Una enfermera que se desempeñaba en el Hospital Spire en Wrexham, Gales, fue despedida recientemente de su empleo luego de que una junta de expertos fallara acerca de un incidente ocurrido en enero de 2022 en el estacionamiento del centro de salud.
Según informa el periódico The Guardian, la enfermera Penélope Williams se había involucrado sentimentalmente con un hombre que recibía tratamiento regular en el hospital, donde ella trabajaba con el área de nefrología.
En la noche de los hechos, los amantes se encontraron furtivamente en el auto del hombre, aparcado en el estacionamiento del hospital. Durante la relación, el hombre se descompensó y murió. El deceso fue certificado como muerte por “insuficiencia cardíaca y enfermedad renal crónica provocada por un episodio médico”.
En la junta de expertos se estableció que esa noche Williams había visitado a un compañero de trabajo, quien estaba al tanto del affaire de esta con el paciente y a quien le contó que esa misma noche tendrían una cita.
Sobre la medianoche, la mujer llamó por teléfono al mismo compañero “llorando y angustiada y pidiendo ayuda mientras trataba de explicar que alguien había muerto”. El hombre le aconsejó que llamara a una ambulancia de inmediato, consejo que ella desoyó.
Posteriormente el hombre fue hasta el lugar y se encontró con su amiga “parcialmente vestida” dentro del automóvil del paciente, quien ya estaba muerto. Luego, ambos trabajadores de la salud llamaron a la línea de emergencias 999 y pidieron ayuda médica y policial.
En una primera reunión formal con la junta de expertos, la enfermera negó la relación que tenía con el fallecido, y dijo se había sentado con él en el asiento trasero de su auto “durante unos 30-45 minutos, solo para hablar”, antes de que él empezara a gemir y feneciera de manera repentina.
Sin embargo, en declaraciones posteriores a la policía local admitió que tenían una relación de índole sexual y que habían quedado previamente en verse en el estacionamiento esa noche.
En mayo, Williams compareció nuevamente ante la junta de expertos y admitió la relación con el paciente, y también reconoció que no llamó a una ambulancia incluso después de que se lo aconsejaron.
Recientemente, el panel de expertos llegó a una conclusión y resolvió la inhabilitación de la enfermera.
“Las acciones de la señora Williams constituyen notorias desviaciones de los estándares que se esperan de una enfermera registrada, y son fundamentalmente incompatibles con su permanencia en el registro”, se lee en el dictamen, recogido por el citado periódico.
Los especialistas que analizaron el caso coincidieron en que “las constataciones en este caso en particular demuestran que las acciones de la señora Williams fueron tan graves que permitirle continuar practicando la enfermería socavaría la confianza pública en la profesión”.