"Querría que hoy rezáramos por los ancianos que sufren este momento de manera especial, con una soledad interior muy grande y a veces con mucho miedo", expresó el pontífice en esta misa a la que también se ha prohibido la asistencia de fieles.
Pidió además que "el Señor esté cerca de nuestros abuelos, de nuestras abuelas, de todos los ancianos y les dé fuerza. Ellos nos dieron la sabiduría, la vida, la historia. También nosotros estamos cerca de ellos con la oración".
Los ancianos son la población más vulnerable al coronavirus y por lo tanto se les ha recomendado no mantener ningún tipo de contacto, lo que hace que muchos se encuentren aislados en su casa.
Asociaciones como el movimiento católico de la Comunidad de San Egidio ha puesto en marcha un programa para ayudar a las personas más vulnerables y sólo en Roma, los voluntarios del programa "¡Vivan los ancianos!" ofrecen apoyo a 3.000 personas mayores con llamadas telefónicas y entrega gratuita de víveres.
Con las llamadas, los voluntarios preguntan a los ancianos lo qué necesitan y brindan información útil para evitar el contagio.
Por su parte, el Vaticano explicó que, en pleno cumplimiento de las reglas establecidas tras la emergencia del coronavirus, mantiene los servicios para los pobres como las duchas y la distribución cada día de una bolsa con el almuerzo.
"Manteniendo la distancia de seguridad, usando guantes, evitando las aglomeraciones, se puede seguir ayudando a quienes están a nuestro lado", explicó el limosnero del papa, el cardenal polaco Konrad Krajewski.
Agregó en declaraciones a los medios vaticanos que "los turnos de voluntarios han permanecido iguales, la distribución en las estaciones de Roma continúan, las duchas bajo la columnata de San Pedro funcionan, aquí también se puede recibir un sándwich y una bebida".
Con información de EFE