La denuncia de un presidente en ejercicio contra uno de los candidatos, la amenaza de un aspirante de que van a empezar a conocerse públicamente "miserias" de otros o la acusación de un presidenciable contra el oficialismo de "estar ensuciando el proceso electoral". Esa es la fotografía actualizada de la campaña en Argentina para los comicios del 22 de octubre.
El "excremento", palabra usada por el candidato de La Libertad Avanza (ultraderecha), Javier Milei, para referirse al peso, la moneda argentina que día a día pierde su valor, parece haberse apoderado de la campaña electoral que arrojará el 22 de octubre —o el 19 de noviembre, en caso de ser necesaria una segunda vuelta— el nombre del próximo ocupante de la Casa Rosada por el período 2023-2027.
Después de que el aspirante de Unión por la Patria (peronismo) y actual ministro de Economía, Sergio Massa, y la candidata de la coalición Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, coincidieran en señalar a Milei y su invitación a la ciudadanía a abandonar los plazos fijos en pesos como responsables del último aumento brusco de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, fue un paso más allá.
El mandatario denunció judicialmente por "intimidación pública" al candidato más votado en las elecciones primarias celebradas en agosto, al considerar que "la población se atemorizó respecto de la real posibilidad" de que el peso "no mantenga su valor y continúe siendo el signo monetario del país", algo en lo que, según expresó posteriormente Massa, no coincidió con el jefe de Estado.
Fernández partirá rumbo a China en el último viaje oficial de su mandato, durante el que participará en el foro de las Nuevas Rutas de la Seda (BRI), por lo que se perderá los últimos días de una encendida campaña electoral.
Este miércoles, Milei compareció en una rueda de prensa —algo nada frecuente en él, ya que el candidato libertario prefiere los mensajes en diversas redes sociales y las entrevistas en las que se siente "cómodo", como reconoció días atrás a la gran diva de la televisión argentina, Mirtha Legrand— y se defendió de la denuncia de Fernández.
En esa comparecencia, acusó al presidente de intentar "proscribir" a su fuerza, la más votada en las primarias, un verbo repetido hasta el hartazgo por el kirchnerismo —ala del peronismo vinculada al ya fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y a la actual vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández (2007-2015)—, al que acusó de estar "ensuciando el proceso electoral".
El aumento en el tipo de cambio paralelo (el blue) vivido en la última semana, que llevó al dólar a superar un precio récord de 1.000 pesos —este jueves cerró en 980—, fue el motivo de idas y vueltas entre los candidatos que se dedicaron a azuzar el fantasma de la hiperinflación —Massa alegando que el culpable era el mensaje del libertario— y a culpar a las políticas del Ejecutivo de la situación actual —sus dos principales rivales—.
En medio de esas discusiones y en un tono de campaña que va subiendo a medida que pasan los días, el actual ministro de Economía no sólo se mostró en desacuerdo público con la denuncia de Fernández, sino que este jueves amenazó a sus rivales, sin nombrarlos.
"Desde mañana, van a empezar a ver las peores miserias de argentinos que especulaban contra el ahorro de los y las argentinas. No voy a parar hasta verlos presos", indicó en un acto celebrado en esta jornada, dentro de su campaña proselitista, en el que destacó los operativos desarrollados en las últimas horas para desarticular 'cuevas' (casas de cambio ilegales) en el marco del fuerte aumento de la brecha cambiaria.
Mientras, el aspirante a la Presidencia de La Libertad Avanza (ultraderecha), que pidió ser sobreseído en la causa abierta por la denuncia del mandatario, saltó este jueves a las redes sociales para volver a pedir el "cambio" radical que precisa el país: "Tenemos la posibilidad de cambiar porque nos dimos cuenta de algo muy simple pero esencial: es imposible un país distinto con los mismos de siempre y repitiendo una y otra vez la misma receta".
Así las cosas, sólo faltan diez días para la jornada electoral. Dos jornadas antes, el 20, finaliza la campaña proselitista. Pero mientras ambas fechas llegan, el "excremento" parece apoderarse de este último tramo.
EFE/Concepción M. Moreno