Por The New York Times | Mark Miller

(Lisa Haney/The New York Times) Social Security (US) Pensions and Retirement Plans Inflation (Economics) La inflación determina el ajuste a las prestaciones anuales, conocidas con el acrónimo COLA, para los estadounidenses jubilados. Se espera que el aumento para este año, que se conocerá el jueves, sea significativo.

La Administración del Seguro Social de Estados Unidos anunciará pronto el mayor ajuste a prestaciones debido a la inflación en cuatro décadas. Se trata de una decisión muy positiva para millones de estadounidenses mayores a quienes les cuesta seguirle el paso al rápido ascenso de los costos de vida.

Es probable que el ajuste por el costo de vida para 2023 sea de alrededor del 8,7 por ciento, con base en las cifras de inflación más recientes del gobierno. El ajuste definitivo del COLA, acrónimo con el que se identifica este ajuste, se dará a conocer el 13 de octubre, fecha en que el gobierno federal anunciará los datos de inflación de septiembre. Y hay todavía más buenas noticias para los afiliados a Medicare: la prima estándar de la Parte B, que suele deducirse de las prestaciones del Seguro Social, bajará el próximo año.

El ajuste COLA, uno de los elementos más valiosos del Seguro Social, les dará un impulso significativo a más de 70 millones de estadounidenses el año próximo. Si bien lo primero que viene a la mente de la mayoría de las personas cuando piensa en el Seguro Social es el retiro, se trata de un programa cuya influencia en la seguridad económica es mucho más amplia.

En agosto, el programa benefició a 52,5 millones de personas de más de 65 años. Sin embargo, los beneficiarios más jóvenes (los familiares que sobreviven a trabajadores asegurados y quienes reciben beneficios por discapacidad y Seguridad de Ingreso Suplementario, el programa para personas de ingresos muy bajos) le sumaron 17,9 millones de personas al total, según datos de la Administración del Seguro Social.

El ajuste anual por la inflación se ha aplicado desde 1975 conforme a una fórmula legislada por el Congreso. Algunos expertos en política pública han debatido si la fórmula actual mide con precisión la inflación que afecta a los jubilados, pero prácticamente nadie cuestiona la importancia del COLA para ayudar a los beneficiarios a cubrir los costos de la vida.

Ante el sorprendente aumento previsto para el COLA, The New York Times examinó más a fondo el ajuste por inflación del Seguro Social (su funcionamiento y cómo podría actualizarse) y los efectos que tiene en el bolsillo de los estadounidenses.

Estas son las respuestas a algunas de las preguntas más comunes sobre el tema:

¿Qué es el COLA de la Seguridad Social y cómo se hace llegar a las personas?

La Seguridad Social, el beneficio mensual que se le paga a los jubilados, las personas discapacitadas y los sobrevivientes de los beneficiarios en Estados Unidos, incluye un aumento anual en el costo de vida que se da a conocer cada otoño. Ayuda a que las personas de la tercera edad sigan el ritmo frente al aumento de precios que afectan todos los sectores de la economía. El ajuste para 2023 se dará a conocer el jueves 13 de octubre.

La Administración del Seguro Social, la agencia del gobierno federal que supervisa los beneficios, añade ese dinero a los pagos que se otorgan a más de 70 millones de personas, en su mayoría a través de transferencia electrónicas directas que empezarán en enero.

¿Por qué aumentará tanto el COLA este año?

La elevada tasa de inflación actual determina el COLA del Seguro Social.

La fórmula utiliza una de las medidas de precios al consumidor más amplias del gobierno, el Índice de Precios al Consumo para Asalariados y Empleados Urbanos, o CPI-W, por su sigla en inglés.?

El Seguro Social calcula el promedio de las cifras del CPI-W durante el tercer trimestre de cada año y lo compara con el promedio del año anterior.

¿Por qué hay tanto interés en el COLA?

Los pagos del Seguro Social son las únicas prestaciones universales que los estadounidenses reciben en el retiro: casi todos los jubilados los reciben, así que siempre hay gran interés en torno al ajuste anual. Por si fuera poco, el COLA es una de las características más valiosas del Seguro Social porque mantiene estables las prestaciones frente a la erosión que supone el aumento en los precios.

La inflación se menciona con mucha frecuencia en las encuestas como una de las principales preocupaciones de los jubilados, y el COLA diferencia los pagos del Seguro Social de otros beneficios para el retiro. Por ejemplo, los planes de pensión del sector privado por lo regular no tienen ajustes según el costo de vida, aunque la mayoría de los planes de pensión de los gobiernos estatales y locales sí contemplan este tipo de aumento.

“Además, no hay tope”, comentó Nancy Altman, presidenta del grupo de apoyo Social Security Works. “Si la inflación se eleva un 20 por ciento, te dan un aumento del 20 por ciento”.

¿Todos los adultos mayores experimentan la inflación del mismo modo?

No. Los costos de vida y las tasas de inflación exhiben variaciones considerables en distintas partes del país, lo que significa que un cheque del Seguro Social rinde más en algunas regiones. El Índice de Personas Mayores muestra que las prestaciones promedio cubren el 90 por ciento de los costos de vida en el área rural de Virginia Occidental, pero solo el 38 por ciento en San Francisco (es posible hacer comparaciones en línea de costos de vida básicos en todo el país con el índice).

Los costos de la vivienda cada vez más altos pueden representar un problema importante para los adultos mayores, en especial si rentan. Las rentas aumentaron un 12 por ciento en el país el año pasado, y los incrementos fueron de más del 20 por ciento en algunas regiones del occidente y del sur, según el Centro Conjunto de Estudios de Vivienda de la Universidad de Harvard.

“Por lo regular, quienes rentan tienen mucho menos control sobre sus costos de vivienda”, explicó Jennifer Molinsky, investigadora del centro. “Además, quienes rentan suelen ser quienes reciben ingresos más bajos y dependen más de la seguridad social, una situación preocupante si los ajustes por el costo de vida no están al nivel del aumento en el alquiler”.

El 79 por ciento de los estadounidenses de más de 65 años son dueños de su vivienda, según informes del centro. Aunque están más protegidos del rápido ritmo de incremento en el costo de la vivienda que quienes rentan, las alzas en el impuesto a la propiedad y en el costo de los servicios públicos pueden darles problemas.

“Cuando hablamos con propietarios de mayor edad, la razón que más mencionan para abandonar su casa y su comunidad es el impuesto predial”, indicó Jan Mutchler, profesora de gerontología en la Universidad de Massachusetts Boston.

¿La fórmula del COLA es una medida precisa de la inflación para los jubilados?

Sí y no.

La fórmula del COLA se basa en una medida amplia compilada por el Departamento del Trabajo conocida como CPI-W, que refleja cambios en los precios de una canasta básica de productos y servicios adquiridos por los trabajadores en activo, no los jubilados. La inflación tiene efectos un poco diferentes en los jubilados, pues por lo regular gastan más en servicios de salud y vivienda, y menos en alimentos, bebidas y transporte.

Varios expertos en política pública han debatido propuestas para remplazar el CPI-W con otra medida del gobierno diseñada para evaluar con más precisión la inflación experimentada por los adultos mayores. Esa medida, cuya sigla en inglés es CPI-E, en algunas ocasiones se ha ubicado aproximadamente dos décimas partes de punto porcentual por encima del CPI-W (una diferencia significativa, pues se calcula para muchos años de jubilación). No obstante, el CPI-E no siempre da como resultado un COLA más alto. Por ejemplo, el COLA del 5,9 por ciento aplicado para 2022 habría sido del 4,8 por ciento si se hubiera utilizado el CPI-E, según datos del Centro de Investigación para el Retiro del Boston College.

Además, la diferencia entre estas dos medidas se ha ido reduciendo. Se tienen datos del CPI-E desde 1983, y cada año durante sus primeros 20 años aumentó casi 0,4 puntos porcentuales más que el CPI-W, según el centro. En cambio, en los últimos 20 años esa diferencia se redujo a 0,05 puntos porcentuales.

El costo de los servicios médicos se ha incrementado a un ritmo más lento. Al mismo tiempo, el costo del transporte ha aumentado con más rapidez, pero es una categoría que afecta menos a las personas mayores, ya que se desplazan menos.

“La diferencia entre ambos en realidad está desapareciendo”, comentó Alicia Munnell, directora del centro.

Otra posible medida, el IPC encadenado, por lo regular se incluye en las propuestas de mejora del Seguro Social que recortarían las prestaciones (y ha tenido apoyo bipartidista en el pasado). Por ejemplo, el presidente Barack Obama propuso utilizar el IPC encadenado como componente de las negociaciones del presupuesto federal en 2013.

El IPC encadenado refleja la idea de que, cuando hay un alza de precios, los consumidores eligen productos menos caros, lo que daría como resultado ajustes COLA menos generosos. Las investigaciones del centro muestran que un IPC encadenado experimentaría cada año un aumento alrededor de 0,3 puntos porcentuales más lento que el CPI-W.

“Solemos pensar que el IPC mide el costo de una canasta fija de productos, pero lo que pasa en realidad es que la canasta de productos que compramos cambia todo el tiempo”, explicó Andrew Biggs, investigador del Instituto Estadounidense de Empresas. “El IPC encadenado intenta reflejar esos cambios, y por lo regular tiende a exhibir una inflación un poco más baja”.

El debate sobre los mecanismos para medir la inflación experimentada por los adultos mayores no se reduce a cuestiones técnicas… también hay implicaciones políticas, señaló William Arnone, director ejecutivo de la Academia Nacional del Seguro Social, grupo de expertos en seguridad social y Medicare sin afiliación partidista.

“El público debería saber que ambos extremos del espectro político representan riesgos en el tema de la revisión del COLA”, afirmó. “Algunos políticos creen que es muy bajo, y otros, que es muy alto”.

Si el Seguro Social hace ajustes por inflación, ¿por qué siempre se dice que los jubilados tienen ingresos fijos?

En realidad, no es una descripción precisa.

“Quienes reciben prestaciones del Seguro Social definitivamente no viven con ingresos fijos”, aseveró. “Cuentan con prestaciones maravillosas que aumentan con el paso del tiempo cuando los precios al consumidor van al alza”.

Pero eso no significa que lo que entrega el Seguro Social sea adecuado para cubrir las necesidades de los jubilados. Por ejemplo, el Índice de Personas Mayores, que mide el costo de vida para los estadounidenses mayores, muestra que, para una persona soltera que renta una casa, la prestación promedio cubrió solo el 68 por ciento de los gastos básicos de vida en 2021 (vivienda, alimentos, transporte y servicios de salud). Para un matrimonio de personas mayores, la cifra comparable fue del 81 por ciento.

“El Seguro Social no cubre, ni cubrirá los gastos necesarios, si el aumento de las prestaciones sigue basado en el costo de vida únicamente”, afirmó Jan Mutchler, la profesora que creó el índice.

Datos de la Oficina del Censo dados a conocer el mes pasado revelaron que la tasa de pobreza aumentó entre los estadounidenses mayores, a pesar de haber mejorado en todos los demás grupos de edad. La tasa de pobreza entre los estadounidenses de más de 65 años, que era del 8,9 por ciento en 2020, subió al 10,3 por ciento en 2021. Expresado de otra forma, 5,8 millones de estadounidenses mayores estaban debajo del nivel federal de pobreza en 2021, estadística que sumó otras 950.000 personas el año pasado.

“Esos números son preocupantes, porque indican una tendencia mucho más prolongada y continuada de incremento en la pobreza entre los adultos mayores que creemos está por venir”, señaló Ramsey Alwin, presidenta y directora ejecutiva del Consejo Nacional para Adultos Mayores. “Hay muchísimos adultos mayores en una situación financiera extremadamente frágil. En cuanto se presente una crisis, estarán en dificultades financieras, y las cifras de pobreza expresan esa situación”.

Todavía no solicito pagos del Seguro Social. ¿Ya me perdí los ajustes considerables del COLA del año entrante?

No, si te corresponden los beneficios.

El ajuste COLA anual se aplica al monto de tus prestaciones, aunque todavía no las solicites, a partir del año en que puedes comenzar a solicitarlas (a los 62 años). Si estás pensando esperar para presentar tu solicitud porque crees que recibirás pagos mensuales más altos más adelante, no recibir ajustes COLA no debería ser un factor que te desanime.

“Por ningún motivo debes presentar tu solicitud antes de tiempo solo para recibir los ajustes COLA”, aseveró Andrew Biggs, del Instituto Americano de Empresas.

¿Todos reciben el COLA íntegro?

En la mayoría de los años, no. Esto se debe a que la mayoría de los adultos mayores están también inscritos en Medicare, y las primas de la Parte B (que cubre los servicios de consulta externa) suelen deducirse de las prestaciones del Seguro Social. Sin embargo, en esta ocasión será diferente.

El ??COLA que se anunciará el 13 de octubre es la cifra bruta, y se aplica a todas las personas que reciben pagos del Seguro Social. Pero cualquier cambio en la prima de la Parte B afecta la cifra neta de tu aumento.

Con mucha frecuencia, cada dólar que aumente la prima de la Parte B reduce el COLA de la persona jubilada. En años en los que el COLA es muy pequeño (o el aumento en la Parte B es muy grande), la prima puede restarle una porción considerable.

Pero para 2023, la prima de la Parte B mensual estándar bajará en 5,20 dólares, a 164,90 dólares. El deducible anual de la Parte B también bajará (7 dólares, a 226 dólares). No es común que la prima sea más baja; la última vez que bajó fue en 2012. Este año, la baja se debe a las inusuales circunstancias en torno a Aduhelm, el controvertido y muy caro fármaco para tratar la enfermedad de Alzheimer. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó el Aduhelm en junio de 2021 a pesar de las objeciones del propio panel de asesores científicos de esa agencia.

En un principio, se determinó que el costo del fármaco sería de 56.000 dólares anuales por paciente, cifra que la fabricante, Biogen, redujo más adelante a 28.800 dólares.

Puesto que Aduhelm se administra en consultas externas, el costo se cubre con la Parte B, no la Parte D, el plan de medicamentos con receta. Cuando los funcionarios de Medicare elevaron la prima estándar de la Parte B para 2022 un 14,5 por ciento, a 170,10 dólares al mes, consideraron el costo de Aduhelm. A fin de cuentas, Medicare decidió limitar muchísimo la cobertura de Aduhelm, pero mantuvo el gran aumento de la Parte B, y mencionó que la razón eran las trabas administrativas para hacer una devolución a mitad de año a los afiliados.

“El principal motivo por el que Medicare reducirá las primas para 2023 es por el gasto menor de lo esperado en Aduhelm”, dijo Tricia Neuman, directora ejecutiva del programa sobre política Medicare en la Fundación de la Familia Kaiser.

¿Qué ocurre en los años en que el aumento en la prima de la Parte B de Medicare supera al del COLA?

Puede ser un problema en tiempos de inflación baja. En la década pasada, el COLA fue de cero dos años y otros cinco años fue de menos del dos por ciento.

Conforme a la legislación federal, la cantidad en dólares del aumento en la prima de la Parte B no puede estar por encima de la cantidad expresada en dólares del COLA un mecanismo legal para “sacar en paz y a salvo” que garantiza que no baje el importe neto de los pagos del Seguro Social. El cálculo afecta en distintas medidas a las personas, dependiendo del importe de su pago del Seguro Social. En años de COLA bajos o cuando hay aumentos considerables de la Parte B, quienes reciben pagos más pequeños han visto que el importe no cambia.

¿Qué hay de los costos de las medicinas que requieren receta médica?

La mayoría de los medicamentos que requieren receta médica quedan cubiertos con la Parte D de Medicare, y ese programa no ha tenido ningún tope para las cantidades adicionales que los beneficiarios deben pagar después de cubrir el deducible. Esta estructura puede causarles dificultades a las personas mayores que pagan muchísimo por medicamentos. En 2020, 1,4 millones de afiliados a la Parte D gastaron por lo menos 2000 dólares adicionales de su bolsillo en medicamentos, según la Fundación de la Familia Kaiser.

Los proyectos de ley para el clima y la salud promulgados por el presidente Joe Biden en agosto tienen como propósito comenzar a reducir esos costos con una serie de cambios que comenzarán a introducirse gradualmente el año próximo.

En 2023, la Ley de Reducción de la Inflación redujo el creciente costo de la insulina con un tope mensual de 35 dólares mensuales para los afiliados a Medicare (se eliminó de la versión definitiva de la ley un tope destinado para personas con seguro privado por insistencia de los legisladores republicanos). También a partir del próximo año, los fabricantes de medicamentos pagarán multas por cualquier aumento en el precio de un fármaco que sea superior a la tasa de inflación general.

La legislación adopta una estrategia de dos fases para ponerle un tope al total de costos adicionales. En 2024, se eliminará el requisito de Medicare de que sus afiliados paguen un coseguro del 5 por ciento por encima del “límite catastrófico” de la Parte D. Esa disposición ayudará mucho a los jubilados que ahora pagan el 5 por ciento del costo de fármacos muy caros para enfermedades como el cáncer, la diabetes, la artritis reumatoide y la fibrilación atrial. Además, a partir de 2025, surtirá efecto un tope de 2000 dólares para los pagos adicionales.

La legislación le da facultades a Medicare para empezar a negociar en 2026 con fabricantes de medicamentos el precio de 10 de los medicamentos más caros cubiertos por la Parte D. En años subsecuentes, la lista se ampliará a 20 fármacos cubiertos por la Parte D y la Parte B.

¿Este ajuste considerable afectará mi pago de impuestos?

El COLA considerable hará que algunos jubilados lleguen a ciertos escalafones de ingresos en los que deben pagar impuesto sobre la renta por parte de las prestaciones del Seguro Social.

Los pagos del Seguro Social se gravaron por primera vez en 1984, como parte de un paquete de mejoras diseñado para estabilizar las finanzas del programa. Si bien el sistema federal del impuesto sobre la renta en general se indexa con la inflación, los límites de ingresos que determinan la cantidad gravable de las prestaciones del Seguro Social son fijos. A medida que las prestaciones han ido aumentando, más afiliados han tenido que pagar el impuesto sobre la renta sobre parte de sus prestaciones.

La fórmula empleada para determinar el impuesto es única. En primer lugar, se determina una cantidad que el Seguro Social designa ingresos combinados (a la que también se designa en algunos casos ingresos provisionales). Esta cantidad es el resultado de los ingresos brutos ajustados más los intereses exentos de impuestos derivados de inversiones, más el 50 por ciento de las prestaciones del Seguro Social.

Quienes presentan una declaración individual no pagan impuestos sobre las prestaciones si sus ingresos combinados son de 25.000 dólares o menos; el límite es de 32.000 dólares en el caso de declaraciones conjuntas. Los beneficiarios en el siguiente escalafón de ingresos (entre 25.000 y 34.000 dólares para declaraciones individuales y entre 32.000 y 44.000 para parejas casadas que presentan una declaración conjunta) pagan impuestos por hasta el 50 por ciento de sus prestaciones. Los beneficiarios cuyos ingresos están por encima de ese rango pagan impuestos hasta sobre el 85 por ciento de sus prestaciones. Dicho de otra manera, el 15 por ciento de tus prestaciones siempre están exentas de impuestos.

“Puesto que los límites de ingresos no se indexan con la inflación, es probable que llegue el momento en que muchas de las personas cuyas prestaciones no se gravaban deban pagar impuestos sobre la mitad de los pagos del Seguro Social”, explicó Munnell, del Centro de Investigación para el Retiro. “Y otras que pagan impuesto sobre la renta por la mitad de sus prestaciones ahora terminarán pagando impuestos por hasta el 85 por ciento de sus beneficios”.

¿Siempre ha habido un COLA anual?

No.

El primer ajuste anual automático se pagó en 1975, después de que el Congreso aprobó la legislación respectiva en 1972. Antes de eso, los legisladores aplicaban COLA periódicamente, en general en cifras cuantiosas. Por ejemplo, en 1971 hubo un aumento del 10 por ciento; en 1972, uno del 20 por ciento; y en 1974, dos, por un total del 18 por ciento.

El cambio a un COLA automático se debió a un acuerdo bipartidista, explicó Altman, de Social Security Works e historiadora del programa.

“A algunos progresistas no les gustaba el efecto de rezago, es decir, que la inflación se elevara, pero las personas tuvieran que esperar dos años para recibir un ajuste, y a algunos conservadores no les gustaba la política, porque el COLA podía ser superior a la tasa real de inflación”, indicó.

William Arnone, de la Academia Nacional del Seguro Social, cree que el hecho de que el COLA sea tan alto para 2023 podría convertirse en un problema político este otoño. “Los demócratas quizás intenten aprovecharlo, en especial debido al doble impacto de que la prima de la Parte B baje”, dijo.

En contraste, señala que dos senadores republicanos, Ron Johnson de Wisconsin y Rick Scott de Florida, han sugerido que deberían eliminarse el Seguro Social y Medicare como programas de subsidios federales y más bien deberían someterse a aprobación anual del Congreso.

“Podría ser un tema inesperado en las elecciones intermedias”, comentó Arnone.

El presidente Biden lo dio a entender el mes pasado cuando advirtió que los republicanos representaban un peligro para el Seguro Social y Medicare, y citó las propuestas de ambos senadores.

¿El Seguro Social hace otros ajustes para reflejar la inflación?

Sí.

Los otros ajustes se basan en cambios en los salarios, no en los precios al consumidor.

El importe de tus prestaciones del Seguro Social está vinculado a tu historial de salarios. Es así porque el propósito del programa es remplazar cierta cantidad de tus ingresos antes del retiro (alrededor de 40 por ciento para empleados de ingresos medios, según datos de la Administración del Seguro Social).

Para determinar tus beneficios, lo primero que hace la Administración del Seguro Social es calcular un número que identifica como tus ingresos mensuales promedio indexados, o AIME, por su sigla en inglés. Esta cifra toma en cuenta tus 35 años de salarios más altos y ajusta esos ingresos como reflejo del crecimiento salarial en la economía con el paso del tiempo. A continuación, se promedian esos años.

Tu AIME se aplica a una fórmula que genera la llamada cantidad de seguro primario. Esta fórmula se pondera para que las prestaciones sean progresivas, es decir, quien gana menos recibe prestaciones que representan un porcentaje mayor de sus ingresos antes del retiro que alguien que gana más. La cantidad de seguro primario es la suma de tres porcentajes o porciones independientes de AIME, por lo regular del año en que cumples 62, a los que en general se designa puntos de quiebre. El resultado de la fórmula, en esencia, es la cantidad que recibirás cuando llegues a la edad de retiro.

También se aplican cambios en el índice nacional de salarios al importe salarial máximo sujeto a impuestos conforme a la Ley Federal de Aportaciones al Seguro, o FICA, por su sigla en inglés. Este año, el tope es de 147.000 dólares. El índice también se utiliza para ajustar las cantidades exentas con base en la “prueba de ingresos a la jubilación”, que se aplica a personas que reciben prestaciones antes de su edad de retiro, pero siguen trabajando. El Seguro Social retiene cierta cantidad de prestaciones para estos trabajadores, que se les da después de llegar a su edad de jubilación.

¿Entonces, de dónde vienen los fondos del Seguro Social?

La principal fuente de fondos del Seguro Social son los impuestos FICA al salario, que en este momento son del 12,4 por ciento, divididos a la mitad entre los trabajadores y los patrones.

Este año, los impuestos se recaudarán sobre los primeros 147.000 dólares de salario. Los trabajadores independientes pagan el 12,4 por ciento, pero la mitad del impuesto sobre el trabajo independiente puede deducirse como gastos de la empresa.

En 2021, el fideicomiso para el retiro y las discapacidades recaudó 1,09 billones de dólares, y el 90,1 por ciento de esa cantidad se obtuvo mediante aportaciones FICA. Los intereses derivados de bonos soberanos del fideicomiso aportaron el 6,4 por ciento, y el 3,5 por ciento restante provino de impuestos sobre la renta de beneficios del Seguro Social.

¿La mejora en los pagos agravará los posibles déficits del Seguro Social en el futuro?

Es posible, al menos en el corto plazo.

Si sigue la tendencia actual, el Seguro Social no tendrá fondos suficientes para efectuar los pagos de prestaciones proyectados. El año en que se agotarán los fondos combinados de retiro y discapacidad fluctúa cada año en las perspectivas publicadas por los administradores del fideicomiso. Por ejemplo, este año el pronóstico es que se agotarán en 2035, un año después de lo previsto en 2021, debido a que el empleo se recuperó más pronto de lo esperado tras la desaceleración económica causada por la COVID-19, por lo que más personas estuvieron trabajando y pagando impuestos FICA.

“Sospecho que ocurrirá lo contrario el año entrante, pues la inflación es mucho más alta que el crecimiento salarial”, comentó Paul Van de Water, investigador del Centro de Prioridades de Presupuesto y Política. Así que se podría adelantar un poco la fecha de proyección para el punto de insolvencia cuando los administradores de los fondos publiquen su siguiente informe, en 2023.

Pero es difícil saber con exactitud cómo se verá afectado el pronóstico, añadió. “No sabemos con exactitud qué proporción de la inflación que experimentamos ahora se compensará con crecimiento salarial, por lo que es difícil decir qué ocurrirá”, aseveró.

Si el Congreso no hace nada antes de que el fideicomiso llegue a la insolvencia, los ingresos actuales por impuestos bastarán para cubrir solo el 80 por ciento de los beneficios prometidos. Es decir, los beneficiarios sufrirían una reducción del 20 por ciento en sus prestaciones.

En respuesta a preguntas hechas por correo electrónico, Stephen C. Goss, actuario jefe de la Administración del Seguro Social, señaló que “en conjunto, el efecto en la situación financiera del fideicomiso debería ser mínimo”.