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Entrevistas

Apocalíptico e integrado

ENTREVISTA A FERNANDO VILAR

Fernando Vilar, conductor de Telenoche, habló con Montevideo Portal sobre el "angustiante" trabajo en los noticieros, y lo bueno y lo malo que tiene ser una cara conocida.

09.08.2007

Lectura: 17'

2007-08-09T17:10:00-03:00
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Montevideo Portal / Inés Nogueiras
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Fernando Vilar nació hace 53 años en Portugal y llegó a nuestro país siendo muy pequeño. Aquí formó su familia y fue construyendo una profesión a la que llegó "de casualidad".

Comenzó en la radio El Espectador en los años 80, pasando su jornada laboral en el aeropuerto de Carrasco a la espera de noticias, en una época en que por esa terminal aérea pasaba buena parte de la agenda informativa del día. "Jugaba a las damas con los funcionarios del aeropuerto, pero de periodismo nada", cuenta.

Más de veinte años después, el gobierno de su país natal lo acaba de distinguir con el premio "Talento" en el rubro Comunicación Social. De periodismo, todo. Actualmente Vilar está al frente de la edición central del informativo de Canal 4, y durante las mañanas conduce "De primera mano" en Radiocero FM.



¿Tenés tiempo libre?

Poco, pero porque lo decidí. Antes (de conducir "De primera mano") tenía todas las mañanas libres. Pero primero que el tema de la radio siempre me gustó y se me planteó esta oportunidad de hacer FM; y segundo, había contraído una serie de deudas porque me compré una casa cuando empezó el nuevo siglo, y la crisis del 2002 me dio grandes dolores de cabeza, que en parte palié a través de "fondos frescos", como dicen los economistas, a través del programa de radio. Si bien después el apriete más grande pasó, lo que no pasó fue el compromiso con la gente. De mañana tenemos una audiencia espectacular, este programa pegó muy bien.

Entonces, más de una vez pensé en volver a despertarme a las diez de la mañana, desayunar en paz, leer, escuchar el canto de los pájaros, porque yo vivo en el Prado y eso es una bendición. Pero siento un compromiso con la gente, para dejar la radio debería tener un suceso de fuerza mayor, igual que el que me hizo volver. Eso sí, los sábados y los domingos no hago nada. Juego al fútbol, estoy con mi familia, voy a pasear a algún lado, duermo, corto el césped.

¿Cómo empezaste en esta profesión?

Empecé en El Espectador en el departamento de prensa. De ahí me fui a las radios del Sodre a conducir noticieros. En aquel momento el estudio auditorio del Sodre se había incendiado y las radios tenían como lugar físico la planta de Canal 5, entonces estando allí me contacto con el canal y a partir del año 85, con la democracia, se renueva todo el staff informativo y el canal me incluye entre sus integrantes. En el 90, con el cambio de gobierno, pierden los colorados y se modifica la estructura del 5 y yo quedo medio desconforme. Ahí me hacen un ofrecimiento del 4, y en el 91 ingreso al canal. Entré como coordinador de Teledía pero como después me quedaba, con el paso del tiempo fui coordinando también Telenoche.

¿En qué consiste el trabajo de cada día como coordinador?

El puesto de coordinador de un noticiero es el más estresante de todo el andamiaje. Es más, debería ser el mejor pago, no el del conductor. Normalmente uno tiende a pensar que los conductores son los que más ganan sí, tal vez porque tienen algo natural que les amerite estar ahí. Pero el trabajo más grueso, más pesado, más desgastante, más estresante, de mayor responsabilidad, es el del coordinador. Porque es el que decide qué notas se cubren y qué notas no. Y es el coordinador el que decide qué periodista cubre cada nota. Es absolutamente demencial, porque además, los periodistas a veces le preguntan "¿tenés algo para tal ministro, que es lo que voy a cubrir?" y de repente el coordinador termina dándole preguntas. Cuando vuelve, tiene que decir qué duración debe tener la nota, de qué forma editarla, si hay otra nota con la cual conectarla y revisar lo que escriben. Después tiene que escuchar que le digan "hoy estuvo bárbaro" u "hoy estuvo espantoso".

¿Y vos, como coordinador, cómo solías sentirte?

Estresado, angustiado...

¿Pero la mayoría de las veces te ibas a tu casa sintiendo que estaba bien?

No. ¿Sabés por qué? Porque un día hacés el mejor noticiero. Estás convencido, y todo tu equipo también, que se hizo lo mejor. Ahora, cuando termina Telenoche, comienzan los otros dos y el primero dice que una víbora se tragó a un hombre en Rivera. Y vos no lo tuviste. Chau, tu noticiero fue.

¿Cómo te enterás que una víbora se tragó a un hombre si nadie te avisa? ¿Por qué el 10 lo sabe? No sé. Tendrá algún amigo que vivía al lado de la casa del que se tragó la víbora, o la familia del tipo ve canal 10 y entonces avisó. Pero ese día, ya te vas a dormir mal a tu casa, porque la pregunta es "¿qué pasó que no tuvimos la víbora?" y no tenés respuesta. Es que no podés saber todo lo que pasa en Montevideo, todo lo que pasa en el Uruguay y, lo que es peor, todo lo que pasa en el mundo a la misma hora y en el mismo día.

Hace poco, sin ir más lejos, estuvo la noticia de una bebita argentina a la que habían dado por muerta y no lo estaba. La beba finalmente murió, y a la hora de los informativos, que ya estaba muerta, algunos noticieros todavía hablaban del "milagro".

Exactamente. El informe que tenía el 4 era de que gracias a Dios estaba viva. Tuvimos que decir después "lamentablemente, hace pocas horas falleció". Nos ha pasado muchas veces. Nunca fue nadie preso ni echaron a nadie por eso, pero vos te vas a tu casa con un dejo de derrota.

A veces pasa al revés. Un día mandamos un equipo al Parlamento a hacer una nota y, mientras esperaban por un senador, el camarógrafo entró al hemiciclo y de golpe se tomaron a golpes de puño Nicolini con Alfie, y el camarógrafo lo filmó. Fue el único registro que hubo de esa pelea. Entonces acá vinieron los colegas a copiar las imágenes, a pedirnos los testimonios. Ahí como somos los primeros en salir no nos importa dar el material.

¿Cómo viven el trabajo y la competencia entre los canales?

Muy bien y muy mal. Es una guerra permanente a nivel institucional. Es decir, yo quiero que el noticiero de canal 4 sea el más visto de los tres. Y me va a alegrar mucho saber que a los noticieros de la competencia no los ve nadie. Pero como te digo una cosa te digo la otra: si la gente de canal 10, por ejemplo, está con nosotros cubriendo algo pero se le rompe la cámara, y vienen acá a buscar el material, todo el mundo le va a decir que sí, porque entendés que fue un error de trabajo. Cuando hay algo que no se enteraron y no lo tienen ni siquiera lo piden, por un tema ético, pero la relación a nivel humano es más que buena, es excelente. Ahora, a nivel empresarial es una guerra. Estamos todo el tiempo viendo el rating del otro, con qué arrancó, con qué cerró, por qué esto sí, por qué esto no...

¿Y vos sentís que estás en el mejor informativo?

Siento que estoy muy cómodo en el noticiero que hago. Discrepo, como podría discrepar contigo o con cualquiera, sobre la manera de dar algunas noticias, de presentarlas, y hasta sobre si es noticia o no, es un tema de criterios. Ahora con la nueva dirección del informativo algunos criterios de los que se usaban antes cambiaron. Pero los buenos profesionales tenemos que saber adaptarnos a las directivas, el buen jugador de fútbol juega con cualquier técnico. Yo siento que me queda muy cómodo el informativo, y que una vez que se prende la lucecita soy yo. No me interesa en qué informativo trabajo, soy yo.

A veces no estoy muy de acuerdo con algunos criterios, pero eso es de toda la vida. No le daría nunca, o casi nunca, demasiado espacio a las personas que hablan, sean dirigentes sindicales, políticos, deportistas, ministros, empresarios. La gente hablando aburre, como criterio en televisión. Soy un loco soñador, porque acá habla todo el mundo. Astori habla todos los días y habla diez minutos por día... ya está.

¿Cuáles son los criterios que cambiaron con esta nueva directiva del canal?

No hay una lista, pero noté que se le está dando mayor importancia al tema económico, a otro nivel, un poco más arriba de lo que se estaba haciendo. Antes se apuntaba mucho al reclamo de la gente en la calle, ahora el tema está un poco más técnico, y es obviamente para otro público. Porque si vos explicás variables económicas, seguramente la gente del sector medio, medio bajo no te entiende y te cambia, pero el sector medio alto, que antes no te veía porque no obtenía esa información, ahora te ve. Son decisiones empresariales, que seguramente son muy hábiles y a veces hasta imperceptibles, pero que buscan obtener determinados logros.

¿Cuál es tu opinión? Porque siempre se tuvo la imagen de Montecarlo como el canal más popular...

Es que era lo que quería el canal, por algo aquello de "tu pasión informativa" o "de tu lado". Pero quizá eso no le daba el retorno que tenían otros a pesar de tener menos audiencia. Si tenés menos televidentes, pero todos los que te ven tienen un poder adquisitivo mucho más alto, de repente el retorno tuyo es mejor. No olvidemos que esto es una empresa comercial, no es una empresa periodística.

Y si no fuera una empresa comercial, si no importara el rating, ni qué gente te mira, ¿cómo sería el informativo que te gustaría hacer?

No pondría la opinión de ningún político, de ningún senador, de ningún diputado, de ningún empresario, de ningún ministro. Y del presidente de la República no sé... si habla poco sí, sino tampoco. Pondría mucho más de la gente, me parece que los canales de TV están lejos de la gente. Ojo, capaz que puedo tener una deformación profesional: Telenoche creció cuando empezó a darle la cámara a la gente, a ir por los barrios. Basurales, calles rotas, caños en mal estado, luz que no se ponía, teléfono que no funcionaba. Pero en la vida todo cumple un ciclo, no te olvides que si una empresa toma nuevas jerarquías para un departamento de informativo, es porque quieren hacer algo diferente.


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¿Cuándo empezó a aparecer tu cara en las pantallas del 4?

El 23 de mayo del 93. La persona que conducía antes, Jorge Arellano, tuvo un problema con la empresa. Hubo una gran discusión, gran pelea, gran lío, y en el medio de esa pelea él argumenta que si no le tienen la confianza que entendía que le tenían que tener, se iba. Y la empresa le dijo: "entonces, váyase". Él nunca pensó que le iban a decir eso. Lo hablaron a las seis de la tarde, y a las seis y diez me llamaron para que me hiciera cargo interinamente de la conducción del noticiero. Ese interinato ya va para 14 años...

¿Cómo te sentiste?

Muy nervioso, muy desencajado. Las cosas en la vida normalmente llevan un proceso. En Telenoche había un conductor pero también había un suplente, que era Bernardo Gitman. Y acá se hablaba de un sucesor natural del conductor, que tal vez iba a ser yo, pero no lo creía porque nunca me lo habían dicho y calculaba que si algún día me daban a conducir un noticiero iba a empezar por el del mediodía, o por el de segunda hora. Pero no. De no sentarme nunca al aire, me senté al central. Eso me provocó un estrés impresionante, una satisfacción íntima indescriptible, pero también varios problemas en la calle porque la gente me veía y pensaba que yo había hecho todo lo posible para que al otro muchacho lo echaran.

¿Cómo te llevabas con Arellano?

Me llevaba bien, excepto que él era una persona bastante problemática. Nada tolerante, siempre teníamos que hacer lo que él quería, pero estaba sujeto a jerarquía en Telenoche. Por encima de él estaba yo, por ejemplo, y encima mío un gerente. Él desoía muy a menudo las sugerencias, las órdenes, los pedidos del gerente y mías, y hacía lo que quería. Yo le respeté siempre que hiciera lo que quisiera cuando se prendía la luz, porque hago el mismo razonamiento que ahora: desde que se prende hasta que se apaga la luz es exclusivamente él. Pero antes y después había ocho horas acá para compartir, y él era muy anárquico, muy visceral, tenía un carácter muy podrido. Con todo, yo entendía que era el mejor conductor de noticieros que había en este país. Siempre lo entendí así, un día se lo hice saber, pero a la empresa siempre se lo decía: que lo cuidara, porque era el mejor conductor de noticiero del Uruguay. Es más, en esa época fue cuando Telenoche pegó un estirón impresionante.

¿Cuándo dejaste de sentir que estabas ocupando el lugar de él y que estabas haciendo tu propio informativo?

Fue un proceso bastante lento y casi imperceptible. El noticiero no cambió nada, pero nada, ¿eh? Tenía los mismos segmentos, la misma forma de presentarse, sólo que donde decía J.A pasó a decir F.V, nada más. Costó mucho, había gente que me insultaba en la calle y yo me bajaba a pelear del auto. Fue duro porque la gente decía lo que quería, porque la empresa no aclaró nunca lo que pasó, nunca me dejó aclararlo, y la única versión que se conocía era la de él. Sólo él y yo -y ahora sólo yo, porque Arellano falleció -, sabíamos cómo habían sido las cosas. De la gota que derramó el vaso, sólo él y yo sabemos la versión exacta, y él la desfiguró.

¿Ahora te sentís querido por la gente?

Querido, respetado, mimado, estimulado. Todas las palabras que se te ocurran son pocas.

¿Cómo te llevás con eso?

Casi siempre bien, pero hay momentos que me llevo mal porque trascienden mi vida profesional, se meten en mi vida privada, familiar, afectiva. Y eso es perverso, porque cuando alguien te viene a felicitar, tú tenés que tener buena cara, buen semblante, una sonrisa, una palabra de agradecimiento... ¿y si diez minutos antes te peleaste con tu mujer, qué? Es bravísimo, no podés salir a la calle porque, si salís, la primera persona que te cruza va a querer hablar contigo y no va a entender si le decís "mirá, no estoy bien". Si le decís eso va a decir "este está agrandado, se la creyó, ¿quién se cree que es?, muerto de hambre", todas esas cosas.

El canal comenzó hace poco tiempo a mostrar más a sus referentes, a acercarlos más a la gente, ¿qué opinás de eso?

Lo que pasa es que era un canal, contrariamente a los otros dos, muy puertas adentro. Tengo una guía telefónica guardada en mi casa, del año 93, que en la contratapa dice "Centro Montecarlo de Noticias" y está la foto del estudio, absolutamente vacío. Sin una persona. Es decir, el Centro Montecarlo de Noticias no tenía gente. Durante mucho tiempo este canal actuó así: no había caras visibles, no había referentes. Y está bien que acerque su gente al público, pero otra cosa es que el público invada la privacidad.

He estado cenando, por ejemplo, y me han interrumpido la cena para decirme que me conocen desde hace tantos años, y "vení a mi mesa a sacarte una foto conmigo y con mi esposa". ¿Entonces yo dejo enfriar el churrasco, y dejo a la persona que está conmigo stand by, porque me tengo que ir a sacar una foto a otra mesa? Eso no me pasa siempre, en parte porque no salgo mucho a cenar afuera, pero si sucede todo el tiempo te pone de mal humor. Vas a la feria y te paran 400 personas, entonces opté por dejar de ir a la feria. Vas al súper y diez personas te paran, te dicen cosas, te sugieren y te critican. Tienen toda su libertad, pero yo también tengo mi vida

Entonces ¿qué es lo lindo de todo esto? Porque vas renunciando a muchas cosas...

Es que por encima de eso, todo es lindo. Y eso también, mientras no pasa de la raya, todos los excesos son malos. Cuando me tocan timbre en casa, y me piden que interceda ante el BPS para que no desalojen a una familia, yo no sé si responder el planteo o tirar una bomba para hacer volar todo a mi alrededor. Soy periodista, no soy gestor, ni autoridad de gobierno, ni ministro. Cumplo mis ocho horas en un canal. O como el otro día, que estaba en el médico con las placas en la mano y me dicen: "le quiero hacer una crítica constructiva". Me parece bien la interacción con la gente, pero cuando compro galletitas El Maestro Cubano, si me gustan sigo comprando y si no me gustan, no compro más. No voy a la puerta de la fábrica a esperar que los muchachos vayan a tomar el ómnibus para decirles "las galletitas que están haciendo están horribles". Si a alguien no le gusta el noticiero lo que tiene que hacer es poner el 10 o el 12.

¿Cuándo tuviste claro que querías dedicarte a esto?

Nunca, fue todo de casualidad. Estaba estudiando y trabajaba en un ómnibus, era guarda de Cutcsa. Un día vi un aviso que decía "Curso de Periodismo", y me inquietó saber qué me podrían enseñar para ser periodista. Hice el curso y al terminar el primer año uno de mis profesores me ofreció trabajar en El Espectador, me llamaron unos años después y allí empezó todo, de casualidad. No sabía lo que era ser periodista, mucho menos pensaba en trabajar de esto.

Lo único que sí me gustaba era la magia de la radio. Era mágico que desde adentro de un aparato, que no se enchufaba a nada, hablara alguien. Era tan mágico, que ni bien gané mi primer dinero me compré una radio, y estaba casi siempre prendida. Llegaba a mi casa, prendía la radio y me dormía con ella. Me sabía la programación de todas las emisoras, pero había una que era la madre de todas, que era El Espectador. Y cuando me dijeron para trabajar ahí no lo pude creer. Me encantaba el tema de estar del otro lado, ser el que hablaba desde ahí adentro.

¿Tantos años después, qué es lo que más te gusta de la profesión?

La parte más linda es el día libre (risas). Ya muy poca cosa me sacude, pero hay algo que todavía me hace generar adrenalina y es ser protagonista de las cosas. Por ejemplo, el día de las elecciones, antes que 3 millones de uruguayos, me entero quién va a ser el presidente de la República. Antes que ninguno, yo. Antes que la gente vea el terrible incendio de la UTE, lo vi yo. Y eso, para el chusma natural que es uno, tiene un sabor muy especial, debe ser algo así como una droga, una cosa que encanta.

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