(Ana Jerozolimski)

El ministro de Educación y Cultura, profesor Ricardo Ehrlich, fue una pieza clave, esencial, en la conmemoración por parte de nuestro país del Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto, rememorado en Montevideo con una serie de actos. Sobre esto, lo que precedió a esas ceremonias, lo que estas significaron y sobre el futuro que el ministro quiere ver -más allá, por cierto, de su cargo, que finaliza en menos de cuatro semanas- es esta entrevista.

P: Ministro, ¿cómo resume usted lo que se vivió en Montevideo la semana pasada alrededor de ese día recordatorio tan especial del 27 de enero?
R: Realmente fue una semana muy especial. Lo que me parece que sentimos todos es que trabajamos juntos, varias instituciones diferentes, para lograr expresar lo que sentíamos. Y se logró construir entre todos una serie de momentos muy especiales.
El primero fue la inauguración de la exposición Ana Frank. Eso fue muy fuerte. Pero además, en ese momento se presentó el monumento a Ana Frank, una estatua que [Rubens] Fernández Tudurí hizo hace 50 años.

P: Que además es impactante, entre otras cosas, por lo distinta que es de la sonrisa de Ana Frank que todos conocemos...
R: Justamente. La imagen de Ana Frank que todos tenemos es de la niña, esa foto que le tomaron a los 13 años, esa niña sonriente de carita tan especial, que nos acompaña. Y Fernández Tudurí, a partir de ese rostro, lo que nos presenta es ya la mujercita de Bergen Belsen que va a morir en el campo de concentración.

Lo otro que fue muy importante es que no era una ocasión cualquiera. El Poder Ejecutivo, el presidente de Uruguay ofrecía esta estatua de Ana Frank en homenaje a la colectividad judía uruguaya. Y eso era muy sentido. Estuvo el presidente de la República cuando se presentó la estatua. Esta va a ser colocada en breve en un lugar muy especial, en el parque de Villa Dolores, concurrido por niños, el Parque de la Amistad, que tú sabes que tiene una característica muy especial: tiene juegos para niños con discapacidad inspirados en un parque de ese tipo en la ciudad de Raanana, en Israel.

P: Recuerdo justamente que entrevisté a la intendenta Ana Olivera en Israel cuando recién había visitado ese parque en Raanana y quedó sumamente impresionada. Ya ahí comenzó a rodar la idea de hacer algo del mismo tipo en Uruguay y hubo una gran colaboración de la embajada de Israel en Uruguay.
R: Exactamente. Ese parque se inaugura en pocas semanas y estará en efecto en el gran parque urbano de Villa Dolores, del zoológico, visitado por mucha gente.
Ese momento fue muy fuerte, porque en ese momento, con las propias palabras del Diario de Ana Frank, sentíamos un muy fuerte compromiso no sólo con el "Nunca más", sino con saber reconocer las miradas, las voces de las Ana Frank de hoy, en todos lados.

Al otro día, a la mañana, -y tú viste las imágenes- el Parlamento, como ya es habitual, hizo su acto solemne en recordación de las víctimas del Holocausto con un Palacio Legislativo lleno, como tú destacas en tu artículo, con los sobrevivientes en las barras. Y uno pensaba -y creo que todos sentimos lo mismo- que esa gente llegó acá dejando atrás pesadillas increíbles, como gente anónima, huyendo de un mundo atroz, y de pronto el país que les abrió los brazos hoy les rinde homenaje.

Era muy fuerte. Detrás de ese homenaje está su voz, en este mundo tan complicado como es el nuestro, donde sigue habiendo tantas amenazas.

Y en la noche fue muy fuerte escuchar al presidente de la República, él mismo, en cadena nacional -que también ya es habitual- por radio y televisión. Ya se realiza hace tres años en Uruguay esta cadena.

P: Y usted fue el primero en hablar en esa cadena.
R: Me tocó, así es, tuve el honor como ministro. Además, como ministro de origen judío, fui el primero en dirigirme a la población en nombre del gobierno, del Poder Ejecutivo del Uruguay. Fue muy especial, un gran honor para mí. Y en el día de hoy, el mensaje de nuestro presidente va más allá de fronteras, su mensaje tiene una significación muy particular.

P: Y creo que hay que destacar en especial un acto en cuya organización justamente el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) fue cardinal, en el Salón Azul de la Intendencia.
R: Así es. Fue coordinado con el Comité Central Israelita, la institución B'nai B'rith, el MEC y por cierto la Intendencia misma. Trabajó mucho en este acto el subsecretario de Educación y Cultura, el viceministro Óscar Gómez. El acto fue un momento magnífico también por la intervención de Óscar Destouet, que creo que nos hizo sentir la responsabilidad que tenemos todos en el mundo de hoy en este momento: no sólo mirar hacia atrás, sino también mirar hacia adelante. El mundo es más chiquito; el gesto y la voz de cada uno es importante. No podemos mirar para otro lado. Tenemos que asumir responsabilidades en el mundo de hoy con numerosos desafíos.

El momento fue muy fuerte, y terminó con el canto del Himno de los partisanos judíos en la voz de la nieta de Ana Vinocur.

P: Sharon Vinocur... creo que también fue simbólico que ella justamente haya sido quien lo cantó. Ministro, de fondo, más allá de la organización conjunta de este acto por parte de varios actores, hay todo el tiempo una coordinación, que me consta, para ver qué iniciativas ir tomando en pro del mutuo respeto y el comportamiento responsable en la sociedad...
R: Así es. Ya destaqué la oratoria de Destouet, y justamente con él estamos trabajando mucho, coordinando muchas actividades. La coordinación es con actores muy numerosos, desde el arzobispo de Montevideo, la comunidad judía, actores en el mundo de la educación, trabajando todos juntos, buscando fortalecer la convivencia y luchar contra manifestaciones racistas.

Y Óscar anunció la próxima designación de un liceo en enseñanza secundaria con el nombre de Mordejai Anilevich. Creo que tiene una significación particular en el día de hoy que ese nombre lo tenga un lugar donde se forman adolescentes como ciudadanos.

Es con mucha emoción, pues, que viví todos estos días. Y al mismo tiempo, sentimos que todos descubrimos la fuerza que tenemos trabajando juntos, juntando nuestros brazos, en un mundo en el que hay que seguir estando alerta, donde hay que construir día a día la convivencia, el respeto y luchar por la dignidad del ser humano.

P: Ministro, usted ha jugado un papel clave en toda esta movida, por llamarla de alguna forma, y quisiera preguntarle qué sentía en su fuero íntimo, qué le estaba empujando en todo esto...Y se lo pregunto así porque va más allá de lo formal y oficial. ¿Cómo sentía todo esto, como judío y uruguayo, como ministro del gobierno?
R: En esos momentos sentía toda mi vida, toda mi historia personal, historia de desafíos que uno va encontrando en distintos momentos de la vida... la historia de la familia, la identidad, esas raíces que uno tiene desparramadas por tantos lados, también en esta tierra que uno pisa.

Me acuerdo siempre de las palabras de un poeta judío, Moshe Smilansky... Me regalaron un libro suyo cuando era un adolescente, creo cuando tenía 13 años. Decía: "Sion está allí donde reina la alegría y la paz". Uno tiene que convertir la tierra en que pisa en su tierra, siempre. Creo que esa fue la historia de muchísimos inmigrantes y es el tema del arraigo, del lugar de cada uno en el mundo. Sigue siendo un gran desafío personal y de todo el mundo.

Y a mí se me mezclaba todo eso, dolores y desafíos lejanos con los dolores y desafíos de aquí, y los rostros que uno ve en todos los rincones de nuestro país en los desafíos cotidianos. Se me mezclaba todo eso y además, te lo digo con el corazón, sentía algo muy fuerte de estar todos juntos. Hay miradas al futuro tal vez con proyectos distintos, pero estábamos todos juntos en torno a los temas esenciales de la vida. Eso sentía, y creo que, por los abrazos que compartí con muchísima gente que estaba allí, es lo que sentían todos.

P: Y creo que eso quedó clarísimo, entre otras cosas, en las maravillosas palabras de Destouet, que dijo: "Todos somos los seis millones". Y todos somos muchas otras cosas más, de otros que sufrieron...
R: Todavía me emociona recordar esas palabras. Fue muy fuerte. Y Óscar expresó lo que todos sentíamos. No sólo fue un momento de memoria y recordación, de homenaje. Sentí como que compartíamos un compromiso. El tiempo dirá.

P: De la gran cantidad de símbolos de todo esto, me parece que uno de los más lindos fue haber traído a escolares a participar en el acto, con sus túnicas y moñas, porque, en definitiva, ellos son el futuro, en ellos tienen que calar profundo los mensajes hoy para que su futuro sea positivo.
R: Así es. Y nada menos de una escuela con un nombre muy especial, Nelson Mandela. Cuando se saluda la presencia de los escolares y todo el auditorio, la sala entera irrumpió en un fuerte aplauso. Fue muy emotivo, y eso también muestra lo que sentíamos los que estábamos allí.

P: ¿Se topó con alguna expresión de asombro de parte de gente fuera de la colectividad que estuvo presente que le haya comentado algo sobre la magnitud de lo que se aprendió en todos estos actos? ¿Alguien que haya dicho: "Yo no sabía", "no imaginaba"?
R: Te diré que escuché que alguien comentaba -no me lo dijeron a mí directamente- cuando escuchó el Himno de los partisanos de Hirsh Glick que se entonó al final, cuya letra se proyectaba en pantalla en idish y castellano, que no lo conocía y que le parecía algo maravilloso. Esa persona destacaba con emoción qué fuerza que tiene ese himno.

Creo que fue muy bueno cerrar con el himno, porque te hace pensar no sólo en las víctimas, sino en la lucha, en la fuerza que todos pueden tener luchando juntos, porque hay que seguir luchando en este mundo, en este presente tan complejo que compartimos.

P: Usted dijo antes que la escultura de Ana Frank se presentó como homenaje a la colectividad judía uruguaya. Meses atrás -cuando a raíz de la guerra entre Israel y Hamas hubo declaraciones del presidente y el canciller que dolieron y molestaron mucho a la colectividad, y luego fenómenos como pintadas antisemitas en las calles- yo le comenté a Juan Raúl Ferreira, como cercano amigo personal, que había sentido un quiebre, que algo se había roto, y ahora él me dijo que siente que lo de la semana pasada fue la reconciliación. ¿Comparte usted esta visión de los hechos?
R: Yo veía con preocupación, más allá de las opiniones y problemas a nivel diplomático y político -espacio en el que puede haber enfoques diversos-, el impacto de los hechos en la convivencia, en el sentido de solidaridad, de respeto al otro. Veía que se empezaban a expresar sentimientos que generalmente no se expresan, que son fuentes de discriminación. Estaba muy preocupado y creo que eso fue lo que motivó que tantos trabajáramos juntos para ver cómo se respondía a eso.

Yo sentía, lo confieso, como todos, que se habían abierto heridas que no sabía cómo se podían cerrar. Lo que sentimos -y yo también me di un abrazo con Juan Raúl al final- es que se cerró la herida, que miramos juntos hacia adelante, con optimismo, que podemos tener momentos difíciles, pero que estando juntos podemos construir, cerrar las heridas, sobre todo atrás de ideas mucho más fuertes que nos hermanan a todos.

P: No por arruinar la parte emotiva, que usted sabe me significa mucho... Quiero también ser realista y preguntar si a partir de todo esto que se vivió, se concibe -y quizás eso ya sea para la Dra. María Julia Muñoz, la próxima ministra de Educación y Cultura- ver cómo traducirlo en algo concreto, para que con la herramienta tan importante de la educación se combatan eventuales estallidos nuevos de intolerancia y discriminación... Por ejemplo: a partir de estos actos, con toda la emotividad que tuvieron, ¿se pasa a otra etapa y se ve, por ejemplo, dónde ubicar al Holocausto en el programa de estudios nacional, para que se transmita las lecciones debidas del tema?
R: Hace poquitas semanas, el subsecretario del MEC Óscar Gómez entregó al Comité Central Israelita un informe muy detallado sobre qué es lo que se hace en la enseñanza del Holocausto y los holocaustos, pero siempre hay que hacer más. Estamos, como has dicho, en la víspera de un cambio de gobierno, que continuará con la misma fuerza política en el país. Uno de los mayores desafíos que tiene es profundizar los cambios e ir más lejos en lo que es la construcción del sistema educativo del país. Y ahí el desafío es formar ciudadanos, y esos ciudadanos tienen que tener nuevas competencias, capacidades, seguir aprendiendo durante toda la vida. Hay que lograr abatir finalmente las murallas, las barreras estrechas desde el punto de vista social y territorial.

Pero esos ciudadanos del siglo XXI tienen que ser ciudadanos solidarios, ciudadanos que sepan que no pueden mirar para otro lado. Entonces, recordar el pasado y ser ciudadanos críticos en el presente, atentos, es lo que hay que formar.

Yo pienso que seguramente el gobierno entrante tenga estos temas sobre la mesa y los asuma con fuerza. En pocas semanas lo vamos a saber.

P: Muy bien. Le agradezco, ministro, por su tiempo, por todos los espacios de contacto que hemos tenido en estos años en los que usted ha sido titular de Educación y Cultura. Le deseo mucha suerte en la próxima etapa. ¿Ya la tiene definida?
R: Seguramente me acerque nuevamente a la ciencia. Es lo que veo como probable y con gran alegría. Mi aporte al país va a seguir más cerca de la ciencia. A lo largo de estos años he adquirido compromisos con la vida pública y no puedo abandonar temas vinculados a la educación, a la educación en ciencias, a temas vinculados a la ciencia y la cultura. Gracias a ti, Ana, y seguro que seguiremos en contacto.