- ¿Cómo anda La Dulce, qué están por hacer?

Ana: Estamos por presentar el CD que grabamos el año pasado en la Sala Zitarrosa, en vivo. Lo vamos a presentar el 23 y 24 de junio en Espacio Guambia, con invitados. Estamos meta preparar ese espectáculo.

Samantha: También vamos a tocar muchas canciones nuevas.

Ana: Sí, tenemos muchas canciones nuevas, y en eso estamos, ensayo y ensayo.

- Esta es una pregunta un tanto sexista porque nadie le preguntó a los Beatles por qué eran cuatro tipos, pero ¿por qué cuatro mujeres?

Samantha: Es un proyecto de Diego Masci de hace muchos años, la idea la largó él, ese es el motivo, me dijo él y me gustó la onda, la idea. Terminé de hablar con él y las llamé a las Dulces. Estamos juntas desde el 2000, lo que pasa es que hubo un cambio importante en La Dulce en el 2002, que fue la incorporación de Mariana Vázquez en guitarra, armónica y acordeón.

Ana: Es muy divertido y particular trabajar cuatro mujeres juntas. Nos reímos
porque somos todas treintañeras, entre treinta y treinta y cinco años (canta) adivinelé, adivineló (risas). Está muy bueno porque más o menos en la vida nos van pasando cosas parecidas, las mismas situaciones de vida, los amores, los laburos, los padres, los proyectos mentales que una tiene a esta edad, está muy bueno estar juntas, es muy linda esa relación que se da. Y además todas tenemos proyectos paralelos y otros trabajos, pero ensayamos todas las semanas.

Samantha: La idea es esa, para mí La Dulce es super importante. En este momento es más importante el proyecto de La Dulce que mi proyecto solista. En realidad ahora estoy con La Dulce y con otra banda que se llama Metallita, La Amarga , le dicen; es como que se alimentan los mundos; si La Dulce es toda suavecita , esta es Metallita. Hasta tengo un batero de metal, y por eso el nombre.

- La Dulce tiene instrumentos que no tienen nada que ver con el rock, pero que tampoco son muy habituales en la música popular

Samantha: Lo que tiene La Dulce por un lado es experimentación a nivel tímbrico. Jugamos con elementos que no son clásicos . La percusión aporta un montón de cosas sugerentes, hay tambores, maracas, birimbao, pandeiro. Se va generando una cosa tímbrica muy interesante. Hay arreglos que son con armónica, con acordeón, saxo, flauta se va generando toda una cosa bien rica.
Si bien es dulce , vamos a aclarar que no es Sara Kay.

- Las canciones de Samantha, que hace también La Dulce, tienen algo retorcido; están llenas de personajes a la Tim Burton, como el chico ostra, el joven manos de tijera ¿cómo hacen para amalgamar esa musiquita que por ahí es tan linda con una historia que arranca de una manera y termina siendo algo espantoso, que por otra parte a mí me encanta ?

Samantha: La idea es que sea sugerente también a nivel letrístico, que te lleve y te saque un poco de lo obvio, siempre tratando de mantener una musicalidad.

- ¿Vos te das cuenta de que hay una diferencia entre las letras que vos hacés y el resto de la música popular uruguaya?

Samantha: Sí, porque yo vengo de una tradición de cantautores diferente. Leo Maslíah, con esa cosa de humor ácido pasado a una cosa más dulce entre comillas, Fernando Cabrera, hasta Drexler, o Mariana Ingold.

Ana: ¡Y Tabaré Rivero!

Samantha: Por supuesto, y mucha influencia del rock and roll, si bien no es obvio, está.

- Además hacen temas que no son representativos de las influencias más aceptadas , como Gilda ¿cómo llegan a eso y desde dónde rescatan esa cultura terraja ?

Samantha y Ana: (risas, a dúo) ¡Es que somos admiradoras de Gilda!

Ana: Al principio había reticencias, pero después nos copamos, la idea es jugar con esas cosas que están en lo más común, lo que a la gente le gusta, las canciones del pueblo, jugar con eso, sacarlas para otro lado.

Samantha: Por otro lado, si te ponés a pensar con detenimiento, tampoco es tan
banal. Para mí Fuiste es una tremenda letra de punto y parte. El encarcelamiento a veces es interno, es como uno reacciona a las trabas de la sociedad donde uno se mueve, el grupo de laburo, la pareja, todo eso está implícito en esa canción; fuiste mi vida, fuiste mi verdad, pero ya fuiste , es como re de protesta, re-heavy, ¿no?

Ana: Y la cosa fluye, y está muy bueno porque tenemos un criterio básico en lo que estamos de acuerdo.

Samantha: Se charla mucho, mucho humos y mucha diversión. Antes hacíamos encuentros para divagar, ahora por una cuestión de horarios se nos ha complicado un poco, pero ya retomaremos nuestro divague fundamental.

- ¿Qué va a haber el 23 y el 24 en Espacio Guambia?

Samantha: Va a estar el show, que está grabado en el disco. Tenemos invitados sorpresa; estamos invitando gente de otra movida, uno de ellos es Max Capote, porque nosotras hacemos un tema, que es Quizás, quizás, quizás , de la que él tiene una versión maravillosa, y la idea es hacer un híbrido, va a estar bueno. Aprovechar la oportunidad para conocer más a otros músicos y empezar a trabajar con más gente. Esa es la idea general de La Dulce. Tocar más y conectarnos con gente cada vez más diversa. Lo que hacemos con los instrumentos, el sonido, esa diversidad, ¡como hacen en Brasil! ¡Eu adoro eso! , es genial, la ganancia ahí.

- Bueno, y después

Ana: Estamos tratando de entrar en Buenos Aires, antes de que Andrea se vaya de gira con La Abuela Coca. Samantha es muy conocida en Buenos Aires a nivel de la prensa, de los músicos, y yo he ido y venido por Las Comadres. A Samantha la conocen y la quieren bien, les gusta lo que hace, y queremos aprovechar todo eso.

Samantha: Pero aunque aquí el mercado y la escena sean chicos, el movimiento está buenísimo. Es como en el fútbol, si los jugadores están quietos todo mal, porque juegan los otros (risas). Está bueno cuando te empezás a mover vos y a generar espacios múltiples, a nutrirnos un poco más todos de todos, de a poco lo vamos a ir logrando. Ahí es cuando vamos a tener un buen trampolín para hacer los proyectos nuestros y de las personas que van a empezar a asistir a través de eso. Estoy segura de que eso va a llegar.

Ana: Todo rema para un mismo lado, me parece. Que la atención se centre un poco, por ejemplo los premios Graffiti

Samantha: Sí, los Graffiti ahora abrieron la cancha, antes no estaba la categoría metal, y ahora está. Y Luciano Supervielle y Jorge Drexler fueron premiados y en realidad no son músicos de rock clásico .

Ana: La única crítica es que no hubo ninguna mujer premiada.

Samantha: Pero eso es un problema de las mujeres, y no de los premios Graffiti. Tenemos que ponernos las pilas nosotras, buscar y ganarnos nuestro espacio.

- ¿El camino es más fácil o más arduo por ser mujeres?

Samantha: Por un lado las cosas son más fáciles, pero hay temas estudiados por sociólogos y economistas que indican que no es tan sencillo; hay una gran parte del público que es mujer, por lo que una banda de mujeres no les interesa tanto; juega una cosa de la sensualidad que de repente a una mujer le gusta más ir a ver a algún muchacho lindo, eso está estudiado. Y la mayoría de las bandas de rock están formadas por varones, que tampoco se van a identificar con una banda de mujeres. De pique el público se reduce por esas condiciones generalizadas.

- ¿Han sentido rechazo, o discriminación?


Samantha: Con nosotras todos divinos, pero no resulta sencillo.

Ana: Nos ha pasado con Las Comadres; los sellos discográficos en Argentina se copan, pero si ya tienen un grupo de mujeres, descartan, no editan el otro. Es una forma sutil de discriminación, porque esos mismos sellos editan muchas bandas de hombres iguales, fotocopias de lo mismo. La mujer decoración existe.

Samantha: Eso hay que ganárselo, cuando vean que las bandas empiezan a moverse bien, vendrán. Es el miedo a lo nuevo, también. Hay una actitud distinta ante la mujer músico . Si yo me embarazo a los 25 años, no me importa más nada, estoy con mi familia y ya está, la cuestión del horario es inevitable.

Ana: También porque te toca ser la madre ; tengo un montón de compañeros músicos padres, pero no es lo mismo.

Samantha: El padre es otra cosa, no es lo mismo. No tiene que amamantar, hay un montón de cosas que tienen que ver con los dos primeros años de la vida de una madre, y un hijo es muy importante.

Ana: Andrea, nuestra saxofonista, es madre de dos hijos; ella está en La Abuela Coca también, y los dos grupos le hacemos el aguante tremendo con todo porque la queremos, y es terrible músico.

Samantha: Y también porque tiene una energía increíble. Yo, en su lugar, habría dejado la música.

- De repente si fuesen concertistas de piando, por ahí quedaba hasta bien visto, ¿no?

Samantha: Igual la carrera de la música clásica exige una dedicación total, tenés que hacer muchos sociales que llevan un montón de tiempo ¡también como ahora! (risas) Es muy importante, para conocer gente

- Todas tienen otros proyectos paralelos ¿hay gustos musicales compartidos? ¿En La Dulce hacen cosas que no pueden hacer en otros lados y al revés?


Samantha: Yo sí, porque las condiciones lo permiten; a nivel de experimentación sonora no hay límite.

Ana: Es mucho más suelto, yo estoy en otra banda donde todos son varones, y no opino tanto. La energía de ellos, la pasión, me pasa por arriba. Los dejo más a ellos, les sigo un poco el viaje. Por supuesto que si hay algo que no me gusta lo digo, pero acá en La Dulce el tiempo de cada una es mayor, participamos más. Cada día se está descubriendo más acerca de lo que es trabajar hombres y mujeres, juntos, separados, vaya a saber

Jorge Costigliolo

La Dulce es: Samantha Navarro (voz y guitarra),
Mariana Vázquez (guitarra, armónica, acordeón, coros), Andrea Viera (flauta, saxo, coros) y Ana Claudia De León (percusión y coros).
Se presentan 23 y 24 de junio en Espacio Guambia (25 de Mayo 591, 22:30 horas)