Uruguay conmemoró este jueves el 40° aniversario del regreso de la democracia al país con un acto que reúne al actual presidente, Yamandú Orsi, junto a los exmandatarios Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera y José Mujica, para dialogar sobre la historia y el futuro democrático del país.
El secretario general del Partido Colorado, Andrés Ojeda, dio el discurso de apertura, donde destacó que Uruguay se distingue por su “calidad democrática, institucionalidad, fuerte sistema de partidos” y “capacidad de convivir”.
“Esta foto es única y nuestra democracia es la envidia de países más grandes y poderosos que el Uruguay”, expresó Ojeda.
Sanguinetti fue el primer orador, y recordó el día de su asunción como un evento “cargado de emociones y nobles sentimientos”.
“Los sentimientos eran encontrados. Por un lado estaba el peso de la responsabilidad. La trampa de evocar estos momentos es el anacronismo, ya que es muy difícil lograr reproducir el clima con el cual se vive un momento histórico”, dijo Sanguinetti, y describió que había “un ambiente de celebración, de festejo” y “de alegría” en la calle.
Sin embargo, el exmandatario dijo que “por detrás había aprehensiones”. “Había sectores del ejército no convencidos con la salida, como era notorio. Como también presos a liberar y dificultades muy profundas de ese tipo”, describió.
“Sentía, por un lado, el peso de la responsabilidad. Por otro lado, la alegría y el reconocimiento. Hoy tengo un sentimiento de gratitud por todos aquellos que nos dieron la oportunidad histórica de construir a la historia constitucional de la República”, concluyó Sanguinetti.
Luis Alberto Lacalle, por su parte, calificó el 1° de marzo como “un día muy particular tanto para el presidente como para quienes lo acompañan”.
“En el 90, cuando terminó todo, me di vuelta y le dije a Atilio Garrido que se acabó lo bueno, porque mañana empiezan los problemas”, en referencia al cambio de mando.
A su vez, el blanco recordó a Wilson Ferreira y Líber Seregni, que no participaron del ciclo electoral, y pidió recordar la Ley de Caducidad, que destacó como “parte de todo lo que se tuvo que remontar”. “Había que sostener el sistema, vigorizarlo y escuchar los problemas de gobierno normales”, concluyó Lacalle.
Por su parte, Mujica abrió su discurso con la idea de que “no preocupa tanto el ayer”. “Me preocupa muchísimo el mundo que se nos viene encima, en el cual yo no voy a estar por obvias razones”, sostuvo.
“La primera lección que tenemos que recordar para esa hipótesis del futuro es que somos apenas tres millones de orientales y no podemos darnos el lujo de desparramarnos en pedazos y no cargar la responsabilidad de que este pequeño país maravilloso camine para seguir adelante”, opinó el dirigente frenteamplista y apuntó a que “el mundo va a entrar en la era de la inteligencia”, por lo que advirtió que “si no se apura el destranque”, las generaciones jóvenes están “condenadas a vivir en un país mayoritariamente de viejos”.
De acuerdo con su idea, el exmandatario afirmó que hay que “multiplicar la capacidad cerebral y dar el ejemplo a los jóvenes”.
“No somos tan importantes. Es importante la nacionalidad, la especie, los blancos, los colorados, los frenteamplistas, la patria. Tenemos que cuidar esa unidad emocional que nos ayuda a vivir y pienso que los tres veteranos estamos acá por lo mismo, ya que podemos tener diferencias y convivir”, destacó Mujica.
El expresidente subrayó que la libertad “se precisa para tener el derecho de discrepar y cultivar otra cosa, lo que no equivale a despedazar el país y a su gente”, porque “lo más importante de Uruguay está por nacer y todavía no existe”.
Mujica finalizó con un mensaje acerca de su muerte, la cual afirmó que será “pronto”, y afirmó que su discurso fue “un pequeño homenaje a José Batlle y Ordoñez”. “Nada vale más que la unidad nacional, más aún cuando las papas queman”, concluyó.
“Mirando para atrás, estos han sido años de entendimiento. No solo empieza y termina un gobierno, sino que cumple los compromisos por el país”, dijo Luis Lacalle Pou en un video pregrabado, ya que no pudo concurrir al evento.
El expresidente describió que “el sacrificio” que hicieron sus homólogos “fue permeando en la ciudadanía y a un sistema que costó mucho conseguir”, pero advirtió que “es instantáneo el acto de romperlo y resquebrajarlo”.
“Si un país es capaz de pelearse, pero que la sangre no llegue al río, es un valor enorme a los ojos del mundo, y tenemos que estar orgullosos”, concluyó Lacalle Pou.
Finalmente, el actual presidente de la República, Yamandú Orsi, describió que “existe una dinámica en la democracia uruguaya donde en el debate entre gobierno y oposición no corre sangre”.
Orsi recordó el día de las elecciones, y expresó que “mientras unos saboreaban el triunfo, había otra mitad que se iba con otro sentimiento”. “Sin embargo, esa derrota circunstancial nunca implicó la renuncia a la colectividad”, afirmó y sostuvo que “da gusto” que un encuentro como este ocurriera en Uruguay.
“Nuestro compromiso es honrar esto, lo que implica entender que la política tiene mucho para hacer. Es un espacio que tiene que llevar adelante el debate. Uno no siempre termina de caer y es bueno que nos lo recuerden”, finalizó.
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