(Ana Jerozolimski)
El jueves pasado se presentó en el Hotel Sheraton el libro de Gerardo Stuczynski "Historia de Israel. Las fuerzas ocultas en la epopeya judía", por parte del ex Presidente de la República Dr. Julio María Sanguinetti y el escritor argentino Marcelo Birmajer. El libro, editado en España, se está vendiendo también en Uruguay, así como en el resto de América Latina y en Estados Unidos, en español.
Conversamos con el autor sobre el por qué de su iniciativa, otro paso, de características especiales por cierto, en su desde siempre conocida defensa de Israel. Este es el diálogo mantenido.
P: Gerardo, ante todo, enhorabuena por tu libro "Historia de Israel. Las fuerzas ocultas en la epopeya judía". ¿Cuáles son esas fuerzas a tu criterio?
R: Muchas gracias Ana. Digamos que en el escenario de la historia judía pareciera que actúan fuerzas diferentes y únicas que hacen que esa historia sea absolutamente excepcional. Por mencionar algunos ejemplos, la Shoá o el renacimiento de Israel después de dos mil años, son eventos singulares en la historia de la humanidad. Identificar y describir esas fuerzas y ver cómo actúan a través del tiempo, es la manera como el relato está armado para hacerlo más ameno. La historia de Israel es narrada a través de una familia que celebra la pascua en Israel. El libro cuenta cómo todos y cada uno de los comensales llegó a estar sentado esa noche en esa mesa.
La protagonista es una mujer cubana, de madre judía y padre afrodescendiente que emigra a Israel. Sale de un país, que ha experimentado una revolución y se traslada a otro, que también es el fruto de otra revolución: la sionista.
P: Suena muy original. Vos escribiste y tengo entendido que no pensabas necesariamente que una editorial española querría comprarte el libro. ¿Es porque solemos creer que vende más, siempre, criticar a Israel que defenderlo o justificarlo?
R: No hay duda que en estos tiempos defender a Israel es políticamente incorrecto. Lo que sucede estos días con Jerusalén es un claro ejemplo. Todos sabemos que Jerusalén es la capital de Israel. Si un futuro Estado palestino adoptara a Jerusalén como su capital, sería la parte oriental. Entonces ¿qué puede tener de malo reconocer lo que es un hecho incontrastable, que no va en desmedro de nadie? El hecho que el mundo entero alce su voz contra la decisión del presidente Trump, incluido nuestro país, demuestra que afirmar una verdad, si es a favor de Israel, está mal visto. Y criticar a Israel te posiciona cómoda y automáticamente junto a la mayoría de los países del mundo.
P: Lamentablemente, un fenómeno conocido. Contame un poco del trasfondo, de cómo llegaste a esto. Tu posición siempre en defensa de Israel está clara y es bien conocida. Pero aquí hay algo distinto ¿verdad?
R: Considero que faltan fuentes que interpreten la historia como lo hace una mayoría creciente de los israelíes. La historia no es una ciencia exacta, está cargada de subjetividad. Dice el Talmud:" no vemos las cosas como son, las vemos como somos". Entiendo que el punto de vista de los israelíes es válido también y debería ser más conocido.
A eso apunta este libro. Sus personajes son simples ciudadanos y a través de su mirada conocemos la realidad como ellos la viven. Asistimos a todos los acontecimientos más trascendentes y polémicos de la historia, no a través de declaraciones políticas o de la redacción de las noticias, sino de la vivencia de la gente común.
P: ¿De dónde vino la inspiración? O sea...aparte de tu amor por Israel, de tu defensa de su causa...¿hubo hechos concretos, vivencias tuyas en tus viajes o de tus hijos que viven en Israel, que te iluminaron, dieron ideas, inspiraron?
R: Desde muy joven siempre me obsesionó explicar la justa causa de Israel. El libro, que se centra en los últimos cien años de la historia judía, recoge historias reales de personas a las que, directa o indirectamente, conocí a lo largo de mi trayectoria en el movimiento sionista. Si bien los personajes son ficticios, sus historias personales y familiares son rigurosamente ciertas. Corroboré minuciosamente los datos y hechos que se describen, y en el proceso de investigación aprendí muchísimo. Cada uno de los personajes o sus antepasados llegaron a Israel desde distintos rincones del planeta, en otro momento y por diferentes razones. Pero tienen en común esa conexión inquebrantable con su pueblo y con su tierra.
Algunos episodios que narro los he vivido personalmente, pero el lector no va saber cuáles son, pues se trata de historia. Y esta ha sido completamente tergiversada por la historia oficial palestina que ha prevalecido en un mundo que acepta como ciertos eventos que nunca sucedieron.
Así vemos la grotesca declaración de la UNESCO que niega todo vínculo del pueblo judío con Jerusalén. Cada nación tiene su propia narrativa. El problema es, que en el caso palestino, su ethos, su propia definición es oponerse frontalmente al movimiento nacional judío responsabilizando al sionismo de todas sus desgracias. Es lamentable que no haya tenido una dosis mínima de autocrítica para concluir que si en 1947 los árabes hubieran aceptado el plan de partición de la ONU, entonces no hubiera habido ni guerras, ni refugiados, ni tanta tragedia. La no aceptación de un minúsculo Estado judío en un océano de países árabes y musulmanes es el origen de todo, y sigue siendo hoy día la razón por la cual no se avanza en las negociaciones de paz.
P: Junto a tu defensa de Israel y al orgullo que doy por sentado sentís por los logros de Israel en tan solo 70 años ¿albergás también alguna frustración por el inminente aniversario con tantos problemas aún por resolver?
R: Al igual que el personaje principal del libro, me afilio a una interpretación muy israelí que entiende que, como pueblo, los judíos nunca estuvimos mejor. O por lo menos durante los últimos dos mil años. Antes del establecimiento de Israel, perseguir y matar judíos era muy fácil y de hecho lo hicieron innumerables pueblos alrededor del mundo. Hoy en día, es un poco más difícil, los judíos tienen armas para defenderse. Y los que lo intentan, que no son pocos, deben poner mucho empeño y, si lo logran, es probable que paguen por eso.
Problemas por resolver hay muchos, pero lo que depende de los israelíes ha evolucionado espléndidamente bien. En los asuntos de paz y seguridad, se requieren al menos dos partes y no son precisamente los israelíes quienes no han querido alcanzar la paz.
P: ¿Cuáles son en tu opinión las cosas que pueden unir a todos los que defienden o aman a Israel, más allá de las posturas partidarias? Concretamente...¿qué te une a vos, que defendés públicamente la gestión del Primer Ministro Netanyahu, con alguien de la izquierda sionista que lo critica, convencido de que precisamente por el bien de Israel hay que tener otra política? Y no estoy apuntando a lo que divide, sino, realmente, al común denominador.
R: Con la izquierda sionista me une el mismo deseo, la misma meta, que es que los ciudadanos israelíes, judíos, musulmanes, cristianos, drusos, bahais o ateos, puedan vivir sin la amenaza permanente de una guerra o un atentado terrorista. Pero no debemos olvidar que Israel ya ha tenido otras políticas y su resultado fue nefasto. La Segunda Intifada estalló inmediatamente después que, en Camp David, Barak le ofreciera a Arafat todo lo que en inglés siempre dijo que quería. Pero en árabe decía lo contrario, y por lo tanto ni siquiera le presentó una contrapropuesta. ¿Por qué no firmaron sobre el 96% que estaban de acuerdo y seguían negociando sobre el 4% restante? ¿No sería lo más lógico si verdaderamente estaban buscando la paz?
La desconexión unilateral de Gaza puso a la organización terrorista Hamas en el gobierno que disparó sobre la población civil israelí 15.000 misiles. Ahora es un tentáculo iraní que extiende su amenaza sobre Israel.
Entonces, creo que más allá de las críticas al primer ministro, si hubiera otro en su lugar, los grandes problemas del país serían los mismos. Los israelíes de izquierda gastan todas sus energías discutiendo sobre lo que debería hacer el gobierno, sin tener en cuenta que se requieren dos partes para lograr una conciliación. Son sólo elucubraciones, ya que los palestinos no están dispuestos a reconocer a Israel como un Estado judío, como establece la ley internacional, y siempre buscan una excusa para no negociar o para rechazar cualquier tipo de ofrecimiento. Si ellos quisieran un Estado en Cisjordania y Gaza, ya lo hubieran obtenido hace mucho tiempo.
Los israelíes ven el conflicto como un problema político, y los palestinos, árabes y musulmanes lo ven como una guerra religiosa. Por esa razón no se ha logrado un entendimiento, porque los actores se encuentran en planos diferentes.
P: Sin duda se puede polemizar mucho sobre esos puntos también...y no lo comento porque no esté de acuerdo con gran parte de tu planteamiento. Pero no es ese ahora el tema. Vayamos ahora sí a lo que divide o mejor dicho a las discrepancias: ¿estás de acuerdo con lo que sostienen políticos o figuras del centro o izquierda sionistas, que justamente para garantizar la vida de Israel como estado judío y democrático, hay que permitir una separación de los palestinos , para que cada uno pueda vivir de su lado en paz?
R: Totalmente de acuerdo. Como lo declaró Netanyahu en Bar Ilán, estoy a favor de que existan dos Estados. El problema es que los palestinos no lo quieren así. Aspiran a un Estado palestino por un lado y por el otro a que millones de refugiados inunden demográficamente a Israel para convertirlo en una segunda entidad con mayoría palestina. Ellos lo reconocen abiertamente. No entiendo cómo la izquierda israelí puede saltearse ese elemento y actuar como si no existiera.
P: Volviendo al libro en sí...después de haber tenido dos hijos con tu esposa Nadin y de haber plantado seguramente más de un árbol...ahora esta emoción. No sé si preguntarte siquiera si te sentís realizado...pero apuesto a que esto es para vos una gran emoción.
R: Tenemos dos hijos que son nuestros tesoros y efectivamente he plantado árboles tanto en Uruguay como en Israel. El libro representa mucho en lo personal, pues contiene el mensaje que considero importante comunicar.
Para serte franco, todavía sigo sorprendido por la experiencia que estoy viviendo. Este libro se publica en todo el mundo de habla hispana: España, Estados Unidos y América Latina y me parece increíble que gente conocida y aún desconocida se comunique conmigo para comentarme por ejemplo que lo enorgulleció haber visto un libro en España de un autor uruguayo.
Nuestro mundo está ensombrecido con las tinieblas de la mentira y la hipocresía y como recordó Netanyahu en la ONU, una luz pequeña puede disipar mucha oscuridad. Aspiro a que el libro pueda ser un aporte, una pequeña lucecita de verdad.
P: Creo que un indicio del nivel del libro, a menudo, es quién lo prologa. Y seguramente estás feliz con quienes han aceptado hacerlo, nada menos que el ex Presidente de la República Dr. Julio María Sanguinetti y el escritor argentino Marcelo Birmajer.
R: Así es. Me tomé el atrevimiento de pedirles a estas dos grandes figuras del Río de la Plata, que escribieran un prólogo o una introducción al libro. Ambas son personalidades que admiro profundamente, cada uno en su área ha dejado marcada una huella. Sanguinetti es uno de los arquitectos de este Uruguay de democracia y libertad que gozamos hoy día y Birmajer, periodista y guionista argentino de renombre internacional, ha sido declarado hace pocos días personalidad destacada de la ciudad de Buenos Aires. A ambos les estoy sumamente agradecido, porque no solamente accedieron a mi solicitud y escribieron en el libro, sino que además participan del lanzamiento en Uruguay .
P: Que el libro sea un éxito pues.
R: Muchas gracias Ana.