Tal como informáramos, en la tarde del martes compareció ante la Justicia en el departamento de Paysandú un hombre de 40 años e iniciales F. A. V. R., por su presunta responsabilidad en el asesinato de Rosina Tonarelli. Tras la audiencia, se dispuso la formalización de la investigación y la prisión preventiva por 120 días.
La Jefatura de Policía del departamento detalló que el sujeto posee un antecedente penal por delitos de lesiones graves.
Nélida Rosina Tonarelli Almada desapareció el 13 de agosto y fue buscada por la policía y familiares hasta el atardecer del pasado 18 de setiembre, cuando el cuerpo fuera localizado en un viejo vertedero de las cercanías Guichón, parcialmente sepultado bajo unos escombros.
De acuerdo con el informe de dicha Jefatura, el sujeto relató a la policía “detalles de cómo culminó con la vida de la mujer a quien le unía un vínculo de carácter amoroso no formal”.
Para llegar al encausado, se contó —entre el aporte de varias personas— con el apoyo de filmaciones de cámaras de seguridad privadas y púbicas, y se obtuvieron datos respecto al movimiento efectuado por este, que aportaron mayores pruebas que lo involucraban directamente con la causa.
Dicha persona no había sido aprehendida en un principio, pero sí se procuraba su ubicación hasta la jornada del pasado domingo, en que fue llevado por un familiar ante la policía, detalla el informe.
F. A. V. R. dijo a la policía mantener “cierto vínculo amoroso desde hacía un tiempo” con la mujer, con quien se veía en forma esporádica, y había “estado con ella en la noche de su desaparición”.
El sujeto contó que “la había sorprendido en un hospedaje junto a dos masculinos”, ocasión en la que que “mantuvieron cierto diálogo” y luego él se marchó.
Luego, ya en horas de la madrugada del domingo 14 de agosto, “tras contactarse con otra persona y venderle estupefacientes en la zona del parque de Guichón, llegó al domicilio de ella con el fin de contactarse nuevamente, golpeando previamente la puerta y la ventana pidiéndole que le abriera”. Fue entonces “insultado desde el interior por la mujer”. Enfurecido, decidió “forzar la puerta, romper la cerradura e ingresar a la casa”.
En su relato, el hombre dijo que una vez dentro del domicilio de Tonarelli fue “agredido por la víctima con quien forcejó, inmovilizándola, sujetándola por las manos y presionando su cuello, hasta que dejó de moverse y, en consecuencia, de respirar”.
Tras perpetrar el asesinato “cerró la puerta de la casa, dejó las luces encendidas, tomó su camioneta y se dirigió a su taller, volviendo seguidamente a pie hasta a la casa para ver a la víctima; al hallarla de igual forma, la cargó sobre sus hombros hasta la caja de la camioneta que la mujer utilizara, le dio encendido y comenzó a circular con ella sin rumbo, por diferentes calles hasta llegar al denominado ‘La Piedra’”. Posteriormente, se internó con el vehículo en el lugar, detuvo la marcha, “vio un hueco entre unos escombros y colocó ahí a Nélida Rosina Tonareli, removió unas piedras y cubrió el cuerpo con ellas”.
Testigos coincidieron en que horas antes de su desaparición, Rosina Tonarelli “había compartido un momento de celebración familiar en el complejo termal de la zona, donde algunas personas la notaron algo nerviosa y sin querer atender algunas llamadas telefónicas que sonaban en su celular”. Luego de esto, se retiró en una camioneta que había rentado junto a otra persona; fue captada en su pasaje por las diversas cámaras de video que luego fueron analizadas por la policía.