"Jesús en esta expresión: 'Yo soy el pan de la vida', resume verdaderamente todo su ser y toda su misión. Esto se verá plenamente al final, en la Última Cena. Jesús sabe que el Padre le pide no solo dar de comer a la gente, sino darse a sí mismo, partirse a sí mismo, la propia vida, la propia carne, el propio corazón para que nosotros podamos tener la vida", indicó Francisco.
"Jesús se revela como el pan -- señaló el pontífice-- es decir, lo esencial, lo necesario para la vida de cada día. No un pan entre muchos otros, sino el pan de la vida. En otras palabras, nosotros, sin Él, más que vivir, sobrevivimos: porque solo Él nos nutre el alma, solo Él nos perdona de ese mal que solos no conseguimos superar, solo Él nos hace sentir amados aunque todos nos decepcionen, solo Él nos da la fuerza de amar y perdonar en las dificultades, solo Él da al corazón esa paz que busca, solo Él da la vida para siempre cuando la vida aquí en la tierra se acaba".
El Papa ha seguido explicando que "nadie en este mundo, por mucho que ame a otra persona, puede hacerse alimento para ella". "Dios lo ha hecho, y lo hace, por nosotros. Renovemos este estupor. Hagámoslo adorando el Pan de vida, porque la adoración llena la vida de estupor", aseveró.
Finalmente, el Papa consideró que, al final de la jornada, cuando la familia se reúne para cenar "sería bonito, antes de partir el pan, invitar a Jesús, pan de vida, pidiéndole con sencillez que bendiga lo que hemos hecho y lo que no hemos conseguido hacer". "Invitémosle a casa, recemos de forma 'doméstica'. Jesús estará en la mesa con nosotros y seremos alimentados por un amor más grande. Que la Virgen María, en la cual el Verbo se ha hecho carne, nos ayude a crecer día tras día en la amistad con Jesús, pan de vida", concluyó.
Antes de acabar, el Papa Francisco ha saludado a los romanos y peregrinos que han acudido a la Plaza de San Pedro --donde siguen vigentes las medidas de seguridad impuestas por la Covid-19--, en concreto, a las familias, grupos parroquiales y asociaciones; y en particular, a un grupo de agentes de la pastoral juvenil de Verona, a jóvenes de Crevalcore, así como a jóvenes de Scandiano y de Casas Salesianas de la región del Triveneto que han llegado a Roma en bicicleta.
Con información de Europa Press