Por The New York Times | Alan Feuer
Aunque hubo reportes de demoras, problemas técnicos y desinformación en algunos estados bisagra decisivos (Arizona en especial), los cuales podrían aumentar conforme se lleve a cabo el recuento de los votos, el día de las elecciones se presentaron pocas de las complicaciones importantes que se había temido que ocurrieran.
No obstante, las cifras de los medios informativos de la extrema derecha y los políticos republicanos aprovecharon incluso las pocas dificultades y los problemas comunes que surgieron para sembrar dudas sobre la legitimidad del voto.
Por ejemplo, en Arizona, las autoridades del condado de Maricopa —hervidero de conspiraciones sobre un falso fraude electoral en 2020— anunciaron que aproximadamente el 20 por ciento de las máquinas para contar los votos en los centros de votación habían fallado, pero sostuvieron que estaban seguros de que, aunque con retrasos, todos los votos serían contados.
Pese a que un funcionario electoral de Maricopa calificó el problema como una “dificultad técnica”, fueron los republicanos destacados, como Kari Lake, la candidata del partido a la gubernatura, y el expresidente Donald Trump, quienes insinuaron que el mal funcionamiento de las máquinas era parte de un complot con el fin de eliminar votos para los conservadores.
Trump también aprovechó un problema sin importancia en Detroit, donde algunas dificultades con los libros de votación electrónica hicieron que a algunas personas que llegaron a votar en persona les dijeran que ya habían votado en ausencia.
Según grupos para la protección del voto, la oficina del secretario de la ciudad de Detroit puso en marcha algunos procedimientos para garantizar que todos los electores pudieran emitir su voto y que cada elector pudiera emitir un solo voto. Pero una publicación de Trump en Truth Social, su plataforma de redes sociales, insinuó que el problema era mucho peor de lo que en realidad era.
No obstante, pese a esas excepciones, la mayor parte del carácter de los problemas que surgieron el martes en las casillas fueron banales y de trámite, muy alejados de las inquietudes que se habían acumulado durante varias semanas acerca de la presencia de activistas armados que podrían intimidar a los electores en las casillas y de observadores electorales que planeaban fuertes impugnaciones para los electores.
David J. Becker, director ejecutivo del Centro para la Innovación e Investigación de las Elecciones, señaló que, de hecho, el día de las elecciones transcurrió sorprendentemente bien, con una alta participación, filas ordenadas y pocos problemas.
“Sin embargo, la red de desinformación está a todo lo que da y algunos candidatos, e incluso congresistas, están difundiendo calumnias con el fin de que parezcan más grandes las fallas comunes y corrientes que estamos viendo o pregonando mentiras sobre el proceso de recuento y emisión de votos”, comentó Becker.
En muchos estados todavía estaban contando votos el martes en la noche, lo cual abre la posibilidad de que se den a conocer más complicaciones importantes o de que otros incidentes se conviertan en puntos de conflicto para la derecha.
Sin embargo, la mayoría de los reportes fueron sobre problemas en las casillas de poca importancia, en realidad.
En el condado de Luzerne, Pensilvania, algunas mesas de votación se quedaron sin papel, lo cual obligó a los electores a usar boletas provisionales. En el condado de Cobb, Georgia, un juez amplió el horario de votaciones después de ver que algunas casillas tuvieron que abrir tarde. Y en Kansas, las máquinas para contar los votos no pudieron leer algunas boletas de papel que fueron dobladas mientras las estaban enviando a las casillas.
En uno de los episodios más significativos del día de las elecciones, al responder a una demanda de los republicanos, el martes en la mañana las autoridades de Filadelfia votaron por reinstaurar un proceso muy lento para impedir que se vote dos veces.
En una reunión especial, los comisionados de la ciudad de Filadelfia votaron 2 a 1 por reinstaurar un proceso llamado “conciliación del libro de votaciones”, el cual está diseñado para evitar que se dupliquen los votos en persona y los ya emitidos por correo o en ausencia.
Seth Bluestein, uno de los comisionados, comentó después de las votaciones que esta decisión implicaba que no se contarían aproximadamente de 15.000 a 30.000 boletas de papel la noche de las elecciones para que los funcionarios se aseguraran de que no hubo un doble recuento.
La decisión del comisionado retrasará el recuento final de los votos en Filadelfia y afectará una de las elecciones para el Senado más controvertidas del país, en la que se enfrenta el candidato demócrata, John Fetterman, contra el republicano Mehmet Oz, en una competencia muy cerrada, según las encuestas.
Las autoridades del condado de Maricopa señalaron que, en gran medida, los problemas de las máquinas para contar los votos estaban relacionados con boletas válidas que eran rechazadas o con máquinas que no podían leerlas bien en un primer intento. Cerca de 60 de los 223 centros de votación del país habían reportado problemas con las máquinas.
Bill Gates, presidente de la junta de supervisores del condado de Maricopa, y Stephen Richer, el registrador del condado, ambos republicanos, mencionaron que los problemas eran lamentables, pero que los electores podían seguir emitiendo sus votos y que a nadie se le negó que participara en las elecciones.
“Nada de esto indica que haya habido fraude”, comentó Gates. “Se trata de un problema técnico”.
No obstante, varias personalidades destacadas de la derecha afirmaron en redes sociales que los problemas en los lugares de votación afectarían de manera desproporcionada a los republicanos, quienes en fechas recientes han preferido votar en persona debido a la desconfianza que tienen en las votaciones por correo.
Lake, quien a menudo ha sembrado dudas sobre la integridad de las elecciones, compartió un video en su cuenta de Twitter que mostraba a un funcionario de casilla en Maricopa diciéndole a los electores que una de las máquinas para contar votos no estaba funcionando y que otra no estaba leyendo bien alrededor del 25 por ciento de las boletas.
“Por ESTO debemos reformar nuestro sistema electoral”, escribió Lake en una publicación que acompañaba el video.
El martes en la noche, su abogada, Harmeet Dhillon, quien también trabaja con Trump, anunció que había entablado una demanda contra Richer y otros funcionarios electorales de Maricopa, en la cual alegaba que varios electores de ese condado habían sido “inducidos indebidamente por los funcionarios de casilla a eliminar sus votos o que, de otra manera, perderían su oportunidad de emitir un voto con la suficiente legitimidad”. El Comité Nacional Republicano también anunció el martes en la noche que había presentado una demanda para ampliar el horario de las votaciones en el condado de Maricopa debido a problemas técnicos de recuento, pero el juez federal encargado del caso negó esa solicitud de emergencia.
Durante los meses previos a las elecciones, el Partido Republicano y los grupos aliados capacitaron a decenas de miles de personas en todo el país para que fungieran de observadores electorales y que estuvieran atentos a lo que consideraran como irregularidades en los centros de conteo de votos. A los observadores les dijeron que tomaran muchas notas, lo cual podría ser útil en los posibles casos de impugnación judicial, lo que planteaba la posibilidad de que se repitieran en las elecciones estatales y locales los intentos de Trump de usar los tribunales para revertir su derrota de hace dos años.
Aunque había inquietud por la gran cantidad de observadores electorales, el martes solo hubo algunos reportes aislados de intimidaciones en las casillas. Suzanne Almeida, directora de operaciones a nivel estatal de Common Cause, un grupo de vigilancia de rendición de cuentas del gobierno, mencionó que, aunque su organización había recibido muchos reportes sobre personas que monitoreaban con cámaras los lugares de votación, casi no hubo situaciones de intimidación directa de los electores.
“Me da gusto informar que hoy ha sido un día relativamente tranquilo en materia de violencia política”, señaló. Votos siendo procesados en el Centro de Elecciones del Condado de Maricopa, en Phoenix, el 9 de noviembre de 2022. (Alisha Jucevic/The New York Times)