque todo esto lo tenía roto, su columna, piernas, brazos, todo estaba roto. Yo llegué despacio y le digo: "Yemima, aquí estoy, como tú querías que yo viniera", porque ella se desesperaba y les decía a todas sus amigas: "Yo voy a traer a mi mamá", ella lloraba porque yo viniera. Pues junto a su cama, ella sintió que yo estaba a su lado. Lo único que alcancé a decir fue: "Karen, si tú me escuchas, quiero que muevas esta pierna", y ella hizo un muy leve movimiento, todo lo que podía...Todos los vieron... Pero los latidos fueron bajando y su alma ya estaba sufriendo...
Y ahora, con la alegría de haber encontrado su camino en Israel, y el dolor por la muerte de su hija... ¿cómo resume usted todo esto?
Contándole algo que dijo un rabino en el funeral: el Eterno bajó del shamaim, del cielo, y de su jardín arrancó una flor para llevársela con él. Y yo dije: gracias, porque tú quisiste esa rosa para ti.
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