A mediodía, desde una ventana del palacio apostólico, el papa explicó que su salida matinal se debió a "evitar el riesgo de las multitudes", una norma de las autoridades "que hay que obedecer".
Bajo una intensa lluvia, el pontífice acudió a las 7 de la mañana a la Plaza de España, donde depositó rosas blancas al pie de la columna de la Inmaculada concepción, coronada por una estatua de bronce de la Virgen María.
Allá rezó por todos los que en Roma y en el mundo "se ven afligidos por la enfermedad y el desánimo", según un comunicado del Vaticano.
Cada 8 de diciembre desde mediados del siglo pasado, los romanos celebran esta fiesta. Este año, fue reducida a la mínima expresión debido a la pandemia del nuevo coronavirus, que ya ha dejado más de 60.000 muertos en Italia.
Los bomberos de Roma hacen una ofrenda a la Virgen en esta fecha y colocan un ramo de flores, con ayuda de una grúa, en brazos de la estatua de la plaza de España. Este martes se vieron sorprendidos al ver llegar al papa en un auto pequeño para rezar ante la estatua, según explicaron en su cuenta en Twitter.
En estos días, Francisco decretó un año especial dedicado a San José, esposo de María. En una carta apostólica, explica que la pandemia ha mostrado la importancia de las personas "sencillas", como lo era José, "un hombre que pasó desapercibido, un hombre de presencia diaria, discreta y escondida".
El papa expresó de nuevo este martes su agradecimiento a "médicos, enfermeras y enfermeros, empleados de supermercado, personal de limpieza, transportistas, fuerzas del orden, sacerdotes, religiosas y tantos otros que han entendido que nadie se salva solo" y "están escribiendo actualmente acontecimientos decisivos de nuestra historia".
Con información de AFP