Por The New York Times | Christopher F. Schuetze y Jim Tankersley
Friedrich Merz y su partido ganaron, Elon Musk no pareció influir en los votantes y más lecciones de una votación anticipada con grandes implicaciones para Europa.
Alemania tendrá un nuevo canciller. Su líder actual abandona el poder, pero es probable que su partido se quede con una capacidad reducida. Y los esfuerzos del gobierno de Donald Trump por influir en la votación no parecen haber servido de mucho.
Las elecciones del domingo, que se celebraron meses antes de lo previsto tras el desmoronamiento de la coalición que gobernaba el país a finales del año pasado, depararon algunas sorpresas y mucho suspenso.
El lunes por la mañana, los resultados parecían lo suficientemente claros como para indicar que los democristianos de centroderecha podrían dirigir Alemania con un solo socio de coalición, devolviendo al país a la forma de gobierno bipartidista más duradera que lo ha dirigido durante la mayor parte de este siglo.
Aquí ofrecemos cinco conclusiones de los resultados.
Merz es el probable nuevo canciller
La mayor participación alemana en décadas dio la mayoría de los votos a la Unión Demócrata Cristiana y a su partido hermano, la Unión Social Cristiana. Esto significa, casi con toda seguridad, que el próximo canciller será Friedrich Merz, un hombre de negocios que pilota su propio avión privado y que lleva mucho tiempo codiciando el cargo.
Merz perdió una lucha por el poder para liderar la Unión Demócrata Cristiana a principios de la década de 2000, frente a Angela Merkel, quien fue canciller durante 16 años. Sin embargo, los votantes se volvieron en contra de su legado, incluido un malogrado plan para depender en mayor medida de Rusia para el gas natural y la decisión de mantener abiertas las fronteras de Alemania en 2015 y empezar a acoger a lo que serían millones de refugiados de Siria, Afganistán y otros lugares.
Tras la caída de la Unión Demócrata Cristiana del poder en 2021, Merz asumió el liderazgo del partido y lo llevó a la derecha en materia de migración y otras cuestiones. Se sentía más cómodo haciendo campaña sobre economía, prometiendo eliminar normativas y reducir impuestos en un intento de reactivar el crecimiento económico.
Merz es alto y a veces severo, con un humor seco. Las encuestas indican que solo un tercio del país cree que será un buen canciller. Incluso algunos de sus propios votantes dijeron el domingo que no están enamorados de él. Pero si puede forjar rápidamente un gobierno, tiene la oportunidad de llenar un vacío de liderazgo en Europa, que lucha contra las tensiones en su relación con Estados Unidos bajo la presidencia de Trump.
Trump y la OTAN estaban en el punto de mira
Cuando el vicepresidente estadounidense JD Vance pronunció un discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich la semana pasada, en el que reprendía al poder político europeo tradicional por excluir a los partidos extremistas, hizo despertar a la campaña electoral, antes adormecida. Si las amenazas de Trump de una guerra comercial y una menor protección militar ya preocupaban a los alemanes, el discurso y el posterior giro de 180 grados del presidente de Estados Unidos sobre Ucrania provocaron casi el pánico en Alemania.
Según una encuesta publicada el domingo por la tarde, al 65 por ciento de los votantes alemanes les preocupa que Alemania esté indefensa ante el presidente Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin.
El domingo por la noche, en un debate postelectoral entre líderes, Merz sacó rápidamente a colación la amenaza a la que se enfrentan Alemania y Europa debido a la nueva administración estadounidense.
“Ha quedado claro que los estadounidenses, al menos esta parte de los estadounidenses, este gobierno, es en gran medida indiferente al destino de Europa”, dijo. “Tengo mucha curiosidad por ver cómo abordamos la cumbre de la OTAN de finales de junio: si seguimos hablando de la OTAN en su estado actual o si necesitamos establecer una capacidad de defensa europea independiente mucho más rápidamente”.
Musk no pareció influir en los votantes
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania, o AfD, duplicó su porcentaje de votos de hace cuatro años, en gran medida apelando a los votantes molestos por la inmigración. En la antigua Alemania Oriental, quedó en primer lugar, por delante del partido de Merz.
Sin embargo, el porcentaje de votos de la AfD pareció no llegar al nivel de apoyo que había alcanzado en las encuestas de hace un año. Muchos analistas esperaban un resultado más robusto, tras una serie de acontecimientos que encumbraron al partido y a su tema emblemático.
La AfD recibió el apoyo público de Vance y el respaldo del multimillonario Elon Musk, asesor de Trump. Intentó sacar provecho político de una serie de ataques mortales perpetrados por inmigrantes en los últimos meses, incluso en los últimos días de la campaña.
Pero ese impulso nunca se materializó.
La sorpresa de la noche
La reacción a los recientes atentados y el apoyo de los funcionarios de Trump pueden haber movilizado incluso un estallido tardío de apoyo a Die Linke, el partido de extrema izquierda alemana, que hizo campaña con una plataforma proinmigración, según sugirieron algunos votantes en entrevistas el domingo.
Hace dos meses Die Linke estaba agonizando. Sahra Wagenknecht, su miembro más popular, fundó el año pasado un nuevo partido más amistoso con Rusia y más duro con la inmigración. Muchos la siguieron, pensando que ella era el futuro. Die Linke languidecía en el 3 por ciento.
Pero Die Linke consiguió dar la vuelta a la situación en pocos meses, gracias a una nueva pareja de líderes carismáticos y expertos en redes sociales y al distanciamiento que muchos votantes jóvenes sienten hacia los partidos mayoritarios. Alcanzó lo que parecía ser casi el 9 por ciento de los votos y más de 60 escaños en el Parlamento.
Sus actos de campaña, que tenían de fiestas de baile lo mismo que de mítines políticos, empezaron a atraer a tantos jóvenes que se convirtieron en eventos imperdibles.
Los líderes del partido se convirtieron en estrellas de las redes sociales. Heidi Reichinnek, a quien se atribuye gran parte del cambio, dijo a una multitud el domingo por la noche que debían su éxito a los muchos voluntarios que iban de puerta en puerta hablando con la gente sobre cuestiones relacionadas con el bolsillo. Reichinnek dijo a sus partidarios que “lo hicieron todo bien”.
Scholz está fuera, pero su partido sigue adelante
A pesar de que las encuestas pronosticaban que terminaría en tercer lugar, el canciller Olaf Scholz insistió hasta el final en que, de algún modo, conservaría su puesto. Se equivocó. Su Partido Socialdemócrata obtuvo un porcentaje del 16 por ciento, un mínimo histórico, quedando en tercer lugar. Aunque Scholz seguirá como canciller interino hasta que Merz tome posesión, se espera que abandone la política activa.
Sin embargo, su partido seguirá vivo. Es muy probable que adopte el conocido papel de socio menor en un gobierno dirigido por los conservadores. La llamada “gran coalición” apoyó a Merkel durante tres de sus cuatro mandatos, y podría ser la mejor oportunidad de Merz para conseguir un gobierno estable en una época tumultuosa para Alemania.