Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd
No fue un motín ni mucho menos. Fue un conflicto no usual, que requirió la intervención policial pero en ningún momento los muchachos llegaron a dominar parte del hogar. Tuvieron sí controlado a un funcionario, que tiene un rasguño en la pera, porque fue un episodio de violencia con puntas, pero rápidamente solucionado.
El funcionario Joselo López dijo a Montevideo Portal que varios funcionarios fueron lastimados en el último mes, entre ellos uno que sufrió una fractura y otro al que le atravesaron el brazo con un corte.
Sobre el caso de fractura hay dos versiones. Una que dice que el funcionario se estaba enfrentando con un chiquilín y se cayó por una escalera, pero hay otra versión que dice que sólo se cayó por la escalera. Hasta que no se haga un informe formal, yo no arriesgaría conclusiones, pero bueno. Desde el gremio se dice que estaba en un enfrentamiento, pero no se identifica quién es el chiquilín, hay una serie de información que se necesita para aclarar esa situación. Respecto al que le atravesaron el brazo, yo no tengo conocimiento. Otro episodio que pasó fue que a un funcionario de otro centro lo golpearon en la frente con un fierro y le debieron hacer algunos puntos, eso sí pasó.
¿Cómo se establecen y desarrollan las relaciones de confianza entre la dirección, los funcionarios y los internos. Cómo se elige a quién creerle cuando hay versiones contradictorias?
Uno va desarrollando olfato. Yo me he impuesto la norma de que cuando son episodios de cierta gravedad, en las que hay versiones contradictorias y denuncias importantes de los chicos, las asumo personalmente. Salvo que por alguna razón de tiempo no pueda hacerlo y normalmente hay una exageración fuerte de los muchachos. Esa exageración por lo general después juega en contra de ellos porque es tal que no resulta comprobada por certificados médicos. El chiquilín denuncias una golpiza en el suelo por parte de varios funcionarios y uno va a hacer el examen médico y no tiene nada, se llama al médico esa misma noche y no se constatan lesiones. O por ejemplo a veces algún chiquilín declarar que determinado funcionario lo tomaron y otro le goleaba en contextos que después no resultan justificados, no se ve en qué momentos se hizo y tengo testigos que no participaron en los hechos y que son universitarios, que todo el mundo me dice que son de confianza pero alguien que no participó, expresamente dice que el hecho no ocurrió. También hay denuncias de los chicos sobre funcionarios que a mí me merecen toda la confianza, que tienen proyectos en marcha y buena relación con los muchachos. Frente a una denuncia yo tengo que constatar que existen elementos objetivos. Cuando esto existe, aunque pueda no estar claro algún dato, como la identidad del chico, o al responsabilidad concreta, doy cuenta automáticamente a la Justicia Penal. Muchas veces tengo que discernir las exageraciones que pueda haber de parte de los chiquilines, confrontar con el informe de los médicos, la versión de los funcionarios, contrastar y resolver.
Un detalle que para mí es muy importante es cuando aparece la familia denunciando hechos, cuando aparece un familia y denuncia hechos, es un dato importante, entonces el chiquilín le cuenta la familia y ya se pasa de lo que podría llegar a ser una exageración, porque en la intimidad el chiquilín dice la verdad. Cuando ese caso me llega le doy otro trámite. También cuando la denuncia viene de alguna ONG como el Comité de Derechos del Niño; Yo tramité todas las denuncias que me presentó el Comité. Con formalidad de denuncia, indicador de episodios, víctimas autores. Yo le he planteado al Comité que cuando es él, el que denuncia yo no necesito al firma ni de la victima ni de los familiares la sola firma del Comité me alcanza.
¿Antes que se publicara el informe del Comité de Derechos del Niño había un contacto con la colonia Berro en la que se presentaban diferentes denuncias?
"El tema del informe es un tema de la órbita del directorio ( ) ya no sentaremos hablar sobre el informe. A mediados del año pasado, las dos veces que el Comité me planteó que habían episodios graves fueron investigados. Y algunos están en proceso de investigación porque todavía estamos en el lapso en el que Jurídica suele pronunciarse. La visita fue posterior a esos episodios, incluso con posterioridad a esas visitas (las que provocaron el informe) tuve una conversación con un integrante del Comité sobre un chiquilín que podría haber sido lastimado y lo investigué exhaustivamente, hasta revisé placas y estoy esperando un informe médico, sobre un caso puntual que no aparece mencionado en el informe.
Tras el informe se dijo algo que parece muy lógico: No hay capacidad de rehabilitación con 23 horas de encierro por día. ¿Usted comparte eso?
Entiendo que con 23 horas de encierro estamos por debajo del umbral tolerable. Sin entrar en el detalle del informe, porque hay ahí algún error de cálculo, desde mi ingreso a este cargo me he propuesto disminuir las horas de encierro. En varias oportunidades se instalaron en algunos lugares como en el Piedras procesos de gestión, cambios de rutina para disminuir las horas de encierro, pero siempre ocurrió algún episodio que hizo que ese proceso quedara por el camino. Eso pasó en más de una oportunidad. En el caso del Hogar Ser en toda la segunda mitad del año pasado discutimos con todos los actores algunos cambios en la rutina. Disminuir las horas de encierro no es soplar y hacer botellas, es un proceso complejo porque hay determinadas circunstancias que conspiran contra ello, como el número de funcionarios, infraestructuras y también prácticas arraigadas que hay que cambiarlas y no es fácil. Ya desde diciembre, antes que fuera difundido el informe, ya había un acuerdo en los dos hogares (Piedras y Ser) para apuntalar un proceso de apertura que se está llevando a cabo. No quiero mediatizar mucho lo que significa el informe pero ya vendrán los tiempos en los que no sentaremos hablar.
¿Se puede hablar y negociar con los chiquilines?
Nosotros desde siempre hemos tratado de instalar una atmósfera para que los chiquilines participen y lo hemos logrado en varios momentos y en este momento más allá del episodio del miércoles en el Ariel, hay en este momento en varios hogares un clima que permite estar ensayando ya determinadas estrategias de participación y no tiene nada que ver con el informe porque son procesos que requieren mucho tiempo. Muchas veces hay circunstancias que no dependen de nosotros. A veces estamos haciendo un proceso de apertura y el hogar salta de 18 internos a 30 y ya se complica. Son variables que no controlamos, pero a pesar de eso hay que hacerlo. Ahora estamos bastante bien, los procesos son largos y erráticos y dependen de muchos factores. Los objetivos nuestros son minimizar esta violencia y generar una atmósfera de diálogo dentro de lo difícil que es la privación de libertad que no invita precisamente al diálogo. También todo esto se está revisando semana a semana. Si se va un chiquilín que tenía buenas condiciones de liderazgo, que alentaba al buen uso de la palabra, automáticamente se generara un vacío que tiene que ser remendado. Esto es muy difícil, nosotros no resolvemos quién ingresa y quién se va.
Lo que al sistema de administración de Justicia, en el cual nos incluimos, le preocupa seriamente son alrededor de unos 200 chiquilines, dentro de los cuáles los que le preocupan más serán 50, que no es poco, pero tampoco es un disparate. Estamos trabajando con la mima estructura de 2005.
Pero se habían agregado unos 100 empleados
En realidad fueron más, pero los ingresos fueron superados por los egresos, por retiros incentivados o personas que tramitaron su traslado desde el INAU porque están muy desgastados, hubo pocas renuncias.
¿No le resulta un poco indignante que la respuesta para denuncias graves sea la falta de presupuesto?
Las fallas o episodios en estas instituciones, no pueden justificarse por falta de presupuesto. Si fuera así en América Latina estamos condenados a la violencia, el hacinamiento o episodios de tortura. Si bien las condiciones presupuestales condicionan, siempre existen márgenes para mejorar a pesar del presupuesto. Lo que sí tenemos claro es que siempre vamos a trabajar con carencias presupuestales. En España construyeron una cárcel para 60 jóvenes por 10 millones de euros; igual a nosotros nos parece un disparate porque no es a lo que aspiran los estándares de derechos humanos, 60 chiquilines es un número muy grande. Ahora se habla de la Colonia Berro; la Colonia debería ser cambiada por siete colonias, porque hay 140 chiquilines que a algún lado tienen que ir y como contrapartida favorable es que ningún hogar tienen más de 30 chiquilines, pero lo ideal sería que hubiera unos 25, están saturados en su capacidad. No hay hacinamiento pero hay una saturación.
La privación de libertad es carísima desde el punto de vista presupuestal. Desde que estamos aquí hemos puesto en marcha mecanismo de sustitución de privación de libertad. Lo resuelven los jueces, pero nosotros lo impulsamos. Con una "estructurita" muy chica que nosotros heredamos, crecimos de 12 chiquilines con medidas no privativas de libertad a 76. Si fuera por el presupuesto no lo hubiéramos hecho, pero lo hicimos igual. También hay que reconocer que se hizo con el sacrificio de mucha gente. La falta de presupuesto suele ser el argumento esgrimido para no hacer nada o para mantener el estatus quo.
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