Ya pasó el 60% del período de mandato de Ana Olivera en la Intendencia de Montevideo. Una encuesta le da 37% de aprobación de gestión y la mayor insatisfacción es con la limpieza, el transporte y el tránsito. En entrevista con Montevideo Portal, dijo que con la basura "recién" ha logrado la mitad de lo que se proponía y recordó que el punto de partida fue una "situación de emergencia".
Dijo además que no cree que la baja valoración de su gestión comprometa un nuevo triunfo del Frente Amplio y descartó su reelección. Pero prometió terminar su período con el 100% del programa cumplido.
La intendenta sostuvo que cometió un error al pensar que "las obras hablan por sí mismas" y subrayó el fuerte incremento de la inversión en equipamiento. "¡La pucha! Hacía años que en Montevideo, de los recursos que se recaudaban, no se invertía el 28%", subrayó.
Al final, advirtió que el mote de "heladera" que dirigentes opositores le han aplicado tiene "un fuerte componente machista" y "limita con el insulto".
-Usted ha cumplido 3 años de gestión, el FA tiene 23 años de gestión y hay gente que dice que la ciudad está fea, sucia, intransitable. Usted ha marcado que tiene el rumbo de llegar a una ciudad limpia, transitable y accesible. ¿Cómo ve hoy a la ciudad de Montevideo?
-Yo creo que la ciudad de Montevideo es una ciudad realmente hermosa, que a veces nos falta a los montevideanos levantar la mira y mirar todo lo que tenemos entorno nuestro, que es de envidia, o mirar el horizonte en nuestra rambla. Eso no quiere decir que sea autocomplaciente. Eso no quiere decir que no piense que recién hemos llegado al 50% de lo que nos hemos propuesto, aproximadamente, con la limpieza de la ciudad. Y si miro con respecto al tema del tránsito, creo que la ciudad no está intransitable, pero podemos llegar a que el nivel de congestionamiento sea mucho mayor de lo que es. ¿A qué me refiero con que no es intransitable? A que tenemos dificultades en las horas pico. No es, conociendo otras ciudades del continente para no irme más lejos, ese congestionamiento permanente. Y además tenemos una contradicción que tenemos que ver cómo la resolvemos que es ese par que es la velocidad en el tránsito y la seguridad en el tránsito. Nosotros tenemos permanentemente demandas de más cantidad de semáforos. El semáforo enlentece el tránsito por definición. Más allá de que hemos tenido dificultades en lograr algo que, si en todas partes del mundo se logra, aquí tenemos que lograrlo, que es la sincronización. Es de los anuncios que he hecho, estamos trabajando en un sistema de contralor del tránsito que incluye aparte la utilización de otros aspectos de la tecnología, de manera de poder lograr esa agilidad con seguridad que necesita la ciudad.
-En limpieza, cuando usted asumió, usted prometió un vuelco en seis meses. Después el Plan Director se presentó en 2011 y se prometió un sacudón fuerte. Después, usted en 2012 dijo que iba a haber un quiebre y sin embargo hasta el día de hoy hay insatisfacción con la limpieza...
-Lo que nos planteamos en los primeros seis meses era efectivamente aplicar un plan de emergencia por la situación. Porque cuando asumí, estaba en una situación de emergencia la limpieza de la ciudad. Cuando asumí había diez camiones levantacontenedores que podríamos decir que estaban en condiciones. No había habido inversión en los cinco años anteriores en el área de limpieza debido a que había un proyecto y ese proyecto incluía un tema vinculado a la planta de disposición final de residuos. Cuando cae eso, cae el proyecto globalmente. Y además eso implica redefiniciones del equipo de gobierno anterior.
Recuperamos en esos primeros 4 meses parte de la flota existente. Hasta recuperamos barredoras mecánicas que hacía años que no se utilizaban. Hicimos un trabajo fuerte de recuperación, mientras se elaboraba el plan director y hacíamos nuestro propio plan de licitaciones.
Los lavacontenedores ya hacía un año y medio cuando yo asumí que no funcionaban y nunca lograron hacerlos funcionar en el período posterior. Por lo tanto, en esos primeros meses nosotros logramos un vuelco.
Yo sé que la memoria es muy frágil, todo sucede con mucho vértigo, pero a los cuatro meses de haber asumido o cinco meses de haber asumido tuvimos un conflicto de la IMM cuya mayor repercusión fue en el área de limpieza por el tipo de medidas que se tomaron en limpieza. Los paros sectoriales hacían que en realidad parecía que paraban 48 horas y el paro era de una semana y media.
-Y era un efecto buscado por el sindicalismo...
-Yo creo que era un efecto buscado en el sentido de la implicancia o el impacto que tiene en la sociedad el ver los contenedores sin levantar. Creo que hay una parte que olvidaron que es el vínculo de la limpieza de la ciudad con la salud pública. Y creo, además que, como mucha gente, que tuvieron el prejuicio de una intendenta mujer y comunista en que algunas cosas no sé por qué pensaron que no estaba en condiciones de hacer.
-¿Quién tuvo ese prejuicio?
-Yo creo que el prejuicio lo tuvo la población inicialmente porque, cuando se hicieron los focus group cuando yo era candidata, mucha gente decía: "Es mujer y no va a poder con el sindicato". La sorpresa cuando yo declaro la esencialidad fue del propio gremio. Yo creo que nunca se imaginaron que yo iba a hacer una cosa de ese tipo y yo creo que hice lo que tenía que hacer.
Luego de eso, nosotros hacemos, según tu propio relato, la presentación del Plan Director. Mientras estamos elaborando el Plan Director, se van aprobando los diferentes pliegos para hacer las licitaciones. La gente que trabaja en empresas privadas ligadas con lo público, saben que una licitación pública millonaria es una licitación que tiene que tener características internacionales y que llevan como mínimo un año. Eso fue lo que se nos demoró comprar el equipamiento que precisábamos.
El tema de la planta de disposición final de residuos fue el primero que resolvimos. Hoy Felipe Cardoso tiene casi 11 años más de vida una vez que inauguremos la planta de tratamiento de lixiviados, ese líquido que suelta la basura y que es contaminante.
En el caso de la limpieza, había que cambiar la organización del trabajo. Comenzamos por cambiar la manera de la distribución primero regional. Y, junto con eso, hemos hecho los llamados necesarios, porque también nosotros hicimos un incentivo para la jubilación, se jubilaron 1.100 funcionarios. Por lo tanto teníamos la incorporación de nuevos trabajadores, que era muy importante para el área de limpieza.
Los llamados estos los hicimos con un criterio diferente, porque un objetivo sustantivo es que nosotros dejemos de depender de la realización de horas extras por parte de los trabajadores, porque el hecho de no cumplir horas extras cuando uno tiene una fuerte dependencia de ellas hace que no haya conflicto declarado, porque la hora extra en cualquier trabajo es voluntaria. Hemos reducido ya un 25% nuestra dependencia de las horas extras en el área de limpieza y vamos camino, con las reformulaciones que estamos haciendo y los funcionarios que van a ingresar estas semanas, en poder llegar a tener lo que nosotros llamamos el 100% del proyecto zona limpia en ejecución. Es un proyecto que implica nuestra presencia los siete días de la semana en diferentes aspectos de la limpieza, pero además implica, y quizás esto recién en octubre estemos en condiciones de hacerlo, una fuerte fiscalización. Porque no alcanza con que nosotros tengamos todo el equipamiento, no alcanza con que los trabajadores como muchas veces los vemos pasen una, otro y otra vez.
Lo que nosotros tenemos que tener es la posibilidad de una fiscalización que tenga consecuencias, además, para la persona que vandaliza de alguna manera aquellos aspectos como puede ser la quema de un contenedor o sacar la basura de un contenedor. O sea que vamos a llevar adelante una fuerte campaña de fiscalización que la está encabezando el secretario general de la Intendencia. Y, simultáneamente, vamos a hacer una fuerte apuesta a una campaña de colaboración de la ciudadanía.
-¿Pero usted comprende la insatisfacción que hay?
-Totalmente. Nosotros no tenemos problemas con la recolección de residuos. El camión pasa y levanta. Segundo, nosotros tenemos un equipo que después que el camión pasó y levantó, va y a veces con el contenedor casi vacío, hay basura en el entorno del contenedor. Va y limpia, si corresponde limpiar y meter -hace una cosa que se llama achique en términos de la Intendencia- y tira para adentro de otro camión lo que está afuera. Y en otros casos, cuando no le toca a él, lo vuelve a meter adentro del contendor, esperando que al día siguiente pase. Desde el punto de vista de la organización de lo que se hace, nosotros no tenemos hoy las dificultades con el levante, que sí yo lo tenía cuando asumí. Por eso yo digo que logramos el 50%.
-¿Hoy hay satisfacción con la empresa CAP?
-Ni ellos ni nosotros estamos satisfechos con el rendimiento que hay. Ellos han tenido una fuerte degradación también de su propio equipamiento. En el nuevo convenio hay nuevos requisitos planteados en cuanto a frecuencias, en cuanto a los tipos de contendores, con respecto a una serie de temas que trabajamos de común acuerdo y que ha implicado que ellos estén comprando nuevo equipamiento y que este nuevo equipamiento lo tengan aquí a finales de año.
-Respecto al transporte colectivo, hay una valoración negativa. ¿A qué lo atribuye usted?
-Hay una parte que es desconocimiento. Yo el otro día escuchaba en un canal de televisión -y era en el mismo canal la segunda vez que lo escuchaba- hablar de que el boleto de Montevideo es, junto con el de San Pablo, el más caro. Yo creo que tienen un error profundo, que no han hecho un estudio comparativo. Primero que nada, porque el boleto, que es un tema sustantivo para promover el uso del transporte colectivo de pasajeros, en ningún momento en todos estos años se ajustó por el IPC. Es decir que, en realidad, si lo evaluamos en valor real, siempre estuvo por debajo de los ajustes que tuvieron los trabajadores.
En segundo lugar, efectivamente, cuando empezó, el Plan de Movilidad Urbana apuesta a darle otros beneficios y por lo tanto es una disminución sensible del precio el boleto de dos horas y el boleto de una hora.
En tercer lugar, en el tema del boleto estudiantil, es enorme el cambio que se ha introducido. En el boleto estudiantil nosotros pasamos de que en el ciclo básico para la educación pública fuera hasta los 16 años y pasó a los 18 años. En el caso del bachillerato, que no era gratuito, es gratuito hasta los 20 años.
-¿Hay enojo del ciudadano con las empresas que brindan el servicio también?
-Hay algunas líneas de algunas empresas -no es toda la empresa tal o la empresa cual- donde los ciudadanos dicen que tal línea no lo respeta o tal número no lo respeta. Nosotros lo que decimos siempre es que tienen que quejarse ante la Intendencia de Montevideo. Si usted llama a la empresa porque el ómnibus no pasó en hora o porque el ómnibus lo dejó abajo, la empresa tomará medidas, supongo que lo hace. Ahora, si esa denuncia es hecha a la Intendencia, yo lo verifico rápidamente porque la informática me permite verificar que el ómnibus no pasó en la hora que estaba prevista o que el ómnibus no paró en la parada que estaba prevista. Y eso significa una multa de la Intendencia para la empresa. Tiene otro valor, tiene otro valor el hecho de que la Intendencia pueda fiscalizar realmente y que los ciudadanos se dirijan a la Intendencia. Nosotros colocamos cerca de entre 200 y 300 multas mensuales a las empresas de transporte vinculados con incumplimientos horarios o con no paradas en el lugar previsto.
-¿Y Está siendo ríspida la relación con las empresas?
-La relación con las empresas es la relación de dependencia natural que se tiene, porque las empresas tienen permisos precarios y revocables. Yo sé que la población ha olvidado esto. Parece que las empresas y la Intendencia tienen una relación en un plano de igualdad. No es en un plano de igualdad. La Intendencia les da un permiso. Y por lo tanto, a veces, como las propias empresas se olvidan de esto, toman medidas unilaterales sin la autorización de la Intendencia, por ejemplo. Y eso hace que haya un conflicto.
-Otro asunto que genera disconformidad es el tránsito. ¿Cree que la IMM ha sido lenta en buscar soluciones, cuando en este país se venden 50.000 vehículos nuevos al año?
-De ninguna manera. Hay un adelantarse. De Hecho, el Plan de Movilidad Urbana entre uno de sus componentes tiene el tema del tránsito en el que hay una serie de medidas que se están tomando, además de buscar favorecer el transporte colectivo de pasajeros de manera de que haya un uso responsable del transporte individual en las horas pico. Y para eso la gente tiene que ver que el transporte colectivo es eficiente y ese es un trabajo permanente de debate con las empresas.
No toda la ciudad es ensanchable. Hay algunos ensanches que son claves que se van a realizar en los dos años que quedan, como es el ensanche de Camino Carrasco como continuación de lo que está haciendo Canelones, o el ensanche de Bulevar Artigas, que es adelantarnos a un problema. Hay medidas que son como preventivas o que tratamos de adelantarnos a situaciones más complejas.
-Pero hay zonas de Montevideo que no son ensanchables. Por ejemplo, el Centro, Ciudad Vieja, Pocitos y no entra un auto más...
-Pero puede haber medidas que estamos pensando para el propio General Flores. Porque nosotros tomemos el tema del carril exclusivo que se está haciendo en General Flores. Puede haber carril exclusivo central en una parte hasta Bulevar Artigas, pero después de Bulevar Artigas, toda la zona que va hasta el Palacio Legislativo, son otras las medidas que tomar utilizando los pares, utilizando General Flores y las paralelas. Hay otras maneras de avanzar y son medidas que se están estudiando.
Hay un fuerte aprendizaje de lo que pasó con el Corredor Garzón que es cómo uno trabaja eso también con la complicidad de los ciudadanos, cómo los ciudadanos sienten que puede haber algunas cosas que cambian su rutina, que cambian lo que hacen.
El tema de que la gente se acostumbre a ir a los estacionamientos privados es durísimo. Hay que incentivarlos pero no tenemos mucha gente que quiera invertir en estacionamientos privados. Se ha hablado mucho de estacionamientos subterráneos, aquí, allá. Nuestra comisión de inversiones ha recibido un montón de gente, pero después la ecuación no les da.
-Usted, según la última encuesta de junio de Cifra, tiene 37% de aprobación. ¿Eso puede comprometer un triunfo del FA en 2015?
-Yo creo que no. Estoy casi convencida de que no. Primero que nada, porque creo que aquí hay un núcleo muy importante que quizás no simpatiza con la intendenta Ana Olivera, pero dudo que vaya a votar otra cosa en Montevideo. En segundo lugar, creo que en muchos casos hay elementos que están asociados con los primeros temas que discutimos, pero no solamente con los temas que discutimos de la gestión. Porque cuando uno hace el balance, e insisto en que yo no me caracterizo con ser autocomplaciente, digo: ¿Con qué nos comprometimos con la ciudadanía? ¡La pucha! Hacía años que en Montevideo, de los recursos que se recaudaban, no se invertía el 28%. Que está invertido no solamente en equipamiento, en equipamiento fuerte de máquinas, está invertido en obras, en reconstrucción de espacio público.
Yo creo que entre las cosas que me equivoqué en los primeros años es en pensar que las obras hablan por sí mismas. Y yo digo que a las obras hay que hacerlas hablar.
Una obra cada dos días, 500 obras en 1.000 días de vialidad, por ejemplo. Entonces, uno dice: ¿Cómo esto se muestra, cómo esto la gente lo disfruta?
Hay una parte que tiene que ver con un tema de insatisfacción que creo que tenemos que analizar de verdad, que la fuerza política está trabajándolo. Pero, independientemente de eso, yo tengo una responsabilidad institucional. Mi responsabilidad institucional es cumplir con un programa. Va a terminar el quinquenio y yo voy a haber culminado cumpliendo con ese programa. Tengo un equipo de gente que se siente comprometida en cumplir con ese programa, siente una enorme responsabilidad, esa enorme responsabilidad de tu pregunta, ser los responsables de que en Montevideo el proyecto que se viene desarrollando hace 23 años se interrumpa.
-La oposición se está juntando para enfrentar al FA. Penadés dijo que uno de los primeros efectos de eso es que ya nadie piensa en su reelección y que el FA está preocupado por proponer varios candidatos. ¿Qué opina de eso?
-En relación a lo que piensen hacer los partidos tradicionales, no voy a opinar.
En segundo lugar, la que ha desestimado y desestimulado desde hace bastante tiempo el tema de mi reelección, más allá de que hay gente que considera que es un error que yo lo diga, soy yo. Porque yo creo que si yo hoy me preocupo por una campaña política, que comenzó, además, con una antelación enorme, porque aquí hay quienes arrancaron la campaña al otro día de que se ganó Montevideo, me estaría traicionando a mí misma, primero, lo que pienso que es una responsabilidad de gobierno.
Además de eso, la propia fuerza política aún no tiene una definición al respecto y será la propia fuerza política la que decida cómo va a ser.
-Pero en el FA ya están manejando hace tiempo candidaturas múltiples. ¿Le molesta eso, que mientras usted esté gestionando, ya se esté hablando de un futuro intendente diferente?
-No, no, no. Yo soy frenteamplista de todo corazón desde los inicios. A mí me importa el proyecto frenteamplista. Y el FA tiene esa virtud de, en la diversidad, discutir y llegar a acuerdos de cómo entiende en cada momento que debe hacer las cosas. Tengo plena confianza de que, tanto a nivel nacional como a nivel departamental, como sucedió en las otras ocasiones, se van a dar los medios para poder tener continuidad.
-Pero parece que hay varios dirigentes que ya se están frotando las manos. Y se ha hablado de varios nombres: Daniel Martínez, Carolina Cosse...
-Eso es una interpretación. Frotarse las manos hablaría de una mezquindad que no pienso de ninguno de los compañeros que nombraste. Algunos compañeros hace muchísimos años que los conozco como para poder pensar que hay un sentimiento mezquino. En el caso de Daniel, creo que no logró asumir inicialmente las reglas de juego que todos hemos asumido en relación a cómo se produce la elección.
-Desde que Raúl Sendic dijo que el Frente ganaba con una heladera, la oposición la ha caricaturizado así a usted. ¿Cómo toma ese nivel de crítica?
-Ese nivel de crítica lo tomo como ajeno a la manera de ser de los uruguayos. Y creo que tiene un fuerte componente, además, machista. Digo esto porque he escuchado cosas de lo más interesantes a raíz de los dichos de mi director de Comunicación, que yo no tengo el carisma de Mariano (Arana) ni de Tabaré (Vázquez). Efectivamente. ¿Cómo es el carisma de una mujer dirigiendo si soy la primera mujer intendenta y en general existen estereotipos que yo nunca voy a cumplir? En realidad, hay maneras de caricaturizar el relacionamiento con el otro que van más allá de la gestión que esa persona esté haciendo y por lo tanto, en realidad, lo que hago, porque trato de preservar mi salud, porque tengo un objetivo que es trabajar acá, es no contestar nunca cuando el nivel de crítica se hace en el nivel que limita con el insulto.
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