María Josefa Bonazza fue la única sobreviviente del derrumbe del Hotel Dubrovnik, ocurrido el pasado martes en la localidad costera de Villa Gesell, en Argentina. Su esposo Federico, con quien compartió matrimonio durante 48 años, falleció al instante.

“Dentro de todo estoy bien”, dijo la mujer de 84 años desde el hospital, en una nota para C5N. El derrumbe del edificio se produjo mientras ella y su esposo estaban durmiendo.

“Yo no tuve desesperación. Tuve tranquilidad, porque desde el principio tuve la certeza de que me iban a salvar”, explicó la mujer y agregó que “estaba expectante” y “tratando de hacer todo lo necesario” para que la encontraran.

En cuanto a la pérdida de su esposo, la anciana contó que se dio cuenta de que Federico había fallecido porque no recibió ninguna respuesta. “Cuando se nos cayó todo encima escuché un ‘ay, ay’ y nada más”, explicó Josefa.

“Yo le hablaba”, dijo la anciana. “Yo le dije: ‘Federico, por favor, amor mío, quedate tranquilo que nos van a venir a salvar”, contó. Josefa explicó que no volvió a escuchar su voz, “ni una respiración agónica”.

Casi entre lágrimas, Josefa expresó que le queda “el consuelo de que lo de él fue instantáneo” y “que no alcanzó a sufrir”.“Vivimos una vida hermosa juntos, 48 años”, contó.

Ante la tragedia que dejó al menos siete muertos entre los escombros, Josefa contó que “solo” tiene una fractura “chiquitita” y mostró su antebrazo enyesado. “Y eso que estuve aplastada con unas vigas enormes que costó su trabajo”, explicó la anciana sobre el rescate de los bomberos.

La mujer admitió que en el momento del rescate esperó la noticia de que se había quebrado la cadera  u otros huesos. “Dijeron que tenía huesos fuertes”, contó y dijo en tono burlesco que “debe ser por el queso que como todos los días”.