Por Martín Otheguy
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El evento se produjo en el 2006 en una dependencia ministerial que, como aquel lugar de La Mancha, preferimos no recordar. La excusa era la presentación de un proyecto universitario apoyado por el gobierno, pero para muchos de los que nos encontrábamos allí era simplemente eso: una excusa. Quien suscribe se acomodó con pericia cerca de la mesa de saladitos, a un brazo de distancia de varios canapés suculentos que estaban coronados por una extraña hendidura rellena de queso en lo alto, como una boca deforme que reclamaba atención. Mientras los diferentes oradores se iban turnando, la música ambiente se convirtió en una orquesta de mandíbulas, chasquidos de dientes, sandwiches triturados y tintineo de copas a medio llenar. Los concurrentes masticaban y simulaban escuchar, aferrando en una mano una gacetilla explicativa y en la otra una empanada calentita.
En un rincón, con aparente desinterés, rondaba Federico "Biyu" González con una cámara a cuestas. Estudiante emblemático de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación, Biyu parecía estar registrando las escenas para TV Ciudad, medio en el que trabaja desde hace un buen tiempo. No fue hasta dos años después que descubrimos la verdad: Biyu había producido y dirigido "Perejiles", un documental sobre aquellos figurantes que suelen verse en todos los eventos aunque nadie sepa para qué medio trabajan. Como una sociedad secreta del brindis casual, se reconocen entre sí y se infiltran en el círculo mediático con una copa en la mano y mucha actitud como únicas armas para defenderse de un mundo que muchas veces los menosprecia
Cuando se anunció el estreno de "Perejiles"(llamados así porque "están en todas las comidas") en el Centro Cultural de España, decidimos enfrentarnos cara a cara con Biyu González en la mesa de un bar que, lamentablemente, no regala los saladitos ni los refrescos. Simulamos tener máximo interés en el proyecto, pero simplemente teníamos terror de haber protagonizado parte del documental sin enterarnos. Lo que sigue a continuación es la charla resultante, que derivó en una ferviente apología de los perejiles y los porqués de un documental que logra causar la risa sin dejar nunca el cariño y la empatía. Al final, coca va, café viene, Biyu González se fue sin pagar. Perejil.
- ¿En qué momento esto dejó de ser un hobby para convertirse en un documental serio?
A mediados del 2005 salí con mi camarita a registrar pequeñas escenas, las primeras en el Ministerio de Turismo y ya viendo uno o dos perejiles reconocibles. Después de charlar mucho con camarógrafos, periodistas y conductores en mis tiempos libres de TV Ciudad, un chofer me dice: "si estás pensando en hacer un documental sobre perejiles no te olvides de entrevistar a Leonardo Galante". A Galante yo lo bautizo como grado cinco de los perejiles, ya que es increíble el conocimiento que tiene sobre ellos, sólo igualado por su rechazo. Lo llevé a casa, le mostré las primeras escenas y él comenzó a identificar más perejiles. La verdad es que al principio eran escenas que yo filmaba para mirar con mis amigos, tomando cerveza y cagándome de risa. Eran básicamente ellos en la conferencia y ellos comiendo. Yo no los conocía ni sabía cómo pensaban, no sabía sus nombres, solamente que eran perejiles porque alguien me los había señalado como tales.
Entonces Galante me recomendó ir a la Expo Prado si es que yo pensaba hacer el documental en serio, porque la Expo es algo así como la zafra de los perejiles. Me tomé la licencia y me interné toda la semana ahí, desde las 9 de la mañana a las 10 de la noche.
En ese momento ya sabía que era algo que iba en serio, porque cada escena que grababa era superior a la anterior. Y ahí fue donde yo conocí a la mayoría de los personajes y generé un vínculo. Por ejemplo, con los dos protagonistas, que son el cieguito Pablo y Carlos Z.
- ¿Cómo se dio?
Lo que pasaba es que si la gente de prensa se arrimaba a ellos era para decirles: "¿qué hacés acá? Vos sos perejil". Mi idea fue seguirles la corriente y no tratarlos como perejiles sino como los periodistas que son. Es más, todo lo que me dicen yo se los creo, al igual que el resto de los entrevistados. El documental no emite juicio al respecto. Mi intención siempre fue seguirlos y comenzar a conocer las motivaciones tan diferentes de los dos protagonistas.
- Justamente, ¿separaste entre ellos a quienes van sólo por el brindis y aquellos que en realidad están buscando un sentido de pertenencia, figurar en algo?
Eso mismo. El que iba sólo a comer yo lo descarté de plano: ahí figuran bastantes viejas de las que da sólo para reírse dos segundos. Los dos perfiles están representados en los protagonistas. En Pablo, que es el cieguito, es el divertirse y pasarla bien. Él quiere estar los 365 días del año de fiesta, así que vos lo ves en recitales, en conferencias de prensa.
Nota de redactor: el cieguito Pablo le hizo creer a este cronista, en una conferencia de Voxpop, que trabajaba para una radio del interior. Pidió apuntes y hasta se arrimó a las primeras filas mostrando un interés mayor al de muchos periodistas.
Una escena al final de la película, por ejemplo, nos muestra a mí y a él bailando al lado de Fito Páez. Él atraviesa todo el campo a bastonazos y patadas, como un rompehielo, llega hasta la baranda y se pone a bailar y charlar con pibas. Eso es su perfil, que se refleja en su frase: "Yo no perdono nada, por qué voy a perdonar si mañana que no estoy". El otro perfil, el de Carlos, y que reúne algunas de estas características, es el del sentido de pertenencia del que hablabas. Quiere ser periodista, figurar, estar en el ambiente, hacer lobby. Carlos es tan genial como Pablo.
Pablo, el cieguito
- Así como en algún momento te decidiste por hacer el documental, ¿no hubo un instante en el que, tras cruzar una línea de confianza, dudaste si seguir o no? ¿No pensaste en no darlo a conocer?
Sí, totalmente. El documental toma partida por la admiración, no la lástima o el rechazo que suele darse en la prensa. Estos tipos son lo mejor, lo más divertido que hay en la prensa uruguaya. Ese es el espíritu del documental, que muestra que hay un cariño por ellos, sobre todo con los dos protagonistas. Generé una confianza que en algún momento me produjo tanto cola de paja como miedo: sabía que yo hacía algo que ellos desconocían, pero a su vez yo quería mostrarlos al público, porque lo que salió en las filmaciones me parecía impresionante. Sentí que tenía que blanquear y en esta misma mesa en que nos encontramos (un bar de 18 de Julio y Barrios Amorín) convoqué a Carlos diez días antes de la presentación en el CCE. Yo sabía que en algún momento me iba a llamar, que la historia le iba a llegar.
Bueno, me llamó al trabajo y me dijo: "Me enteré que hiciste un documental. Quería felicitarte y me gustaría verlo". Le expliqué que hace mucho esperaba su llamada y quedamos en tomarnos un café. Acá mismo le expliqué que él era el protagonista del documental, que le había hecho cámaras ocultas y que había cosas que no le iban a gustar. Ahí mismo le dije que mucha gente lo había identificado como perejil en el documental, aunque también le expliqué que yo mostraba en la película su faceta de relacionista público. Lo invité a casa a verlo un día antes del estreno, pero por algún motivo no pudo venir, al igual que en la presentación en el CCE.
- ¿Pero en ese momento la relación era de perejil a perejil? Porque vos tenías que justificar que andabas con una cámara a cuestas
Se dio una relación de tiburón con pez parásito. Él siempre fue el tiburón y yo el parásito. A él le convenía que yo lo legitimara al trabajar en un medio y a su vez a mí me servía esa faceta genial. Yo lo grababa directamente con la cámara, más allá de algunas cámaras ocultas.
- ¿Pero qué le explicabas en esos momentos, para qué era?
Es que se daba la siguiente cuestión: él siempre me subestimaba. Cuando yo le hablaba él estaba en otra, al palo y en sus cosas. A él le servía que el "pibe de TV Ciduad" estuviera grabando, y yo, en vez de corregirlo, lo dejaba seguir. Pero volviendo a la presentación del CCE, él me pidió que le guardara un lugar y finalmente no fue, sólo apareció la escribana a modo de testigo. Estuvieron dos de mis "documentados" que son sólo figurantes (Artigas2 y El Topo). A uno le encantó y se rió en toda la película pero se quejó porque figuraba poco. Con el otro la cosa no fue tan bien, porque tuvo que verlo con camarógrafos y periodistas mirándolo y señalándolo con el dedo como perejil, no era el mejor ambiente.
Mi idea es, ahora que pasó la presentación, es juntarlos a todos y hablar de negocios para que participen económicamente. Mi intención no era hacer caza de brujas e incendiarlos sino todo lo contrario. Ahora que las cosas están claras quiero que vean la película y ganen como actores, como un cachet de ficción.
Los mordiscos del alba
Antoine y Bertrande son dos jóvenes franceses que, en la París de fines de los '80, deciden invertir el subsidio de desempleo en dos trajes impecables y se dedican a pasar la vida de cóctel en cóctel, colándose en cada brindis o inauguración al que pueden. Son los protagonistas de "Los mordiscos del alba, libro de Tonino Benacquista que revela, en clave de novela negra, las aventuras de personajes universales. En Italia se les llama prezzemolo, en Alemania Schnorrer y en España canaperos. La fascinación y el desprecio que despiertan, como en la aventura hedonista de Benacquista, son también una constante mundial. Federico González conoce la polémica de cerca y supo desde el principio que podía enfrentarse a problemas legales.
¿En qué están los supuestos juicios a los que podés enfrentarte?
Mirá, cuando estuve en Café Versátil llegó un mail de un tal Julio Curiel que es supuesto empleador de Ángel Troche, uno de los secundarios más importantes, con intenciones de hacer juicio porque afirma que Ángel no es perejil y que trabaja para él.
¿Pudiste comprobar si es cierto, tanto en su caso como en otros?
Bueno, en el caso de Carlos, que dice tener más de 50 años de periodista, tiene vínculos con Radio Cristal. Si bien él no es empleado hace un laburo free lance, pero no cubre todos los eventos a los que va, está ahí para figurar. En el caso de Ángel, en el documental dice trabajar para una revista que se llama Estilo periodístico, que viene a ser de este señor Julio Curiel, que a su vez tiene un programa en CX 22. El señor es el que me quiere hacer una demanda, no Ángel. A lo que yo me remito al respecto, es a una frase que el propio Ángel me dice en una de las cámaras ocultas: "Este es un mundo muy peligroso, este en el que estoy yo y el que vas a entrar vos. Nosotros somos odiados por los que trabajan en los medios de comunicación". No quiero aclarar más, pero si este señor me quiere hacer un juicio, mi intención es negociar con todos la parte económica, como dije.
Acá se está hablando mucho sin ver el documental. El que me quiera hacer un juicio que lo haga, pero lo que yo quiero es participar a los protagonistas.
¿Carlos llegó a ver la película?
Sí, fue a casa a verla con dos personas de su confianza y también estaba mi distribuidor, Ronald Melzer. Vio la película y yo sabía que algunas cosas le iban a interesar y otras que no, pero lo hizo con total tranquilidad. Los que fueron con él me felicitaron por el documental y en cuanto a él, creo que está expectante y no tomó ninguna postura aún. Quedamos en contacto y ahora que vio la película debe estar procesando todo, con las repercusiones que tiene para él.
¿Alguno lo sintió como una traición?
Para nada. A Carlos le dije que había generado un vínculo muy fuerte y que me había sentido con cola de paja. Le dije que como director de esta película, a la hora de salir a los medios, él tenía la prioridad para dar su punto de vista porque es mi protagonista. Debe estar digiriendo eso y consultando antes de decidir nada.
El Topo
¿No te pasó pensar en las consecuencias que iba a tener el documental para ellos, en el sentido de que pudiera destruir justamente su sentido de pertenencia? No porque no los dejen entrar más, sino porque quizá los dejen pasar pero con una sonrisa en la cara al reconocerlo como perejiles, y ya no puedan sentirse periodistas.
Mi sueño es que mucha gente que organiza eventos los deje entrar pero con admiración, no mostrando condescendencia, porque hay mucho cariño en la película. Cuando el documental se estrene van a conocer a estos personajes en profundidad, pero estoy seguro que las consecuencias no van a ser mayores.
Yo creo que van a firmar autógrafos, van a ser felicitados y yo destaco que son lo más interesante que hay en la prensa. Los periodistas a veces creen que estoy de su lado, pero yo digo: en una mesa de perejiles y una de periodistas, toda la vida mi lugar está con los perejiles. La prensa es peor, pueden ser los peores del mundo. Definitivamente los periodistas son peores que los perejiles. Todos comemos, yo soy el primero, pero el documental va mucho más allá del hecho de levantar un sandwich. Va por sus motivaciones y por los sentimientos que despiertan en el contexto de la prensa. A ellos los ves comiendo una o dos veces, pero los periodistas famosos son peores y los camarógrafos y choferes también. En algunos canales, por ejemplo, me han dicho que hay un pizarrón donde se agendan los lugares donde va a haber comida.
Lo que me genera bronca es el desprecio que hay a los perejiles por parte de gente que es peor que ellos.
Incluye consumición
A las pruebas se remite Biyu. El video que acompaña esta entrevista, emitido por primera vez por el programa Buscadores, muestra una serie de escenas filmadas por el director que no son precisamente protagonizadas por perejiles. En ellas desfilan varios periodistas famosos que demuestran gran entrenamiento de mandíbulas, ojo clínico para elegir las empanadas y mucha elasticidad en las articulaciones para mantener empinada una copa. Las imágenes finales muestran a Carlos Z, perejil protagonista, interrumpiendo el almuerzo de Sergio Gorzy a pura charla.
¿Qué explicación encontrás a que los eventos de prensa siempre incluyen bebida y comida?
Eso es un punto que si bien el documental no trata está presente. Hay muchos lugares donde se pone comida porque saben que si no la ofrecen la prensa no va. Eso muestra la hipocresía que hay en buena parte del periodismo
¿Te pasó estar en algún evento donde no dejen entrar a los perejiles?
Es que muchos tienen carnet de prensa posta y en la mayoría no te piden nada. Al final del documental, por ejemplo, aparece una foto que me dio Darwin Borrelli, de El País, donde se ve a Pablo el cieguito haciéndole una nota a Hugo Chávez y Chávez lo abraza.
¿Te tocó ir a otros eventos después de estrenar el documental? ¿Pudiste comprobar si los perejiles siguen yendo?
Carlos Z
No, a partir de la presentación tengo entendido que prácticamente no se los ha visto en ningún lado. Es como que están achicando, esperando que bajen las repercusiones. Por ejemplo, a la salida del CCE alguien me dijo que "el inglés" (uno de los secundarios principales) se murió. Me dijeron que se murió en un evento, que estaba pasado de copas, trastabilló y se dio la cabeza contra algo. Tengo que comprobarlo, porque nunca más lo vi. Si fue así, pienso ir hasta la tumba, sacar una foto a la lápida y hacerle un homenaje al final del documental. Suena a leyenda urbana, pero si es así me parece increíble: murió como vivió su vida,
¿Llegaste a descubrir algo de su vida privada, quiénes son, qué hacen además de su faceta perejilesca?
La vida cotidiana de ellos es tan aburrida como la tuya o la mía. Lo interesante de ellos es verlos en el contexto de la prensa. Su vida privada no me interesa para nada, porque desde el primer momento lo importante fue verlos a ellos en su relación con la prensa. No sé absolutamente nada sobre lo que hacen. Generalmente son jubilados, gente con mucho tiempo libre
¿Son más los perejiles que los periodistas en los eventos?
Según los entrevistados, en un evento organizado por el Ministerio de Turismo había más perejiles que gente y según otro había una vez un equipo con suplentes y todo, 22. Yo creo que son necesarios. Imaginate alguien que organiza un evento, pone butacas y quiere que vaya la prensa. Los periodistas pueden fallar, y es muy importante que haya gente Además, las preguntas que hacen muchas veces son mejores que las de los periodistas, podrían trabajar perfectamente de eso.
De hecho yo quiero que en los créditos figuren como periodistas, no sólo como perejiles en la presentación. Creo que se lo merecen, aunque a los periodistas les duela. Lo repito. Me ha tocado estar en una mesa con perejiles y te aseguro que es lo mejor del mundo
Quién es quién
En "Perejiles" participan activamente unos once perejiles, según nos cuenta "Biyu". La mayoría son figurantes, como Artigas2 o El Topo, pero hay cuatro que son los que llevan el hilo del filme. Perfiles
Principales
Carlos Z: "Es relacionista público y le gusta figurar Organizó eventos y tiene más de 50 años de periodismo. Hace lobby y busca pertenecer al ambiente"
Pablo, el cieguito: "Su lema es divertirse y pasarla bien. Su idea es estar de fiesta día tras día, sin importar el lugar"
Los secundarios
Ángel: "Habla de filosofía constantemente, con una filosofía muy de boliche. Es el estereotipo del que quiere hacer lobby pero no puede, ya sea porque no tiene un discurso fluido ni las herramientas, pero tiene mucha voluntad"
El Inglés: "Es todo lo contrario. Recorrió el mundo y dice que es amigo de Luis Miguel. Es sanatero, divertido y mujeriego"
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Por Martín Otheguy
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