Se ríe del populismo sin temor a ser popular, no es cultor del misticismo pero es un tipo meditativo, hace humor pero se lo toma en serio y se declara enemigo de los lugares comunes. Con ustedes, el zen y cantautor Kevin Johansen.
¿Nadie sospecha que Kevin Johansen es el Conde de Saint Germain, reaparecido bajo la forma de artista itinerante? Tiene un aspecto eternamente juvenil a pesar de superar los 40 años, revela un misterioso pasado errante, con estadías en Alaska, Nueva York, Buenos Aires y Montevideo, posee una voz seductora y gruesa, capaz de traspasar los cimientos de un refugio antisísmico, es dueño de un carisma que demuestra cierto magnetismo y por si fuera poco su último disco, City Zen, sugiere un aire de misticismo.
Al conocerlo personalmente, sin embargo, es difícil imaginarlo maniobrando tubos de ensayo e intentando descubrir el secreto de la inmortalidad, aunque para usar un aberrante lugar común de los que él tanto detesta, podríamos afirmar que su alquimia preferida es la conversión y manipulación de géneros musicales (pudiendo agregar alguna metáfora avergonzante que compare el plomo con la mediocre producción musical de estos tiempos y el oro resultante con las canciones de sus últimos discos).
Sencillo, paciente y capaz de una empatía inmediata, Kevin Johansen habló de muchas cosas antes de su recital del 17 de agosto en el Cine Plaza.
- Estuviste dos años en Uruguay e hiciste unas cuantas visitas posteriores, ¿concordás con la imagen de país gris y estancado que suele darse de nuestro país y con la que se impresionan muchos visitantes argentinos?
Kevin: No, para nada. Por el contrario me impresiona que en un país tan chico se dé una confluencia cultural tan grande. Es cierto que Uruguay es en cierta forma la carne en ese sándwich gigante que forman Brasil y Argentina y que aquí hay un ambiente mucho más distendido, pero no concuerdo con esa imagen de país aburrido o descolorido.
- Supiste hacer algún tema de Mateo y entre los colaboradores del nuevo disco figuran Cabrera, Rada y Drexler...¿cuáles son las bandas o solistas uruguayos que te gustan?
Kevin: Hay tantos... Como te decía, me sorprende la variedad que existe en Uruguay. Tanto en artistas como en público. Hay gente a la que le gusta el rock, la electrónica, el folklore, la música instrumental, es absolutamente impactante. Te nombraría a Jorge (Drexler) con quien inicié una amistad y al propio Cabrera, pero hay muchos artistas distintos. En Argentina ahora hay mucha influencia de música de acá. Yo suelo decirle en chiste a la Bersuit, por ejemplo, que es la banda uruguaya que más me gusta.
- Leí un artículo de una revista argentina, hace ya tiempo, en la que se afirmaba que Uruguay es una máquina de crear cantautores bigotudos (por Maslíah, Jaime Roos, Ubal) ¿cómo te imaginarías a vos mismo hoy en día si te hubieras quedado en Uruguay?
Kevin: Hubiera sido bastante parecido, con una adolescencia similar a la de Buenos Aires, con una exposición a música del mismo tipo, tanto de aquí como de afuera, y seguramente hubiera partido para Nueva York de todas maneras, sólo que con una bailarina uruguaya en vez de argentina (risas). La "crisis" de los veintipico que tuve se habría dado de todas formas, forzándome a emigrar. Aparte quería ver qué es lo que me había sucedido con mi infancia gringa. Nueva York fue una buena elección aunque no fue mía; mi novia quería estudiar allí y fue acertado, porque es una ciudad multi cultural.
- ¿Ahí empezó lo de "the mixture is the future" (la mezcla es el futuro)?
Kevin: Sí, pero mucho más ampliado. Es un abanico de etnias y de razas increíble.
- Alguien definió una vez a Kevin Johansen como un Manu Chao que viaja en clase lujosa? ¿Qué te parece?
Kevin: ¡Está loco! Está en pedo, Manu Chao tiene mucha más plata que yo (risas). Ojalá tuviera la mitad del dinero que hizo él. Me parece que a veces el nombre gringo es engañoso, pero es lo que me tocó. Me podría poner Kevin Chao o Manu Johansen a ver si me toman como si fuera un poco más popular. Capaz que por mi nombre algunos piensan que soy un concheto, pero yo vengo de una familia "white trash" (basura blanca). Mi tipo era clase media-baja baja, de Denver, Colorado, que es como decirte un pueblito del interior en el que no pasa nada. Laburé siempre de lo que hiciera falta y nunca tuve un mango. Capaz que esa frase se dijo por otra cuestión, porque Manu Chao da esa impresión más cercana a lo popular y la demagogia, esa actitud "marihuana libre" adelante de 40 mil tipos.
- Naciste en Alaska, pero pasaste por Estados Unidos, Uruguay y Argentina. ¿qué cosas detestás de la idiosincrasia de estos países?
Kevin: Al tener dos culturas aprendés a apreciar y querer varias cosas. Yo creo en el nacionalismo bien entendido, querer tu música, tu geografía, tu gente. Pero después está el "nazionalismo" con z, que es el de la bandera, cero empatía, el de la actitud más pequeña, aunque lamentablemente creo que la pequeñez humana es un fenómeno que no para de crecer, paradojalmente. Por suerte en lo que tiene que ver la cultura pasamos de eso, sabemos admitir cuando algo es bueno y se lo aprecia. Confío en ello, quizá por eso no me cambié el nombre a Manu Johansen (risas)
- Y en cuanto al público, ¿cómo diferenciás el uruguayo de otros países?
Kevin: El de Montevideo es muy parecido al de Rosario. Es un público que escucha muy atentamente cada canción y te intimida mucho. No es como el porteño, que en el medio de un tema está gritando: "¡grande, loco!", lo que está bueno también. La primera vez en la Zitarrosa me dije: "¿Uy, les gustará? ¿Qué estará pasando?". Terminó el tema, aplaudieron a rabiar y me tranquilicé, pero cuando empezó el segundo, se hizo de vuelta el silencio y mi cabeza arrancó: "¡están escuchando mucho todo! ¡Y el sol está desafinado!". Hay una cultura del arte del cantautor tanto en Rosario como en Montevideo, quizá sea por eso.
- Cruzamos la orilla. Hace poco se dio en Argentina un hecho insólito. Los músicos de Callejeros fueron procesados sin prisión por la tragedia de Cromañón y embargados en miles de dólares. ¿Creés que los músicos tienen su cuota de culpa en este tipo de sucesos, y que hay algo censurable en la actitud en escena de algunas bandas?
Kevin: Sí, una cuota puede haber, pero no me corresponde a mí juzgar a nadie ni sé los pormenores. Estoy de acuerdo en lo que decía León Gieco, que Chabán no es Videla ni los pibes son culpables. Los responsables son los boludos que tiraron la bengala.
- ¿Creés que hay cierta paranoia en Argentina por ese tema?
Kevin: Hubo una cosa muy jodida, una reacción muy estúpida con el sistema, algo así como "tenemos que revisar todo y no dejar que nadie toque en vivo". Una especie de represión hacia el rock como origen de los problemas.
Zen in the art of singing
En su disco "Sur o no sur", del año 2002, Kevin Johansen demostró con creces que era mucho más que "el tipo de la canción de Resistiré", un tema que más allá del lamentable efecto secundario de asociar al cantante con la cara de Pablo Echarri, le sirvió como trampolín en la región. En su último disco, Kevin sigue alternando con equilibrio influencias que van desde Tom Waits o Barry White a Caetano o Atahualpa Yupanqui, pero con un agregado: City Zen intenta desde su propio nombre contraponer a la locura urbana el antídoto de la música, como una suerte de cura del estrés cotidiano.
- ¿ City Zen es la guía para sobrevivir en Buenos Aires?
Kevin (risas): Sí, era un poco la idea. Es la cuestión de jugar con el tipo de las ciudades, que es lo que me tocó vivir a mí, estar en las "grandes ubres", como decía un amigo. Zen en la City para mí es la música; una de las cosas que puede alimentarte y permitir que bajes un cambio es ese momento en el que estás en medio del estrés y el tránsito y te invade una melodía que te aplaca. Ese tipo de cosas te ayudan a ponerte en un estado seudo meditativo, de ahí viene lo de zen.
-Justamente, el título, más allá del juego de palabras, tiene una asociación abierta con cierto misticismo oriental muy en boga hoy en día, ¿cómo te llevás con eso?
Kevin: Mirá, de pendejo en San Francisco yo hacía artes marciales. El marido de mi madre era un pintor mexicano que se había vuelto loco con Bruce Lee, por lo que hacíamos kung fu, jujitsu, etcétera. Yo me enganché con el tai chi chuan, algo raro para un nene de 9 o 10 años. Había un estado meditativo que se llamaba el "abrazo al árbol". Era así, te parabas con un pie delante y otro atrás y abrazabas el árbol, quedándote parado unos veinte minutos.
- Pero ahora no vas abrazando árboles por ahí...
Kevin: No, eso fue lo más cercano a la meditación que hice, pero la música también permite un estado similar a ese, casi hipnótico.
- Antes del disco "Sur o no Sur", eras un tipo relativamente desconocido...¿te irrita que buena parte del éxito te haya llegado por la canción de una telenovela?
Kevin: No, para nada. Para mí fue buenísimo porque nunca fui snob o elitista ni quise dejar de acceder a algo más popular. Por supuesto que me agarré la cabeza en un momento porque yo tenía un montón de prejuicios: "¡Uy, una telenovela!". Fue un desafío para mis propios prejuicios y terminó como una gran lección, porque los pibes después me decían: "gracias por ayudarme con mi novia anoche, por facilitarme las cosas". Aparte en las telenovelas de Brasil suenan Caetano o Gilberto Gil y no pasa nada, es normal. Inclusive a Gilberto una vez le preguntaron por este tema y aclaró que se trata de una de la expresiones culturales populares más auténticas. Acá somos más prejuiciosos y nos cuesta entender que algo puede ser popular y de calidad, creemos que si algo llega a mucha gente tiene que ser berreta.
Sur o no sur
Los chillidos de tres o cuatro fans que acaban de reconocer a Kevin Johansen hacen imposible en este punto continuar la conversación o entender alguna de las palabras del músico. Increíblemente bien dispuesto para tratarse de un tipo que no pudo dormir casi nada en las dos noches anteriores, Kevin me pide permiso, se para y accede a sacarse unas cuantas fotos con ellas por un buen rato. Solo y pensativo en el rincón, este humilde cronista chequea la cinta e intenta colarse melancólicamente en el rincón inferior derecho del cuadro, donde pasará inadvertido de todos modos.
- Habiendo vivido en Estados Unidos, siendo nominado a tres Grammys y luego de haber visto todo lo sucedido con Drexler en los Oscar, ¿coincidís con él en que hay discriminación a los artistas latinos en el norte?
Kevin: Hay un estereotipo, claro. Cuando fui a los Grammy latinos fue bastante gracioso. Cuando había que hacer la prensa con Café Tacuba, La Ley y Paulina Rubio mostrando la bombacha delante de todos (risas), una persona nos recibía abajo con un pizarrón a modo de guía para hablar a distintas cadenas de televisión. Había una serie de frases en inglés o castellano para que uno las repitiera. Cuando me toca a mí había doce frases para elegir. Voy por la primera y dice: "Oh, it´s not hot, is spicy caliente" (Oh, no es caluroso sino picante y caliente) y después todas eran del tipo "Latin lover hot, uh", un estereotipo atrás del otro. Yo iba descartando una atrás de la otra hasta que se me acabaron, por lo que tuve que decir "Live, los Grammy latinos este miércoles". Hay mucho prejuicio. Para mí lo que le hicieron a Jorge fue muy insultante, ya que amén de no permitirle cantar su propia canción porque no era conocido (ese fue el primer insulto), le dijeron que otro artista tenía que cantar su tema.
- ¿Viste la ceremonia? ¿qué te pareció?
Kevin: A mí me pareció horrible lo que hizo Banderas junto a Santana. Espantoso.
- ¿Cuál te pareció peor?
Kevin: Estaba tan indignado con lo que estaba haciendo Antonio Banderas que casi no escuché a Santana, pero creo que también pisó todo por arriba. Jorge decía que le hubiera gustado al menos que estuviera alguien como Caetano y le tiraron primero a Enrique Iglesias. Le dijeron, "¿preferís a Banderas o a Iglesias?" ¡Banderas, por favor! Admiré mucho la reacción rápida de Jorge al escribir la carta de protesta y levantar polvareda. Y después cuando lo enfocó la cámara, pobre, tenía una cara de sufrimiento (risas)
- De acá al futuro, ¿se puede esperar más "mixture" o pensás sorprender grabando un disco de un solo género?
Kevin: Voy a hacer un disco todo de boleros (risas) Estoy con varias cosas más temáticas en la mira. Estoy pensando en un álbum para niños pero medio solapado, que se llamaría "Paso Básico", algo que sea bailable y simple a la vez. No me preocupa la cuestión de hacer discos homogéneos, a decir verdad; las canciones se valen por sí mismas y pretendo que sean imperecederas. A mí me atrapa lo atemporal en la música, el desafío al tiempo. Lo que siempre busco es intentar sorprenderme a mí mismo y no caer en lugares comunes. Hago hincapié en no caer en el cliché y me interesa el contraste, porque en la vida los personajes jamás son blancos y negros.
Las diez de Kevin
Dime qué a qué cultura accedes y te diré quién eres, reza una frase que desafía los lugares comunes de los refranes populares. Más allá de la dudosa veracidad del enunciado, viene bien echar un vistazo al perfil cultural Kevin Johansen y hacer una recorrida virtual por su biblioteca, videoteca y colección de discos, entre otras cosas.
Podio de discos preferidos
Kevin: "Tropicalia II" de Gilberto y Caetano, "Rubber Soul" de los Beatles, "Odelay" de Beck, cualquiera de Charly en los 80 , "Dímelo en la cara" de Joaquín Sabina.
Disco uruguayo preferido
Kevin: Alguno de Jorge, por ejemplo "Eco".
Cinco discos para abandonar en una isla desierta
Kevin: Probablemente uno mío de los principios (risas), uno de Enanitos Verdes, todos los de Pimpinela... es muy difícil.
Personajes fundamentales
Kevin: La familia Simpson, Martín Luther King, Lennon, Dylan, Joni Mitchell, entre otros.
Libros Kevin: La trilogía de Henry Miller, compuesta por "Primavera Negra", "El coloso de Marussi" y "Trópico de Cáncer". "Ciento volando de catorce", de Sabina, algo de Truman Capote, "El nombre de la rosa" de Umberto Eco, "El Aleph" de Borges y algo de Cortázar.
Películas
Kevin: Cualquiera de Hitchcock, "El gran dictador" de Chaplin y por supuesto "Citizen K" de Orson Welles para el mensaje subliminal del disco
Mejor show en vivo
Kevin: Es muy difícil. Uno de Beck en Lollapalloza, donde la gente que esperaba a otra banda tipo Smashing Pumpkins le tiraba barro. Beck se escondió detrás de los amplificadores con la guitarra y siguió tocando mientras insultaba de todas formas al público
Mejor show propio en vivo
Kevin: Son muchos, te diría el primer Grand Rex que hice
Tema de Kevin Johansen
Kevin: "La falla de San Andrés", "Sur o no sur", "La procesión" y "Atahualpa You funky!", tocados en seguidilla.
(Fotos del sitio oficial de Kevin Johansen, http://www.kevinjohansen.com)