Por The New York Times | Maria Varenikova

Leópolis, Ucrania — Encerrado en su apartamento en las afueras de Kiev durante los intensos combates del fin de semana, el conocido poeta ucraniano Oleksandr Irvanets redactó algunas frases que sintetizaban el ánimo nacional.

“Esto va dirigido a todo el mundo. ¡No perdonaré a nadie!”, escribió en un poema breve publicado en línea por sus fanáticos, quienes perdieron el contacto con el escritor y están preocupados de que pudiera haber caído tras líneas enemigas rusas.

Si existe una emoción predominante que se apodera de Ucrania en este momento, es el odio.

Es un encono profundo y ardiente contra el presidente ruso, Vladimir Putin; su ejército, y su gobierno. Sin embargo, los ucranianos no se están olvidando de los rusos comunes y los califican de cómplices por los años de pasividad política. El odio es expresado por madres en refugios antibombas, por voluntarios que se preparan para el combate en el frente de batalla, así como por intelectuales y artistas.

El sentimiento es tan poderoso que no pudo ser atenuado por una festividad religiosa ortodoxa el domingo que tiene el propósito de fomentar el perdón antes de la Cuaresma. Llamado Domingo de Perdón, el día festivo es reconocido tanto en la Iglesia ortodoxa rusa como en la ucraniana.

Además, este odio ha dañado los lazos cercanos entre dos naciones eslavas, en las cuales muchas personas tienen familiares que viven en ambos países.

Se han colocado vallas con letras enormes junto a las carreteras, en las cuales se les dice a los rusos con un lenguaje lleno de insultos que se vayan. Las publicaciones en redes sociales, en espacios virtuales en general compartidos por rusos y ucranianos, han sido inundados con comentarios llenos de furia.

Algunos ucranianos han publicado fotografías de personas que murieron durante el ataque militar en salas de chat rusas en la aplicación Telegram. Se han desahogado al escribir en las páginas de reseñas de los restaurantes moscovitas.

Además, se han estado burlando de los rusos de manera mordaz por quejarse de las dificultades que enfrentan para hacer transacciones bancarias o por el colapso del rublo debido a las sanciones internacionales.

“¡Demonios! ¿Por qué no funciona Apple Pay? No puedo pagar mi ‘latte’ en mi cafetería favorita”, escribió con sarcasmo Stanislav Bobrytsky, un programador informático ucraniano que también está atrapado por los combates en la capital, Kiev, sobre cómo responden los rusos ante la guerra.

Putin es el objetivo de gran parte del resentimiento desenfrenado de los ucranianos.

El líder autoritario tiene la culpa, casi todos los ucranianos están de acuerdo, pero la frustración también se dirige de manera más amplia en contra de la sociedad rusa.

Muchos ucranianos reprochan a los rusos por aceptar cada vez mayores comodidades de la clase media gracias a la riqueza petrolera del país a cambio de no resistirse a las limitaciones de sus libertades. Culpan a millones de rusos, de quienes los ucranianos afirman que abandonaron sus sueños postsoviéticos de libertad y apertura hacia Occidente por permitir la guerra.

“¿Sus iPhones están a salvo?”, preguntó a los rusos otro escritor ucraniano, Andriy Bondar, en su página de Facebook, después de un mitin en Moscú contra la guerra en el que pocas personas participaron y fue dispersado por la policía antimotines. “Estamos muy preocupados por ustedes. Es tan cruel que usen toletes de hule, esos desalmados policías antimotines”.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también pidió a los rusos el domingo que protestaran por su propio bien, así como por el de los ucranianos.

“No desperdicien esta oportunidad”, expresó en comentarios dirigidos a los rusos.

“Ciudadanos de Rusia, para ustedes esta es una lucha no solo por la paz en Ucrania, es una lucha por su país, por lo mejor que había en él, por la libertad que tuvieron, por la prosperidad que experimentaron. Si se quedan callados ahora; entonces, solo su pobreza hablará por ustedes en el futuro y solo la represión responderá. ¡No se queden callados!”, agregó.

Zelenski no se contuvo al compartir lo que sentía por el Ejército ruso.

“No perdonaremos los disparos contra personas desarmadas”, puntualizó.

Prácticamente, no hubo protestas contra la guerra en Rusia antes de que el conflicto comenzara, aunque se han realizado manifestaciones pequeñas en los últimos días. Se arrestó a la mayoría de los participantes.

Yuri Makarov, el editor jefe de la compañía nacional de radiodifusión ucraniana y el encargado de un comité de literatura nacional y premios de arte, mencionó que la guerra había forjado una profunda división entre las sociedades ucraniana y rusa que será difícil de sanar. Los rusos, opinó, se han convertido en los “enemigos colectivos” de los ucranianos.

El mínimo apoyo popular está permitiendo el combate, comentó.

“Las órdenes de atacar áreas residenciales de Mariúpol, Járkov y Zhitómir provinieron de coroneles, capitanes y subtenientes, no de Putin o Shoigú”, aseguró en referencia al presidente ruso y a su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. “Es su decisión y su responsabilidad”, añadió.

“Respecto a los rusos, por el momento no estoy interesado en su motivación. Ellos, con la excepción de algunos, se sentían muy a gusto al estar en una dictadura total”, indicó.

Olha Koba, una psicóloga en Kiev, comentó que “la ira y el odio en esta situación es una reacción normal y significativa que debe ser validada”, pero que es importante canalizar hacia algo útil, como hacer bombas molotov con botellas vacías, afirmó.

“Cuando las personas se muestran satisfechas por la muerte de los militares rusos, es comprensible. Hay un entendimiento a nivel subconsciente de que ese militar ya no podrá matar a sus seres queridos”.

Irvanets, el poeta que mandó su amarga composición a sus amigos durante el fin de semana, escribió que había creado las frases en “una ciudad destrozada por los misiles” e hizo referencia a la festividad del domingo.

Pero el Domingo del Perdón, sus seguidores escribieron en las redes sociales que él no se había puesto en contacto y estaban preocupados de que algo le hubiera ocurrido.

“Nunca perdonaré a Rusia”, escribió el poeta. El funeral cerca de Leópolis, Ucrania, el domingo 6 de marzo de 2022, de un miembro del Ejército ucraniano que murió en el combate contra las fuerzas rusas. (Ivor Prickett/The New York Times) Ucranianos en Kiev, el miércoles 2 de marzo de 2022, fabrican bombas incendiarias para ser usadas contra las fuerzas rusas. (Lynsey Addario/The New York Times)