Tarde de domingo. Invierno. La rambla de Montevideo se puebla de paseantes de todas las edades, que procuran aprovechar el regalo de algunas horas de sol tibio en medio de varias jornadas muy frías. En ese paisaje cotidiano hay algo que llama la atención: una furgoneta blanca estacionada sobre el lado del río. Lleva matrícula peruana y su carrocería esta cubierta por diversas leyendas a favor del consumo de la "Sagrada Hoja de Coca". En la parte trasera puede verse una hamaca paraguaya colgada por todo lo largo, y debajo una serie de artículos comestibles elaborados a partir de esa hoja: Bombones, caramelos, cerveza, etc.
El vehículo es a un tiempo vivienda, oficina de prensa y tienda temática del peruano Manuel Seminario, presidente del Comité de Industrialización y Comercialización de la Asociación Peruana de la Hoja de la Coca, y director gerente de Maná Integral, firma elaboradora de productos enriquecidos con coca y otros vegetales típicos de la región andina.
Seminario vive en la carretera desde 2011, cuando se lanzó "a la peregrinación por la libertad de nuestra Sagrada Hoja de Coca, nombre un poquito largo pero que dice perfectamente lo que estoy haciendo", explicó a Montevideo Portal
"He recorrido todo Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina, Chile y ahora Uruguay", cuenta el activista, quien arribó a nuestro país el sábado en la noche, y en breve partirá rumbo a Brasil para luego dirigirse a La Paz, Bolivia, donde "el 12 de agosto se celebrará el 4º Foro Internacional de la Hoja de Coca, evento que reúne a todos lo que estamos relacionados con la reivindicación de la hoja de coca, y que pretendemos que la ONU la quite de la lista I de sustancias prohibidas, donde la tienen recluida desde el 31 de marzo de 1961". Para seminario, la planta ha sufrido "52 años de una injusta prohibición, que lo único que consigue es aumentar la corrupción, porque así se genera todo un mercado de sobreganancias para los narcotraficantes, que obtienen enormes sumas vendiendo el clorhidrato de cocaína".
Un turista, un amigo
Seminario afirma haber sido muy bien tratado por los uruguayos en su breve estadía, aunque debió hacer su sacrificio. "Muy bien la gente pero las aduanas se pusieron muy nerviosas, me quitaron las hojas, me dijeron que la hoja no podía entrar", cuenta el viajero, aclarando que "con los productos procesados como la cerveza, caramelos, etc, no hubo problemas".
Pese a la pérdida del ingrediente principal de su mercadería, afirma que el trato brindado por los funcionarios fue bueno. "Entendían que debían quitármelas para cumplir la normativa, pero sabían que yo no estaba haciendo nada malo".
A la hora de comer
"La hoja de coca es un alimento valioso, cualquiera entiende eso", sostiene Seminario, citando a modo de ejemplos datos publicados por la Universidad de Harvard, donde se destaca su alto contenido de calcio "entre otros tantos nutrientes, ya que tiene más proteínas que la quinoa, y el complejo vitamina B".
Para rescatar del ostracismo a este alimento "es preciso trabajar con la prensa para desasociar la imagen de la coca de la cocaína, y que se difunda su valor alimenticio".
En su peregrinación, Seminario afirma haber recorrido buena parte de Argentina "un país donde el artículo 15 de la ley 23737 establece que es legal mascar hoja de coca, pero es ilegal importarla o sembrarla, por lo que siempre tu coca será contrabando e ilegal. Sin embargo yo recorrí todo ese país con hojas de coca, harina de coca y otros derivados, y los policías mismos se sorprendían de la variedad de productos y me dejaban pasar dándome bendiciones. Soy un convencido de que la coca es un alimento que debe estar fuera de esa lista en la que se la equipara injustamente con drogas como la cocaína y la heroína", concluye.