Contenido creado por Martín Otheguy
Internacionales

De sur a sur

El periplo de una uruguaya en Australia y la situación de muchos mochileros en ese país

"Somos gente que vive, trabaja y paga impuestos acá. No se puede decir que si no nos podemos mantener debemos irnos", dijo a Montevideo Portal Carolina Herrera.

04.05.2020 13:43

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2020-05-04T13:43:00-03:00
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Carolina Herrera es una joven uruguaya que se encuentra en Australia, adonde llegó con una visa "working holiday" con el fin de trabajar, juntar dinero y seguir recorriendo la región, como hace desde 2017. Este tipo de visa permite, justamente, estudiar y trabajar en Australia por un período de 12 meses.

El 12 de setiembre del año pasado partió de Buenos Aires junto a su novio (de nacionalidad argentina) y llegó a la ciudad de Sidney, donde comenzó a trabajar poco de llegar. En febrero, un mes antes de que se desatara la pandemia, ambos decidieron irse de la ciudad australiana y seguir camino, algo que anunció a su jefe con anticipación. Acordaron en que el primer viernes de abril seria su último día laboral, con la idea de partir de la ciudad poco después.

Los planes de Carolina, como los de todos, se vieron sacudidos por el coronavirus. En el lapso desde que anunció su salida del trabajo hasta que se llegó a esa fecha, la situación en Australia se agravó, tanto a nivel general como para ella y su pareja. En el mismo día en que se quedaba sin trabajo, además, vencía el contrato de alquiler de su apartamento.

Según cuenta Carolina a Montevideo Portal, el pánico por la nueva enfermedad empezaba a ganar la ciudad pero tanto ella como su pareja decidieron mantener la calma y esperar en la ciudad hasta abril, ya que además debían aguardar hasta entonces para cobrar el depósito de tres mil dólares del alquiler de la vivienda.

Llegada la fecha, se quedó sin trabajo tal cual estaba previsto pero "en el peor momento en que podría haber ocurrido". Al terminarse también el contrato de alquiler, ella y su pareja cargaron sus cosas en un auto y se fueron de la ciudad. La opción de volar de regreso a Uruguay y Argentina no era una opción para entonces y tampoco su intención, teniendo una visa hasta setiembre que les permite trabajar en Australia. "Cuando empezaron a pasar estos casos, vimos que mucha gente quedaba varada en los aeropuertos. No lo vimos como una posibilidad", explicó Carolina.

Salieron en auto del estado de South Wales rumbo al de Queensland, con la idea de buscar trabajo y vivienda allí. Para entonces, sin embargo, Australia había cerrado todos los parques nacionales, lo que los forzó a acampar a medio camino en un trayecto de más de mil kilómetros, sin poder alquilar ningún alojamiento por la noche.

Cuando llegaron a la frontera de Queensland, sin embargo, no pudieron cruzarla. Todas las calles y pasos habían sido cerrados por las autoridades. Angustiados, debieron desandar parte del camino y acampar al costado de la ruta, mientras pensaban en los siguientes pasos. En Sidney no tenían ni trabajo ni vivienda, pero tampoco podían pasar a Queensland.

Finalmente pudieron alquilar un monoambiente cerca de la frontera, en un complejo de apartamentos turísticos vacíos debido a la pandemia.

Una mochila pesada

Mientras se consumían los ahorros en el alquiler y la comida, estaban atentos a la solución que ofrecería el gobierno australiano a los llamados "backpackers", los mochileros que, como ellos, trabajan y viajan por el país. Sin embargo, el primer ministro de Australia no anunció soluciones para quienes tienen la visa "working holiday", que tienehn contratos laborales y pagan impuestos en el país. Su mensaje a principios de abril a los visitantes fue claro: "Es hora de regresar a casa".

Sin embargo, en Australia hay miles de estudiantes o trabajadores con visa cuyo presente y futuro es incierto. Si bien cuando el primer ministro hizo este anuncio las fronteras internacionales no estaban cerradas, muchos de los que sí deseaban regresar a su país se encontraron con pasajes a precios exorbitantes, imposibles de pagar (además de restricciones en los destinos).

Carolina y su novio pueden mantenerse por ahora de los ahorros -sin posibilidad de recibir dinero desde Uruguay o Argentina- pero el suyo es un caso sintomático de una situación general complicada para jóvenes extranjeros, muchos de Sudamérica. La joven explicó que los precios son muy caros en Australia y que la plata no les durará mucho tiempo. No se contactaron con el consulado uruguayo ya que por el momento no tienen intenciones de ser repatriados, aunque no es una opción que descarten por completo.

En declaraciones a la prensa australiana, la semana pasada, Carolina criticó al primer ministro de Australia por la respuesta que dio a quienes se encuentran en esa situación ("¿Y qué si fueran sus hijos?", fue el rimbombante titular elegido). En charla con Montevideo Portal explicó que no quiere volver esto algo personal, ya que su caso no es dramático, sino llamar la atención sobre lo que ocurre con muchísimas personas jóvenes que fueron a Australia con visa y hoy se encuentran solas, sin trabajo. "Es peligroso, porque hay muchas personas ofreciendo trabajos falsos. Me angustia pensar en eso", reflexionó: "Lo que queremos es que se sepa que hay gente tirada".

Australia "no da solución ninguna" a personas en su situación, señaló. Aclaró que hasta ahora se ha ofrecido la devolución de los impuestos, pero eso no es una solución ideal para muchos que están en el mismo contexto porque trabajan como monotributistas, que recién pagan los impuestos a fin de año y no generan un fondo que pueda ser devuelto.

El primer ministro australiano al que se refiere es Scott Morrison, el mismo que elogió especialmente a Uruguay semanas atrás luego de que nuestro país permitiera el regreso de varios ciudadanos australianos del crucero Greg Mortimer a través de un corredor humanitario. "Es alentador ver estos gestos tan fuertes de cooperación y buena voluntad entre nuestros países. La actitud compasiva de Uruguay y la asistencia rápida y eficiente han sido invalorables para ayudar a Australia a traer a sus ciudadanos a casa", le escribió entonces a Ernesto Talvi.

El largo regreso a casa

En cuanto a su situación personal, la semana pasada una pareja se contactó con ellos y les ofreció ayudarlos a través de sus contactos para conseguir trabajo en Queensland y un lugar fijo para quedarse hasta setiembre, en un momento especialmente difícil para el empleo. El tema es cruzar la frontera, algo que intentarán el próximo viernes.

"No somos ciudadanos acá, pero sí gente que vive, trabaja y paga impuestos. Cuando está todo bien, somos valiosos para la sociedad. Cuando ocurrió lo de los incendios, el propio primer ministro pidió a los backpackers que vinieran a recuperar lo perdido y plantar árboles. Se mueve mucho dinero con los backpackers", afirmó Carolina.

Insistió en que lo más preocupante es la gente joven, especialmente mujeres, que está en una posición más vulnerable para sufrir engaños, algo que es "consecuencia de la falta de ayudas".  En el peor de los casos, dijo, tendrán que consultar con el consulado de Uruguay, pero el regreso es complejo debido a que hay que negociar también con Argentina, país donde nació su pareja.

"Somos miembros de la sociedad, hay un arreglo entre los países que nos convocó acá. Tiene que haber un apoyo, no se puede decir que si no nos podemos mantener debemos irnos. No puede ser la respuesta. Queremos que se nos trate como gente", remarcó Carolina.