Gonzalo Montoya, conocido por la opinión pública española como “el preso resucitado”, volvió a los titulares de prensa por un hecho que generó estupor: el sujeto parece estar dispuesto a sacarse un posgrado en el arte de volver de la muerte.
El hombre, con frondoso prontuario y varias estadías tras las rejas, fue noticia en enero de 2018 cuando fue hallado inconsciente en su celda en una cárcel de Asturias, y dado por muerto por el personal sanitario del lugar. El supuesto cadáver fue trasladado a la morgue del Instituto de Medicina Legal, donde se extendió el certificado de defunción. Sin embargo, minutos después, el muerto comenzó a moverse y a respirar, dando inesperadas señales de vida y salud.
En aquel entonces se explicó que el reo había consumido una gran cantidad de estupefacientes, circunstancias que había disminuido sus signos vitales a extremos imperceptibles. El hecho tuvo amplia difusión en España, notoriedad que Montoya aprovechó para demandar al sistema de prisiones por 50.000 euros, querella en la que no tuvo éxito,
Tiempo después fue liberado, pero volvió a prisión el pasado 1º de julio, otra vez en Asturias. Estaba requerido y mintió sobre su identidad en un control policial. Los uniformados no le creyeron y acabó de nuevo tras las rejas.
En las últimas horas, Montoya volvió a ser noticia por una nueva resurrección, proeza en la que parece ir camino a convertirse en experto.
Según informa el periódico La Nueva España, el pasado sábado sufrió un paro cardiorrespiratorio en su celda, otra vez por consumo descontrolado de drogas. Una ambulancia fue a recogerlo al presidio, y los paramédicos le aplicaron maniobras de reanimación. Montoya no reaccionaba, pero los profesionales sabían que trataban con alguien con antecedentes de resistencia al deceso, por lo que no se dieron prisa en considerarlo extinto. Finalmente, y al cabo de nada menos que 45 minutos de faena, Montoya volvió a respirar.
Tras una breve estadía en el Hospital Universitario Central de Asturias, el preso convalece ahora en la enfermería de la cárcel.
De acuerdo con el citado medio, los trabajadores de la prisión en cuestión llevan mucho tiempo reclamando un cambio en el modo en que se administra medicación a los internos. Los trabajadores aseguran que, en vísperas de fin de semana o feriado, a los presos que usan fármacos encontrados se les entregan de una sola vez todas las dosis necesarias para esos días. Esta situación, aseguran, incrementa el riesgo de que los presidarios consuman también los medicamentos de una sola vez o que —robo o intercambio mediante— pasen a manos de otros presidiarios.