Por The New York Times | Liz Day and Samantha Stark
El padre de Britney Spears y la firma de seguridad que él contrató para protegerla estaban a cargo de un intenso aparato de vigilancia que monitoreaba sus comunicaciones y captaba en secreto grabaciones en su recámara, incluidas las interacciones y conversaciones con su novio y sus hijos, de acuerdo con un exempleado de la firma de seguridad.
Alex Vlasov, el empleado, respaldó sus aseveraciones con correos electrónicos, mensajes de texto y grabaciones de audio de los que tuvo conocimiento en sus nueve años como asistente ejecutivo y gerente de operaciones y ciberseguridad en Black Box, la firma de seguridad. Vlasov dio su versión de los hechos en un nuevo documental de The New York Times, “Controlling Britney Spears”, que está disponible desde el viernes.
Grabar conversaciones en un lugar privado y monitorear los mensajes de texto sin el consentimiento de ambas partes puede ser una violación de la ley. No queda claro si el tribunal a cargo de la tutela de Spears estaba al tanto de la vigilancia o la había aprobado.
El testimonio de Vlasov, y su colección de materiales, crea el retrato más detallado hasta el momento de la vida de Spears bajo la tutela durante los últimos trece años. Vlasov mencionó que el operativo incesante de vigilancia había servido para que varias personas relacionadas con la tutela —principalmente su padre, James P. Spears— controlaran casi todos los aspectos de la vida de la cantante.
“De verdad me recordaba a alguien que estaba presa”, comentó Vlasov, de 30 años. “Y la seguridad desplegada en esencia eran los guardias de la cárcel”.
En respuesta a las preguntas detalladas del Times, una abogada de James Spears emitió un comunicado: “Todas las acciones de Jamie fueron dentro de los parámetros de la autoridad que le confirió el tribunal. Sus acciones fueron realizadas con el conocimiento y el consentimiento de Britney, el abogado que le designó el tribunal o el tribunal. El expediente de Jamie como tutor —y la aprobación del tribunal sobre sus acciones— hablan por sí solos”.
Edan Yemini, director ejecutivo y fundador de Black Box Security, tampoco respondió a preguntas detalladas. En un comunicado, su abogada declaró: “El señor Yemini y Black Box siempre se han manejado dentro de los límites profesional, ético y legal y en particular se sienten orgullosos del trabajo realizado para mantener a salvo a la señorita Spears durante muchos años”.
En un comunicado, el abogado de Britney Spears, Mathew S. Rosengart, señaló: “Toda intercepción o monitoreo de las comunicaciones de Britney sin su autorización —en especial las comunicaciones entre abogado y cliente, las cuales son una parte sacrosanta del sistema legal— representarían una violación bochornosa de sus derechos a la privacidad y un ejemplo notable de la privación de sus libertades civiles”.
“Colocar un dispositivo de escucha en la recámara de Britney habría sido particularmente imperdonable y vergonzoso y corrobora una gran parte del testimonio desgarrador y convincente que ella ofreció”, mencionó Rosengart. “Estas acciones deben ser investigadas por completo y de manera contundente”.
Vlasov comentó que sus superiores a menudo le decían que las medidas extremas de vigilancia eran necesarias para proteger de forma adecuada a Spears y que ella quería estar bajo la tutela. Vlasov señaló que se había sentido obligado a compartir su información después de escuchar los comentarios de Spears frente a la corte en junio, cuando vituperó en contra del sistema judicial, sus tutores y sus representantes. Spears dijo que el arreglo era abusivo.
El padre de Spears, conocido como Jamie, fue nombrado tutor en 2008, poco después de que Britney Spears fuera ingresada dos veces al hospital en ambulancia para evaluaciones psiquiátricas involuntarias en medio de una serie de dificultades públicas e inquietudes en torno a su salud mental y un potencial abuso de sustancias. Jamie recibió un mayor control sobre la vida y el patrimonio de Britney Spears, incluido el poder de contratarle seguridad las 24 horas del día.
Jamie Spears y otras personas involucradas en la tutela han insistido en que fue una operación sin complicaciones en beneficio de su hija. Sin embargo, tras los comentarios de Britney Spears en el tribunal en junio, la jueza la autorizó por primera vez a elegir a su propio abogado, Rosengart, quien de inmediato solicitó la remoción de Jamie Spears como el tutor del patrimonio de la cantante. Después de argumentar de manera constante que no había fundamentos para su remoción, el 7 de septiembre, Jamie Spears le pidió de manera abrupta al tribunal que considerara el término de la tutela por completo.
Se espera que las solicitudes de Rosengart y Jamie Spears sean tomadas en cuenta en una audiencia programada para el miércoles.
La empresa de seguridad
Desde hace mucho tiempo, el papel del equipo de seguridad ha sido un misterio.
Yemini, el fundador de Black Box Security, nació en Israel y en un sitio web de la empresa se le describe como alguien que tiene antecedentes en las fuerzas especiales israelíes. La cuenta de los Spears ayudó al crecimiento de Black Box, pues pasó de ser una operación diminuta a un actor prominente en la industria de la seguridad de celebridades. Entre sus clientes, se cuentan miembros de la familia Kardashian, Miley Cyrus y Lana Del Rey.
Vlasov ingresó a Black Box en 2012 como un estudiante universitario de 21 años, emocionado ante la oportunidad de dominar la industria de la seguridad. Comenzó como el asistente de Yemini y llegó a tener un puesto que tenía grandes responsabilidades sobre las operaciones y la gerencia digital. “Hacía de todo, desde escribir sus mensajes, escribir sus correos electrónicos, hasta estar en todas las conversaciones telefónicas para tomar notas por él”, comentó Vlasov para referirse a Yemini. “Yo era la única persona en Black Box que sabía todo, de verdad”.
Por lo general, Vlasov trabajaba en la oficina de Black Box ubicada en el área de Woodland Hills en Los Ángeles y casi nunca veía a Britney Spears en persona, comentó. No obstante, mediante el aparato de vigilancia y su trabajo cercano con Yemini y sus colegas, mencionó que tenía una visión única y total de su vida.
Vlasov dijo que habían monitoreado el teléfono de Spears por medio de un ingenioso ardid tecnológico: la cuenta de iCloud en su teléfono también se usaba en un iPad y luego en un iPod. Yemini hacía que Vlasov encriptara las comunicaciones digitales de Spears del iPad y el iPod para enviárselas a Jamie Spears y Robin Greenhill, una empleada de Tri Star Sports & Entertainment Group, firma que se encargaba de la gerencia comercial del patrimonio de la cantante.
Este acuerdo les permitía monitorear todos los mensajes de texto, las llamadas de FaceTime, las notas, el historial del navegador y las fotografías.
“Su propio teléfono y sus propias conversaciones privadas a menudo eran usadas para controlarla”, comentó Vlasov.
En respuesta a preguntas sobre el operativo de vigilancia, un abogado de Tri Star Sports & Entertainment Group mencionó lo siguiente: “Estas acusaciones no son ciertas. Greenhill tan solo se involucró en la seguridad de la señorita Spears hasta que la señorita Spears solicitó su involucramiento, así como el papel de Tri Star para expedir los pagos a la empresa de seguridad”. El abogado no respondió a preguntas de seguimiento en las que se cuestionaba en específico si Greenhill alguna vez había recibido copias o informes del contenido de las comunicaciones de Spears por medio de mensajes de texto.
Vlasov comentó que la razón que había dado Yemini para monitorear el teléfono de Spears era protegerla de daños y malas influencias. Sin embargo, Jamie Spears monitoreaba las conversaciones que su hija sostenía por mensaje de texto con su madre, su novio, sus amigos cercanos e incluso con el abogado que le había asignado el tribunal, según capturas de pantalla de los mensajes que se le presentaron al Times.
El testimonio de Vlasov en torno al control que ejercía el equipo de seguridad sobre la vida de Britney Spears fue confirmado por personas con conocimiento de primera mano sobre la tutela, quienes solicitaron permanecer en el anonimato. Según ellas, en esencia, Spears no podía salir de su casa sin la presencia de personal de seguridad, quienes les informaban a Yemini, Jamie Spears y Greenhill sobre los movimientos de la cantante en un chat grupal.
Como el tutor del patrimonio, Jamie Spears controla la fortuna de casi 60 millones de dólares de su hija de 39 años y tiene la autoridad para contratarle empleados.
Vlasov comentó que alguna vez Yemini y otro empleado de Black Box le dieron una memoria USB y le pidieron que borrara las grabaciones de audio que contenía.
“Les pedí que me dijeran que había ahí”, comentó Vlasov. “Parecían muy nerviosos y me dijeron que era algo extremadamente delicado, que nadie podía saber qué tenía y que por eso debía borrar todo lo que tuviera, para que no hubiera registro de ello. Eso encendió muchas señales de alarma y yo no quería ser cómplice de lo que fuera que estuvieran involucrados, así que guardé una copia, porque no quería borrar evidencia”.
Valsov descubrió que la memoria contenía grabaciones de audio de un dispositivo que estaba colocado en secreto en la recámara de Spears: más de 180 horas de grabaciones. Vlasov mencionó que había pensado que el momento era curioso porque algunas de las grabaciones se habían hecho más o menos en la época en la que un investigador del tribunal visitó a Spears para realizar una revisión periódica en septiembre de 2016. ‘Ella no quería estar ahí’
En 2019, Spears pasó un tiempo en un centro para tratar la salud mental, una estadía que parece haber sido un punto de inflexión en la tutela. Está en duda quién la envió exactamente, por qué y si ella fue por su propia voluntad.
Jamie Spears y otras personas involucradas en la tutela han declarado que ella dio su consentimiento para ir al centro y que estaba al tanto de que nadie podía obligarla a quedarse. Los tutores no tienen permitido forzar a una persona bajo tutela ingresar en contra de su voluntad a un centro para tratar la salud mental.
“Ella no quería estar ahí”, comentó Vlasov. “Lo escuché de muchas personas, entre ellas los mismos Robin y Jamie cuando hablaban por teléfono con Edan. Escuché de pasada varias conversaciones en las que sabían que Britney no quería estar ahí”.
El Times obtuvo mensajes de texto que Spears envió desde el centro en los que decía que sentía que estaba ahí en contra de su voluntad y que no podía irse, al hacer notar que había personal de seguridad en su puerta en todo momento. En 2019, Spears le dijo a un juez que se había sentido obligada a ingresar al centro, de acuerdo con una transcripción de la audiencia a puerta cerrada. En junio, Spears repitió esa aseveración en público al tribunal.
Vlasov compartió comunicación digital que mostraba cómo Spears, mientras estuvo en el centro, había intentado contratar a un nuevo abogado para remplazar al que le había asignado el tribunal… y que Jamie Spears y otras personas habían monitoreado ese intento. Vlasov recordó que “una de las veces que más pensé ‘Con que sí’ y me alarmé” durante su tiempo en Black Box ocurrió en agosto de 2020, cuando el abogado de Spears asignado por el tribunal, Samuel D. Ingham III, les envió un correo electrónico a los abogados de Jamie Spears y a Yemini en el que les pedía una confirmación escrita de que el nuevo teléfono de Britney Spears no era monitoreado.
“Para fines éticos, necesito tener una confirmación escrita de que nadie más que mi cliente puede tener acceso directo o indirecto a sus llamadas, mensajes de voz ni mensajes de texto”, escribió Ingham en el correo electrónico, el cual fue revisado por el Times.
Geraldine Wyle, una abogada de Jamie Spears, respondió: “Jamie confirma que no tiene acceso a las llamadas, mensajes de voz ni de texto de su hija”.
En respuesta a las preguntas del Times sobre el intercambio, Wyle señaló: “Las acciones del señor Spears siempre han sido adecuadas y en estricta conformidad con la ley y las órdenes del Tribunal Superior de Los Ángeles”.
Ingham no respondió las solicitudes para ofrecer comentarios.
Jamie Spears tenía un interés particular en los novios de Spears, aseguró Vlasov. El equipo de seguridad seguía a sus novios como parte de una iniciativa continua para buscar conductas incriminatorias u otra evidencia de que pudieran ser una mala influencia para Britney Spears, comentó Vlasov. Vlasov mencionó que en 2014 Black Box Security había cobrado más de 100.000 dólares por investigar y vigilar a los novios de Spears de esa época. El novio, David Lucado, le dijo al Times que en aquel entonces había estado consciente de que lo seguían investigadores privados y mencionó que había llamado al número de emergencia dos veces por situaciones peligrosas mientras lo seguían. Lucado señaló que creía que más bien fue un blanco porque alentaba a Spears a comprender sus derechos legales dentro de la tutela.
La atención sobre ‘Liberen a Britney’
Según Vlasov, otro objeto de interés intenso entre las personas con el control sobre la vida de Spears era el movimiento denominado “Liberen a Britney”, una cohorte creciente de seguidores que en años recientes ha centrado intensamente la atención en el caso de la tutela. Black Box Security envió a investigadores para que se infiltraran en el grupo durante un mitin celebrado en abril de 2019 y para crear expedientes sobre algunos de los participantes más activos. Según Vlasov, las tarifas por vigilar al novio de Spears y a los participantes de Liberen a Britney fueron cobradas al patrimonio de Britney Spears. Una imagen proporcionada muestra a Megan Radford, una miembro del movimiento denominado Liberen a Britney. (Megan Radford vía The New York Times) Una imagen proporcionada muestra a Alex Vlasov, un exempleado de Black Box Security, que decidió compartir su información tras escuchar el testimonio de Britney Spears ante el tribunal en junio. (Victor Tadashi Suarez vía The New York Times)