Por The New York Times | Alan Feuer and Adam Goldman
Mientras veintenas de integrantes de los Proud Boys caminaban hacia el Capitolio gritando consignas el 6 de enero, un miembro de esta organización de extrema derecha iba texteando la reseña de la marcha en tiempo real.
El receptor era su contacto en el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés).
Según los expedientes confidenciales que obtuvo The New York Times, en medio del despliegue de una trifulca que sacudió un pilar de la democracia estadounidense (la transferencia pacífica del poder), el FBI contaba con un informante entre la multitud, el cual les daba una idea de lo que ocurría desde adentro. Según la versión de los acontecimientos que proporcionó el informante, los Proud Boys, conocidos por sus peleas callejeras, más bien estaban siguiendo a una turba de partidarios de Trump devorada por una mentalidad de manada y no llevando a cabo ningún tipo de ataque planeado con anticipación.
Los expedientes señalan que, después de reunirse con sus compañeros de los Proud Boys en el monumento a Washington esa mañana, el informante describió su marcha hacia los terrenos del Capitolio, donde vio que derribaron las vallas y los partidarios de Trump entraron en tropel al edificio. Los expedientes muestran que, al parecer, en algún momento su contacto no captaba que habían irrumpido en el edificio y le pidió al informante que lo mantuviera al tanto, sobre todo si se desataba algún tipo de violencia.
El uso de informantes siempre les plantea a las autoridades encargadas de mantener el orden dudas sobre la credibilidad y la exactitud de la información que proporcionan. En este caso, los expedientes obtenidos por el Times no abordan de manera directa si el informante estaba en una posición adecuada como para saber los planes que tenía la dirigencia de los Proud Boys para el 6 de enero, por qué estaba cooperando, si tal vez haya pasado por alto indicios de un complot o si quizás haya engañado al gobierno de manera deliberada.
No obstante, los expedientes y la información de dos personas que están bien enteradas sobre este asunto indican que las fuerzas de seguridad federales tuvieron una presencia mucho mayor en el asalto al Capitolio, incluso cuando estaba llevándose a cabo, de lo que se sabía con anterioridad.
Al mismo tiempo, es probable que esta nueva información complique los intentos del gobierno por probar las importantes acusaciones de conspiración que ha presentado contra varios miembros de los Proud Boys.
Según los expedientes, el 6 de enero, y a lo largo de algunos meses después, el informante, quien estaba afiliado a una sección del Medio Oeste de los Proud Boys, negó que ese grupo tuviera intenciones de usar la violencia ese día. De acuerdo con los expedientes, también negó, en extensas entrevistas, que esta organización extremista planeara con anticipación el asalto al Capitolio. En los expedientes no se revelaba la identidad del informante.
Los expedientes que exponen el relato del informante sobre el 6 de enero —extractos de sus entrevistas y mensajes con el FBI antes, durante y después del motín— coinciden con las aseveraciones de los abogados de la defensa, quienes han alegado que pese a que varios de los Proud Boys irrumpieron en el Capitolio, este grupo no llegó a Washington con el plan preestablecido de ocupar el edificio.
También plantea nuevas dudas sobre el desempeño del FBI en el seguimiento de la amenaza de los grupos de extrema derecha como el de los Proud Boys.
Los expedientes —proporcionados al Times con la condición de que no se usen citas textuales— muestran que el FBI estaba investigando al menos a otros dos participantes en el mitin del 6 de enero y que le pidió al informante que estableciera contacto con ellos, lo que implica que tal vez sean integrantes de los Proud Boys.
Además, en los expedientes se ve que las autoridades del FBI en Washington estaban advertidas antes del ataque que el informante iba de camino al Capitolio con muchos otros Proud Boys.
Según una persona bien enterada del asunto, el FBI tenía también otro informante vinculado a la sección de los Proud Boys que participó en el saqueo del Capitolio, lo que pone en duda la capacidad de los informantes del organismo y el tipo de preguntas que les hicieron sus contactos antes del 6 de enero.
En marzo, Christopher Wray, el director de la agencia, reconoció ante el Congreso que el FBI estaba analizando la calidad de las investigaciones que había recabado sobre el 6 de enero.
“Cada vez que hay un ataque —sobre todo uno así de terrible, que afecta justo la parte medular de nuestro sistema de gobierno, en el preciso momento en que se está debatiendo sobre la transferencia del poder—, pueden estar completamente seguros que nosotros estamos muy pero muy concentrados en cómo podemos obtener mejores recursos, una mejor información y mejores análisis para garantizar que nunca vuelva a suceder algo como lo que ocurrió el 6 de enero”, afirmó durante la audiencia ante el Congreso.
El FBI señaló en un comunicado que, para llevar a cabo su misión de proteger al pueblo estadounidense y hacer respetar la Constitución, era primordial recabar información de inteligencia.
“Aunque no es común que el FBI hable sobre sus fuentes y sus métodos, es importante entender que nuestras fuentes proporcionan información valiosa relacionada con actividades delictivas y temas de seguridad nacional”, explicó la agencia.
Esta nueva información salió a la luz en un momento en que sigue circulando la desinformación entre los comentaristas y los sitios web de extrema derecha que acusan al FBI de haber usado informantes o agentes para montar el ataque del 6 de enero. Pero en todo caso, al parecer, los expedientes señalan que el contacto del informante en el FBI no captó con rapidez la gravedad de lo que estaba ocurriendo ese día. Además, los expedientes muestran que el informante viajó a Washington por iniciativa propia, no a petición del FBI.
La pregunta sobre si grupos extremistas como el de los Proud Boys conspiraron antes del 6 de enero para organizar el peor asalto al Capitolio en más de 200 años es una de las líneas de investigación más importantes que siguen las autoridades. Pero los expedientes que hablan del informante son solo una pieza de un rompecabezas mucho más grande que incluye otras informaciones sobre ese grupo.
Parece que este informante, quien comenzó a trabajar para el FBI en julio de 2020, ha trabajado de cerca con muchos otros miembros de esta sección de los Proud Boys, entre ellos algunos que han sido imputados en el ataque. Pero en los expedientes obtenidos por el Times no queda claro cuán bien conocía a los altos dirigentes del grupo o si estaba en el mejor lugar para estar enterado sobre posibles planes de asaltar el Capitolio. Los fiscales han presentado acusaciones de conspiración contra quince miembros de los Proud Boys en cuatro casos separados, pero interrelacionados, y estas son algunas de las acusaciones más destacadas que se han presentado en más de 600 casos vinculados al ataque al Capitolio.
Al intentar probar que los Proud Boys habían planeado el ataque con anticipación, y que luego actuaron juntos el 6 de enero para interrumpir la certificación de la votación del Colegio Electoral, los fiscales han aseverado en documentos judiciales que sus dirigentes recaudaron dinero para transportar a sus miembros a Washington; que juntaron equipo, como chalecos de protección y radios de varios canales, y que les ordenaron a sus subordinados que en vez de usar sus distintivas playeras tipo polo negro con amarillo usaran ropa más común y corriente.
El FBI también ha recopilado publicaciones incendiarias de las redes sociales y grabaciones de varios pódcast en las cuales miembros destacados de los Proud Boys adoptan una especie de vehemencia revolucionaria luego de que el expresidente Donald Trump perdiera ante el presidente Joe Biden y algunos insinúan que los “traidores” debían ser asesinados y que la guerra civil estaba a la vista.
Como parte de sus investigaciones, al final, los agentes federales consiguieron miles de conversaciones privadas de grupo que sostuvieron docenas de Proud Boys en la aplicación de mensajería Telegram. En una de ellas, escrita la noche anterior al disturbio, uno de sus dirigentes les dijo a sus hombres que se dispersaran y actuaran con sensatez, y añadió: “Los policías son la principal amenaza”.
Sin embargo, parece que las declaraciones del informante refutan las afirmaciones del gobierno de que los Proud Boys se organizaron para perpetrar un asalto ofensivo al Capitolio que tenía como objeto evitar la transición pacífica de la presidencia de Trump a la de Biden.
Según los expedientes, la víspera del ataque, el informante señaló que el grupo no tenía planes de participar en actividades violentas al día siguiente, excepto para defenderse de posibles ataques por parte de los activistas de izquierda, una narrativa que los Proud Boys han usado con frecuencia para justificar su conducta violenta.
Luego, durante una entrevista en abril, el informante les volvió a decir a sus contactos que los líderes de los Proud Boys dieron órdenes explícitas de mantener una actitud defensiva el 6 de enero. En otro momento de la entrevista, afirmó que ese día jamás escuchó nada relacionado con interrumpir el proceso electoral. Manifestantes escalan un muro del Capitolio de Estados Unidos, en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times) Manifestantes marchan hacia el Capitolio de Estados Unidos, en Washington, el 6 de enero de 2021. (Jason Andrew/The New York Times)