- Hace poco, no más de dos meses atrás, escuché en la radio un material tuyo, supuestamente nuevo, junto a Miguel Zavaleta, y dije "a la mierda, Melingo no hace más tango", y me asusté...

Melingo: Son diferentes cosas. Como todos saben, yo no vengo del tango radical; soy nada más porteño y me gusta el tango. Como compositor me metí hace diez años en el tango, pero eso no quita que haga o tenga otros proyectos. Con Miguel habrás escuchado Motonettes, que es un trabajo que estamos terminando ahora, para fin de año; es un experimento electrónico. A mí me gustan todo tipo de géneros, todo tipo de herramientas que permitan expresarse y hacer música.


- Siempre estuviste en el limbo, porque con Los Abuelos de la Nada estabas en la cima y dejaste, con otros proyectos lo mismo...

Melingo: Siempre me fui en el mejor momento de todos los lugares que estuve. Soy muy inquieto. Cuando me canso de algo me dejo llevar un poco por los instintos. Me pica otra cosa y me pongo a hacerla, y así desemboco en las cosas que desemboco. Un poco el tango fue un proyecto solista como cantante y como cantor de tangos. Mi laburo como productor o como generador de otras músicas no para. Vengo de grabar un disco de rock and roll. Un disco del Cuino, un letrista que trabajó mucho con Andrés Calamaro, que no es músico ni cantante, pero decidió grabar un disco, y lo empujamos todos los amigos. Está Calamaro, está Charly García, y estoy yo. También hice trabajos de mezcla con los Turf, hago diferentes alternativas. Acabo de grabar en el último disco de León Gieco, con Gustavo Cordera. Es una murga, una murga argentina, que es distinta de la uruguaya. Un tema lindísimo. No me cierro, estoy abierto a todo lo que sean expresiones. A mí me gusta pintar, lo hago cuando puedo. Cuando hay una necesidad espiritual no le digo que no a nada.

- ¿Sos conciente de que con tus trabajos de tango diste un empujón para que salieran nuevas expresiones del género?

Melingo: Agradezco que eso haya pasado y siga pasando. Que dentro de todo este caos salga una nueva vertiente de música con sus nuevos intérpretes, y que el género no se achique y se expanda, se agrande. En eso estamos.


- ¿El rock se agotó como género?

Melingo: Yo creo que el rock para el latinoamericano está perdido desde el vamos. Pero hay que seguir buscando a ver si encontramos algo. Igual es una manera de expresión válida como cualquier otra. No está todo dicho en ningún género; en ninguno, y justamente estamos motivados por ese misterio. Eso es lo bueno.

- Tu trabajo dentro del tango y la milonga rescata autores de entre el 20 y el 40 , y tus propias composiciones remiten a ese estilo. ¿No hay compositores contemporáneos que te llamen la atención?

Melingo: Me enfoco mucho en la poesía no musicalizada de ese período que nombrás. Al buscar poesía voy ahí, es una forma estética que me complace bastante, por su simplicidad y por su impacto, sobre todo para el tango-canción. Mi búsqueda está centrada en eso. No quiere decir que no me pueda ir hacia otros lados, ni que no exista gente que hace cosas muy buenas en otras vertientes, pero estoy buscando en el prototango, el tango gardeliano.

- Desde Cristóbal Repetto a Luciano Supervielle, hay artistas que toman elementos del tango y tienen una repercusión impensable diez años atrás. ¿Creés que se trata de una moda o hay algo más detrás de esta nueva trascendencia?

Melingo: El tango es un ADN muy fuerte. Es un género que está en el inconsciente colectivo hace muchas décadas, ya sea en el Río de la Plata, en Europa o en Tokio, es algo que nos identifica mucho. Tal vez tengamos que mirarlo desde fuera para darnos cuenta. De cualquier manera hoy por hoy, mi manera de encarar el tango es diferente, más intimista y no tan bullanguera.


- La lírica de tus tangos aborda ciertos tópicos que el rock toma como suyos, como la violencia, el sexo, las drogas. ¿Tiene que ver con tu condición de rockero o es simplemente porque te llama la atención?

Melingo: Muchas veces una idea redondea una canción sin llamarla, y coincide con temas clásicos, temas de impacto. La canción va tomando forma por sí sola. Uno no sabe a dónde va a llegar. Eso es lo lindo y lo misterioso que encierra la música y toda su abstracción; el saber dónde empieza y no dónde termina. Yo no separo la música entre tango y no-tango. Hay algo que me llega y veo si lo puedo transmitir o no. No se puede hacer tanta teoría en el momento, me frena tanto análisis. Intento decir lo que me pasa y lo que siento; lo que se va juntando con el sentimiento tiene que ver con la estética de la música. Eso es increíble, se cierra el círculo, y la música sale en un vuelo espiralado.

Por Jorge Costigliolo

Por más datos de los recitales de Melingo, el 6 y 7 de setiembre, ir a http://www.montevideo.com.uy/melingo