Por Valentina Rodríguez
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“Los amo, pero no puedo más. Necesito descansar. No llego a todo y está bien”.
Este tipo de frases aún pueden generar controversia, pero pronunciarlas en voz alta ya no hace tanto ruido como en otra época. La maternidad real, con sus luces y sombras, comenzó a colarse entre los huecos de los mandatos sociales e idealización sobre el tema, aunque todavía falta.
Culpa, violencias, discriminaciones naturalizadas, indivisibilidad. Estos sentimientos que experimentan las madres —en mayor o menor grado— son extrapolables de una sociedad a otra en Occidente, y se enmarcan en un sistema patriarcal y capitalista, plantea Esther Vivas, periodista, socióloga y escritora catalana, en su libro Mamá desobediente.
La importancia de poner en palabras experiencias reales ayuda a contrarrestar la soledad que experimentan las madres, a acompañar, a tejer redes y generar grupos que muchas veces suplen carencias en cuanto a cuidados, principalmente a nivel emocional.
¿Cómo se sienten las madres? ¿Se reconoce y valora su trabajo, ese que sostiene la vida a diario? ¿Por qué se espera que las mujeres trabajen como si no fueran madres y maternen como si no tuvieran otro trabajo?
Conversamos con mujeres de distintos ámbitos que han hecho de su maternidad una experiencia compartida. Porque la maternidad es cosa de todos, o al menos así debería serlo.
Empezar a poner en palabras
Carolina Anastasiadis es periodista especializada en comunicación corporativa. Cuando tuvo a sus hijas comenzó a compartir, junto a su colega Federica Cash, su experiencia y sentimientos, algo de lo que no se hablaba demasiado. De ahí surgió el blog Mamás Reales, que comenzó como un intercambio y se convirtió en una comunidad referente. A su vez, por el camino ambas se especializaron en apego y crianza positiva, para impartir talleres y seguir con su objetivo inicial de ayudar a otras madres.
“Empezamos Mamás Reales blog en 2013 con la llegada de mi hija mayor, Alfonsina, y de Juanfe, el hijo de Federica Cash, mi socia. En ese entonces se hablaba muy poco de lo real, y por eso sentimos la necesidad de ponernos a escribir sobre cuestiones fuertes que atraviesan las mujeres al convertirse en mamás, lejos de lo ideal. Desde la culpa, los miedos y la soledad a lo más físico y tangible como sentirnos con un cuerpo que no es nuestro por un tiempo largo. Hay una transformación de vida total; un duelo del que poco se hablaba y le empezamos a poner palabras, porque al hacerlo había mujeres del otro lado agradeciendo y alentando nuestra catarsis. Hace 10 años se hablaba poco y vimos que compartir alivia un montón”, dice Anastasiadis a Montevideo Portal.
“De ese tiempo a esta parte, el cine se hizo eco de estas cuestiones (Mi amiga del parque, de Ana Katz, es una de las tantas películas que hablan de esto), se han escrito varios libros en tono coloquial y ‘real’ y hasta se ha hecho y hace humor sobre estos temas. Así que ha cambiado eso de no hablar cosas por ser tabú. Vamos destapando, pero hay cosas que no está bien decir y se siguen callando. Mucho tiene que ver con la sociedad en la que vivimos, que aún es muy patriarcal. Vamos torciendo ese brazo pero aún no hay equidad. Y hasta que no haya equidad, difícilmente podamos hablar sin sentirnos juzgadas”, agrega.
Maternidad real, para Anastasiadis, es sinónimo de imperfección bella, con sus emociones fluctuantes, transformaciones y evoluciones a lo largo de la vida, que van de la mano de la de sus hijas.
Por una cosa u otra, siempre mala madre
La actriz y comunicadora Florencia Infante se ha referido en su trabajo varias veces al tema de la maternidad sin tapujos. Por ejemplo, con el proyecto Maternidades en cuarentena y en varios de sus reconocidos unipersonales de humor. Es madre de dos hijos de 7 y 9 años, y esa experiencia vital le deja a diario nuevas enseñanzas y desafíos.
“Siempre te va a salir mal, no hay manuales. Está buenísimo que haya libros, pero tengo la certeza de que cada mamá, aunque no sepa nada, sabe exactamente lo que tiene que hacer. Quiero decirles a las mujeres que esa maternidad de las películas en la que todo es perfecto le pasa a una en un millón. No se habla de lo difícil que es la lactancia, el puerperio, de lo solas que nos quedamos las mujeres maternando; por más de que haya muchas paternidades ejercidas desde el respeto y la presencia, no son la mayoría. Hay una idealización tan profunda y arraigada a antiguos valores que ni siquiera entendemos bien de qué estamos hablando cuando nos referimos a esto. Ya desterramos un poco el ‘él me ayuda’ porque hemos comprendido que no está ayudando sino ejerciendo su rol de padre en caso de pareja heterosexual, pero falta camino por recorrer entre las mujeres”, expresa a Montevideo Portal.
La red de empatía y apoyo que lo sostiene todo
Las entrevistadas lo tienen claro. Generar una red de contención es fundamental a la hora de hablar de maternidad, y por esto crearon espacios para promover el encuentro.
“Sentimos que es importante criar en comunidad. Que nadie vive una maternidad sana si no puede compartir, apoyarse en una red. Es difícil la maternidad sin red. Y encontramos en el blog (que tuvo su pasaje por tele y radio, además de charlas presenciales que seguimos haciendo) una manera de hacer una a través de la palabra”, expresa Anastasiadis.
“Me parece importante compartir experiencias porque se teje una red infinita en vínculos desde el respeto y la sororidad, desde el más profundo entendimiento de lo que la otra está pasando y porque una a veces siente, sobre todo cuando es primeriza, que las cosas terribles que le pasan solo le pasan a una, y al compartirlo te das cuenta de que se repite. Las mujeres que te rodean son clave, y no hablo solo de amigas o familia, sino mujeres que aparecen cuando sos mamá, que no tenés ningún vínculo y conectás de una forma sideral porque con la maternidad se potencian redes femeninas inimaginadas para muchas de nosotras”, añade Infante.
En esta línea es que Vanessa Salomón, emprendedora y madre de dos hijos, creó la cuenta de Instagram @mamasenuruguay hace ocho años, cuando llegó de Venezuela a Uruguay. La define como una “Tribu de madres reales” integrada por 24.200 seguidoras, en la que se comparten información, tips y recomendaciones, humor y más.
“Mamás en Uruguay es una comunidad que crece de forma orgánica, que se mantiene activa en el tiempo, mostrando diversas facetas de la maternidad, desde el embarazo hasta la adolescencia, visibilizando todos esos temas que nos corresponde abordar por el bienestar familiar, sin juzgar y sin idealizar modelos de maternidades perfectas. La idea es mostrar lo que nos llena el alma de felicidad a través de nuestros hijos y su crecimiento, pero que también es sinónimo de cansancio, ojeras, culpa porque, en definitiva, no todo es color de rosa”, cuenta a Montevideo Portal.
“Falta visibilizar la importancia de hacer tribu y dar foco a la carga mental que se nos adhiere casi que de forma automática, en la mayoría de los casos, por ser mujer y madre. Tenemos que estar atentas de mantenerlos vivos, criarlos de forma empática y respetuosa, buena alimentación, vacunas, citas médicas, ropa, regalos para amigos, fechas y horarios de cumples, deberes del cole, paseos escolares, actividades extraescolares, escuchar sus necesidades y un enorme etcétera”, agrega.
¿Qué le pedirían a la sociedad en este Día de la Madre?
Anastasiadis lo sintetiza en “compasión, más amabilidad y conciencia en la crianza”.
“Que se visibilice, se valore y se analice toda la responsabilidad que recae sobre las madres, con la finalidad de repartir las tareas y aliviar la carga, que muchas veces termina en desborde, depresión, carencia de amor propio e infelicidad. Ma/paternar es un trabajo, tenemos la responsabilidad de prepararlos para la vida, de brindarles herramientas para ser personas independientes y garantizar su salud física y mental”, expresa por su parte Salomón.
Infante llama a la reflexión en la misma línea de pensamiento. “Que recapacitemos sobre que la maternidad es un trabajo no remunerado. Las mujeres hemos luchado tanto por conquistar espacios que fueron tradicionalmente masculinos, por seguir intentando idealizar o sostener una figura donde las mujeres somos superpoderosas y podemos trabajar miles de horas por día, maternar desde el respeto, darles de comer saludable a nuestros hijos, ayudarlos con los deberes, hacer deporte, ser felices y todo lo que nos exige”.
“Maternar es un trabajo hermoso que yo elegiría todos los días de mi vida, pero hay una sobrexigencia hacia nosotras que es importantísima. Celebrar el Día de la Madre me parece que está bien, pero que nos celebren en derechos y oportunidades. Que se visibilice que en muchos trabajos no hay salas de lactancia, que en entrevistas de trabajo nos preguntan si tenemos pensado tener familia, que si nos bajamos de algo que nos costó un montón construir para ser mamás, enseguida somos reemplazadas”, dice Infante, y concluye: “Entonces invito a la reflexión y que, por favor, no nos regalen más electrodomésticos”.
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