La Fundación Gonzalo Rodríguez, que trabaja en la prevención de los siniestros de tránsito en niños, emitió un comunicado a través de X (antes Twitter) en el que se pronunció contra las mamparas en los taxis, y dio datos que respaldan su postura.
El texto empieza recordando el accidente de tránsito que sufrió el comunicador Darío Kneubuhler el pasado viernes en un taxi camino a Canal 4 donde trabaja. De acuerdo con su abogado, debido al impacto, el joven padeció “fracturas de vértebras cervicales y lesiones de mayor gravedad”.
El mensaje de la fundación destaca que la mampara que separa al chofer del usuario es “un invento uruguayo” surgido hace 30 años “después de una serie de delitos a taxis”.
En el comunicado, la Fundación es categórica al señalar que, además de que este vidrio no fue la solución a los delitos, trajo consigo otra problemática: los lesionados. “En promedio, tres lesionados por día”, especifica.
La explicación es que “virtualmente, no hay espacio dentro del taxi y eso hace que el golpe sea prácticamente inevitable”.
El Digesto Municipal establece la medida mínima entre la mampara y el asiento trasero: 69 centímetros. Sobre esto la Fundación Gonzalo Rodríguez comenta: “incluso utilizando un cinturón de seguridad la distancia es tan poca que no puede vencer a la física” y añade: “el cuerpo quizás sí se frena con el cinturón, pero la cabeza no”.
¿Nadie lo hizo? Bueno sí... el Instituto de Ensayo de Materiales de la Facultad de Ingeniería de @Udelaruy sí lo hizo en 1994. Y determinó que a “velocidades de impacto bajas (6km/h) ya se obtienen valores de aceleración elevados que producirían daños al cuerpo humano”. pic.twitter.com/mKfy7lfv9I
— Fundación Gonzalo Rodríguez (@fundaciongonchi) October 16, 2023
En otro tuit, la organización cita al médico Hugo Rodríguez Almada, quien dirige la Cátedra de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina (Udelar), quien afirma que quienes sufren este tipo de siniestros “son pacientes de CTI, que requieren un cirujano buco maxilofacial que repare las lesiones”. Y agrega que “a muchos tienen que alambrarles la mandíbula para unir todo, quedan sin comer nada sólido por mucho tiempo".
La explicación para tales consecuencias es que “la mampara significa una pared y en caso de una frenada brusca a 60 km/h, el pasajero impacta con una fuerza de 1000kg; es lo mismo que experimentaría si cayera de cara de una altura de cuatro metros”, dice la Fundación Gonchi.
Como la mampara es un añadido posterior al ensamble original del vehículo, el comportamiento del taxi se modifica con este peso extra, que es de aproximadamente 20 kilos. El comunicado cita una publicación hecha en 1994 por el Instituto de Ensayo de Materiales de la Facultad de Ingeniería de Udelar que dice que a “velocidades de impacto bajas (6km/h) ya se obtienen valores de aceleración elevados que producirían daños al cuerpo humano”.
El estudio dice también que por encima de los 20 kilómetros por hora “se producen aceleraciones intolerables para un sujeto humano al impactar contra la mampara”.
Por último,
la fundación pone sobre la mesa datos de 2016 de Unasev que marcaron que en los
taxis de Montevideo hubo 7,33 veces más fallecidos, cinco veces más heridos
graves y 3,22 veces más heridos leves, desde la implementación de la mampara.
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