Rodolfo Parada Lillo y Patricio Wang son dos figuras principales de un grupo emblemático que marcó a fuego a más de una generación: los chilenos Quilapayún. A días del esperado regreso a nuestras tierras, conversamos con ambos sobre más de 40 años de integridad artística.
Este 5 y 6 de julio el Teatro Solís recapturará un pedazo de historia musical de Sudamérica, cuando los históricos Quilapayún ofrezcan dos recitales especiales rememorando más de 40 años de carrera. Con una carrera destacada en los años '60 y '70, los Quilapayún se convirtieron en un foco cultural de resistencia frente a las dictaduras que se desperdigaban por el cono Sur.
Rodolfo Parada, director artístico del grupo, residente en Francia (donde fue nombrado Caballero de la orden de Artes y Letras de la República Francesa) se une a Patricio Wang, director musical, para echar luz sobre el por qué de esta visita tan esperada.
¿Cómo surge esta gira?
Rodolfo: Como siempre, de la conjunción del interés de algunos productores y amigos con el interés permanente de nuestro grupo por estar presente en Latinoamérica. Para nosotros, estar en contacto con nuestros países nutricios es siempre fundamental. Es lo que quisimos significar cuando entregamos una canción inédita para el disco uruguayo "Por el cambio", un disco de adhesión a la candidatura de Tabaré Vázquez, en el cual participaron numerosos artistas de renombre internacional.
Por otro lado, Uruguay y Argentina son los los dos países latinoamericanos que nos acogieron con los brazos abiertos en los 70 y de los cuáles guardamos recuerdos imborrables.
Con más de 40 años de trayectoria ¿qué presentan hoy los Quilapayun?
Patricio: Las ganas de ser un grupo vivo, en renovación, que aprende de su historia pero no se detiene en la contemplación de lo probado. Esa fue siempre la vocación del grupo. Y que por lo demás ha costado en todas las épocas polémicas, incomprensiones, disputas pero también logros, éxitos y el descubrimiento constante de nuevos caminos. Hoy la historia parece uniforme y sólo habitada por emocionantes canciones. Sin embargo no olvidamos que muchos logros no crearon la unanimidad en su momento, canciones como La muralla o incluso La Cantata Santa María, por nombrar sólo dos obras de las más significativas, fueron incluso denunciadas en ciertos sectores como demasiado ligera la primera y demasiado elitista la segunda. Hoy estas polémicas, a la luz de la historia, nos hacen sonreir, pero es lo que seguimos viviendo habitualmente y de lo que esperamos sonreir también en el futuro.
Rodolfo: En cuanto al programa de canciones que haremos en el concierto, presentaremos, como siempre, un recorrido por nuestro repertorio, basado en algunos clásicos como La Muralla o Plegaria a un labrador, una serie de canciones extraídas de nuestros tres últimos discos, "Latitudes" (1994) "Quilapayún al horizonte" (2000) y "A Palau" (2004), y algunas canciones de nuestra producción más reciente.
De los 33 discos grabados ¿cuáles resaltan? ¿por qué?
Rodolfo: Hay algunos que han marcado un hito importante en nuestra carrera. Por supuesto, la "Cantata Santa María de Iquique", que escribiera para nosotros Luis Advis en 1970. Este trabajo abrió nuestros espíritus a formas más elaboradas que la sola canción, marcó una importante progresión técnica en nosotros, y se transformó en un notable puente de comunicación con un vasto público. Te puedo nombrar también el disco "Adelante" editado en 1975, primer disco en el que manifestamos nuestra voluntad colectiva de pasar de intérpretes a ser autores-compositores-intérpretes. Y también el disco "Quilapayún al horizonte", editado en el 2001, en el que se consolida la importante renovación que ha aportado al grupo Patricio Wang, nuestro director musical desde al año 1988; se trata de uno de los discos más finos y mejor trabajados que hayamos hecho en los últimos años.
Patricio: Dicho todo esto también es cierto que en general en cada producción hay varios temas, u obras, que no consiguen el nivel deseado y que dejamos de lado asi como otras adquieren una importancia enorme y son justamente el conjunto de estas creaciones individuales el que ha ido creando nuestra obra.
¿Cómo ven la situación política latinoamericana?
Rodolfo: Me parece que estamos en un momento positivo, a condición de que los distintos gobiernos progresistas den realmente satisfacción a los pueblos que los han elegido, con audacia, pero también con realismo. Los próximos dos decenios, los del bicentenario de la independencia, serán capitales para construir una nueva independencia latinoamericana, en la unión, con la ambición de transformarse en un polo que cuente internacionalmente. Las condiciones son ahora infinitamente mejores que hace 20 o 30 años.
¿Cómo viven el momento -habiendo compartido escena con Víctor Jara- por el que pasa el ex dictador Augusto Pinochet, enjuiciado de continuo por fraudes y violación a los derechos humanos?
Rodolfo: Es muy alentador ver que finalmente algo de justicia se impone también en nuestro país. Aunque queda mucho por hacer en este terreno. Es inaudito ver que el asesino de Víctor Jara va todos los días tranquilamente a su trabajo, o imaginar que Pinochet morirá en su cama sin haber sido condenado por sus crímenes.
¿Qué esperan del gobierno de Bachelet?
Rodolfo: Que haga avanzar nuestro país hacia una mayor equidad y justicia, en el respeto de los pueblos originarios y de la diversidad cultural.
¿Cuál es el tema que nunca pueden dejar de tocar?
Rodolfo: Por el momento son temas como "La Muralla" o "Plegaria a un labrador". pero en nuestro nuevo repertorio hay también temas que se transforman poco a poco en insustituíbles, como "El pimiento" de Víctor Jara, o "Fuerzas naturales" de Vicente Huidobro y Patricio Wang, o "Allende", de Parada y Wang.
¿Cómo logra Quilapayún obtener repercusión en distintas generaciones, tratándose de un grupo que marcó tanto a la juventud de los años '70, particularmente?
Patricio: Una experiencia fuerte en ese sentido fue, para nosotros, el primer regreso en 1988 y 1989. Se trataba del reencuentro con el público chileno, que guardaba básicamente el recuerdo del grupo de antes del golpe de estado, es decir, había que ponerse al día después de 15 años de distancia, durante los cuales sólo una pequeña parte del repertorio había circulado en Chile, y en forma más bien clandestina. Esa vez aprendimos que el público puede evolucionar paralelamente porque la respuesta a nuestras propuestas fueron muy bien acogidas, por nuestra generación pero también por los más jóvenes. Mientras más un artista esté en sintonía con su tiempo más su arte sera justamente atemporal. Poco importa hoy en día cuándo Violeta Parra escribió "Gracias a la vida" o Luis Advis la "Cantata Santa María". A pesar de que son obras que representan bien su época no son, sin embargo, dependientes de ella. Nosotros tenemos la ambición de representar algo más fuerte que la simple nostalgia de los años 70. Por eso creamos, por eso pensamos en qué haremos mañana más que en lo que ya hicimos. Si no fuera así, nuestro grupo no tendría razón de ser. Sería solo un museo de sí mismo, en resumen estaría muerto.
¿Cómo han vivido los problemas legales por el nombre de la banda, inciados por un ex integrante del grupo?
Patricio: Dolorosamente, porque es un capítulo negro de nuestra historia. De parte de esa gente, con la que compartimos muchas cosas en diferentes épocas, y que salió ahora al camino en forma oportunista, no ha habido más que declaraciones grotescas, ganas de brillar con la explotación majadera del pasado, falsedades, intentos de calumnia que han sido claramente rechazadas por los tribunales, y motivaciones que no están a la altura de su historia. Afortunadamente, nuestra vocación siempre ha estado en otra parte, en crear y avanzar musical y artísticamente.
Rodolfo: Las cuestiones legales son muy importantes y por supuesto que nos preocupamos de ese aspecto. Pero no olvidamos que lo más importante es lo que pasa en el escenario y en los discos. Porque al público en general le importan poco las peleas de los grupos, pero le importa mucho lo que escucha ; y sabe distinguir perfectamente donde hay coherencia y donde hay impostura.
¿Cómo sigue la gira y qué proyectos hay de cara al futuro?
Patricio: Después de Montevideo viajaremos a Buenos Aires y luego a Santiago. Regresando a Europa esperamos poder descansar un par de semanas, puesto que son las vacaciones de verano por allá, para recomenzar a todo vapor en septiembre con presentaciones en España y por supuesto Francia, donde esperamos encontrar el tiempo para seguir trabajando en nuestra próxima producción discográfica que ya cuenta con varios títulos grabados. Más a futuro los planes van desde la salida de nuestro próximo cd hasta nuevas visitas por nuestro continente y algunos proyectos más complicados como una colaboración con otros grupos pero de lo cual preferimos no hablar todavía porque trae mala suerte adelantarse demasiado.
Datos de una visita esperada
5 y 6 de julio Teatro Solís (Buenos Aires s/n, Tel: 1950 3323/24) 21:30 hs. Precio: entre $ 250 y $ 600. Venta de entradas: Red UTS (Palacio de la Música y CD Warehouse El Gaucho) y boletería del Teatro Solís, de 15:00 a 20:00.