El aeropuerto de la ciudad brasileña de Porto Alegre, uno de
los mayores del país, volvió a operar este lunes más de cinco meses después de
que unas devastadoras inundaciones cubrieran de agua la región sur de Brasil.
El Aeropuerto Internacional Salgado Filho, gestionado por la empresa alemana
Fraport, empezó a operar con 70 % de su capacidad, con 71 vuelos nacionales
diarios y unos 9.000 pasajeros, hasta llegar al 100 % en diciembre, señalaron
las autoridades federales y locales.
En diciembre volverán también los vuelos internacionales que van a Ciudad de
Panamá, y a partir de enero las rutas a Buenos Aires, Lima y Santiago de Chile.
El viernes se produjo la ceremonia de reapertura con el aterrizaje de un avión
que transportaba al ministro de Puertos y Aeropuertos de Brasil, Silvio Costa
Filho. Tras el arribo. El funcionario afirmó que con la reapertura se pretende
devolver el "protagonismo turístico y económico" al estado de Rio
Grande do Sul, fronterizo con Uruguay y Argentina.
El CEO de Fraport, Andreea Pal, afirmó en un comunicado que fueron meses
"desafiantes", pero que se logró rehabilitar la infraestructura
dentro del plazo estimado gracias al trabajo de 1.200 obreros, según publica la
agencia noticiosa EFE.
El primer vuelo comercial tras el cierre forzado por cinco meses aterrizó a las 08:30 de hoy.
A inicios de mayo, las lluvias torrenciales llevaron a una subida repentina de
los ríos que rodean Porto Alegre y la crecida inundó por completo las pistas de
aterrizaje del aeropuerto, el décimo que más pasajeros recibía en Brasil antes
de la tragedia.
La clausura forzó a los habitantes de esta ciudad, cuya región metropolitana
cuenta con más de cuatro millones de personas, a usar bases militares
readaptadas para la emergencia o a desplazarse cientos de kilómetros para tomar
un vuelo.
El Gobierno federal financió con 426 millones de reales (unos 75 millones de
dólares) las obras de restauración del aeropuerto, que incluyeron la
repavimentación de las pistas.
Además de forzar el cierre de la terminal, las inundaciones provocaron la
muerte de 183 personas y el desplazamiento de alrededor de medio millón en Rio
Grande do Sul.