Las autoridades brasileñas han encontrado restos de
sangre, excremento y orina en el interior del Palacio de Planalto de Brasilia —sede del Gobierno—, que el domingo fue invadido y
vandalizado por radicales bolsonaristas, en un intento por derrocar al
mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
El ministro de la Secretaría de Comunicación, Paulo Pimenta, declaró este lunes
ante la prensa que el abundante material orgánico hallado en el palacio
presidencial servirá para identificar a los “criminales” que provocaron el caos
en la capital brasileña durante cuatro horas y media.
“La gente dijo que parecían un bando de personas con odio, fuera de sí,
parecían un bando de zombis. Corrían por los pasillos, rompían todo, meaban y
defecaban en los pasillos, dentro de las salas. Fue un acto de destrucción”,
relató Pimenta.
Miles de esos simpatizantes de Jair Bolsonaro, que no reconocen la victoria de
Lula en las elecciones de octubre, entraron de forma violenta y causaron
cuantiosos daños no solo en el Palacio de Planalto, sino también en el Congreso
y en la Corte Suprema.
Las sedes de los tres poderes del país se encuentran en una plaza y fueron
ocupadas durante cuatro horas y media por grupos de extrema derecha que exigen,
desde la celebración de los comicios, una “intervención” militar que devuelva
al poder a Bolsonaro.
Este lunes, con la situación ya bajo control y tras 1.500 detenidos, se pudo
observar el nivel de destrucción que asoló los edificios que albergan la
Presidencia, el Parlamento y el Supremo.
En Planalto, hay multitud de ventanas rotas, cristales esparcidos por el suelo
y hasta cartuchos de bala, según pudo comprobar EFE. En el interior,
había una galería con las fotografías oficiales de los presidentes del país que
fue destruida.
Los manifestantes también rompieron diversos equipos informáticos y una parte
importante del acervo artístico que atesoraba el palacio, en el cual había
valiosos cuadros, esculturas y mobiliario de gran valor histórico.
“El episodio ocurrido en Brasil es más grave que el del Capitolio” de Estados
Unidos del 6 de enero de 2021, cometido por seguidores del expresidente Donald
Trump, pues “aquí asistimos a la invasión de las sedes de los tres poderes”,
expresó Pimenta.
En medio de los destrozos, el presidente Lula, que asumió el poder el pasado 1
de enero, decidió despachar desde el palacio, en una muestra de absoluta
normalidad institucional.
“No vamos a tolerar cualquier acto que tenga como objetivo debilitar la democracia y la Constitución”, sentenció Pimenta.
EFE
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