el Ministerio de Salud Pública y cerca de doscientos o trescientos médicos que trabajaron con él, presuntamente, en el desempeño de sus funciones (...) No hicimos ninguna investigación administrativa porque conocemos a los funcionarios que están involucrados, sabemos que actuaron de buena fe y que, además, fueron sorprendidos por este señor que, a decir verdad, podría dedicarse a estudiar y recibirse de lo que quisiera, porque es un "balero" muy inteligente"  

(Palabras del vicepresidente de la República Rodolfo Nin Novoa durante la sesión del 5 de diciembre en la Comisión de Asuntos Administrativos)


 

Lo que sigue es la segunda entrevista realizada con Gabriel Farías en la Cárcel departamental de Colonia Piedra del Indio. Lea la primera parte



"A los pocos minutos, el piloto pide autorización para aterrizar y me dice que vuelva a mi asiento porque el mecánico tiene que estar en la cabina por cualquier cosa que pase. Me senté junto al otro médico y apenas aterrizamos fui hasta la puerta para salir primero. Al bajar, me llamó la atención que había dos ambulancias en vez de una. Caminé hasta ellas, aún con los motores del avión prendidos y me recibió un doctor de Salto que me explicó que estaba Mary y el yerno, politraumatizado. Yo sólo había pedido y aprontado el avión para el traslado de Mary y no había lugar, ni estaban dadas las condiciones para el traslado del yerno, porque ese paciente estaba en otro estado, había que trasladarlo inmóvil para no agravar las lesiones. Entonces optamos por cumplir con nuestro objetivo que era trasladar a Mary, que corría riesgo de vida.

Entré a la ambulancia y Mary me ve, le agarro la mano y quiere hablar, pero como estaba entubada no podía hacerlo. Le dan un sedante para el viaje y se duerme. Pensé que tenía la oportunidad y la potestad de hacer. Había logrado algo nuevo. No tenía comparación con mi madre, pero era la versión maternal que sentía en ese momento. La primera vez que vi una persona entubada así, fue cuando entré al CTI y mi vieja ya estaba muerta. En esa oportunidad los médicos no supieron hacer nada. Una doctora que supuestamente era amiga mía, por omisión la dejó morir en Rosario, entonces esta vez me sentía responsable de todo lo que fuera a pasarle a Mary. Durante el vuelo a Montevideo, fuimos todos al lado de Mary y le íbamos indicando al otro médico la altitud a la que podía volar, por el tema de la presión y la asistencia respiratoria. Estábamos volando muy bajo para lo normal, creo que fue a mil metros. Antes de llegar, el piloto pide autorización para aterrizar a la torre de control. Al vuelo se lo había identificado como en misión sanitaria, entonces se pide que despeje inmediatamente la pista, porque cuando hay una emergencia sanitaria, tiene prioridad para todo. Me acuerdo que me llama el Dr. Campos de Salto cuando todavía estábamos carreteando. Y me dice: Y doctor ¿cómo fue el traslado? Yo le comenté que había sido exitoso. Me llama la coordinadora del CTI del Filtro también y me pregunta cómo salieron las cosas. Cuando me bajo del avión en Montevideo está el hijo y la hija de Mary, "Gabrielito" me dicen y me abrazan.

Yo trato de tranquilizarlos y también de no perder tiempo para pasar a Mary del avión y hacer las evaluaciones. Pasamos a Mary con una tabla debajo de la camilla. Mary es una persona muy pesada, la pasamos agarrando de las sábanas y bajamos entre todos como pudimos porque se baja y se sube por atrás y hay como un escalón. Llegamos al pie del hangar de la base aérea, estaba la Unidad Especializada de Salud Pública a cargo del Dr. Boilbo, esperando para trasladar a Mary desde Carrasco hasta el Hospital Italiano que era donde yo había coordinado su internación en CTI. En la ambulancia, yo voy adelante porque con Mary iba el Dr. Boilbo, la dejo a Mary instalada en la cama del hospital con el respirador conectado y me voy a mi casa, porque había sido un día muy largo y quería descansar. Me acuerdo que ni esperé que llegara la hija, que se había tomado un taxi desde el Aeropuerto al Italiano. Nosotros llegamos mucho más rápido porque veníamos con la sirena abierta. Me acuerdo que dije no, porque si me quedo me va a pedir que esté un rato más y va a empezar a llorar y yo quiero descansar. Entonces me fui a mi casa.

Me tomé el 183 que me dejaba a una cuadra. Subí al ómnibus con una túnica blanca manchada de negro por la marca del cinturón de seguridad. Andaba como un zaparrastroso con una valija grande que me habían dado en el Filtro con el material para el traslado y con un cardiodesfibrilador en la otra mano. Subí al bondy como pude y me senté en uno de los primeros asientos. Lo primero que hice fue comenzar a ver las fotos que había sacado con el celular. Llegué con necesidad de desenchufarme y de contar lo que había hecho hace un rato, entonces le dije a mis vecinos que había hecho esto, aquello y lo otro. Ahí me acordé de toda la gente que anteriormente me había subestimado. Quería llamar y decirle ¿te acordás cuando vos decías que yo no servía para nada, y que no podía trabajar nunca en ningún lado? Acabo de trasladar a un paciente en un avión de Fuerza Aérea y le salvé la vida. Es como disfrutar de cosas que siempre te dijeron que eran imposibles.

Yo probé con hechos de que cuando una persona que tiene capacidad no hay límites. Aparte, vos hasta que no te enfrentás con tu capacidad, ignorás que tan competente o incompetente sos. Para mí como crecimiento personal y para conocerme un poco más, me sirvió pila la experiencia. Yo mañana salgo y tengo una iniciativa, tengo una propuesta de trabajo y ya sé que puedo hacer cosas importantes. Porque si lo pude hacer desde la informalidad y sosteniendo una mentira, lo puedo hacer a título personal como Gabriel Farías porque la capacidad es la misma. Porque haciéndolo por derecha no tengo que esconderme de nada, ni decir que soy lo que no soy, ni nada de eso. Es medio irracional porque yo iba a la escuela y le decían a mi madre, sí porque su hijo es re inteligente . Después los profesores de liceo también decían lo mismo, pero cuando tuve que salir a buscar trabajo en el lugar donde me tocó criarme nunca nadie me dio nada. Ser tan inteligente no servía de nada.

Los pies en la tierra

Después de lo del avión pasé un buen tiempo sin ver a Mary. Seguí con mi vida normal, mi trabajo, y me desvinculé un poco de la Salud. Aquello había quedado como una anécdota, como algo del pasado. Empecé a disfrutar un poco de mi vida personal, a salir a pasear y trabajar, porque había dedicado mucho tiempo a esos proyectos y me había olvidado un poco de mi. En agosto vuelvo a encontrarme con Mary. Un domingo que estaba aburrido la llamé y a la tardecita fui por su casa. Fue todo un acontecimiento porque llegó a la casa el médico que le había salvado la vida. La última vez que la vi estaba entubada.

Fue un encuentro lindo y ahí ya empezamos otra vez a tener contacto más fluido. Al tiempo Mary le pidió permiso a su médico para ir a Bella Unión a pasar el fin de semana, para reencontrarse con su familia, que no veía desde el accidente. Pero el auto de ella estaba hecho bolsa y no lo había podido arreglar. Vamos a alquilar un auto y ya que estamos en el baile lo vamos a hacer en nombre de "Médicos sin fronteras", tiene que ser un auto grande para que yo pueda ir cómoda", me dijo Mary. (Nota de Redacción Mary Monteiro niega todo tipo de complicidad con Gabriel Farías) Alquilamos un Fiat Siena Blanco a nombre de Médicos Sin Fronteras, con una orden de pago de 15 a 20 días, le pedimos el favor a un conocido de Mary, que fue a retirar el coche a AVIS.

El chico lo retiró sin problemas, fue bastante informal el trato entre AVIS y nosotros. Me acuerdo que fui a la casa de Mary y el coche estaba en la puerta. Salimos en el auto al Parque Rodó a tomar mate con la hija de Mary y una sobrina. Era la primera vez que salía después del accidente. Hicimos un poco de rambla, fue una tarde muy linda. Una mañana después yo tenía que viajar a Florida a visitar a unos amigos, estaba sin dormir porque había salido como hasta las cuatro o cinco de la mañana. Mary me ofreció el coche. Yo me iba a ir en la CITA, pero al final me convenció y arranqué viaje hasta Florida por ruta 5. Me acuerdo que el auto marcaba hasta 220 y yo venía a 140. En el kilómetro 95 empezó a sonar el celular y en el afán de agarrarlo se me fue para los pies del lado del acompañante. Bajé un poco la vista para agarrarlo y cuando vuelvo a ver el auto iba directo a la banquina derecha. Me asusté y pegué el volantazo, crucé la ruta y quedé haciendo trompos del otro lado a tres o cuatro metros de la carretera. Enseguida vino a rescatarme un señor que estaba en un camioncito viejo, que después me llevó hasta un puesto. También llegaron otros vehículos que me habían visto pasarlos como parados y que les pareció lógico verme ahí. Yo me olvidé que el Fiat tenia dirección hidráulica entonces pegué el volantazo como para hacer una maniobra grandísima. Tendría que haber movido un poco la dirección y nada más.

En el Hospital de Florida me revisaron un poco porque tenía unos cortes en la cara y los brazos, después visité a unos amigos y tomé el ómnibus a Montevideo. A la vuelta veo desde arriba de la CITA, el Fiat Siena ahí en el pasto. El viaje a Bella Unión todavía no se había hecho por eso a los pocos días decidimos alquilar otro auto. Como Médicos Sin fronteras se iba a hacer cargo de los daños del primer auto, que básicamente era un poco de chapa y el radiador, nos dijeron que iban a disponer de otro igual. El tema era quién lo iba a buscar; Mary no podía porque por el estado en que estaba, yo no podía porque no tenía libreta, entonces surge la idea de llamar al Senado. Llamó el hijo de Mary a nombre de Gabriel Ihlenfeld de Médicos Sin fronteras, para trasladar una delegación que había llegado del Aeropuerto de Carrasco y había tenido un problema con el auto. Me acuerdo que fue una transa de quince minutos. Ahora solo faltaba el chofer que fuera a retirar el auto y lo dejara en el Hospital de Clínicas, donde supuestamente, el Dr. Ihlenfeld hacía la guardia. Yo estaba en la casa de una amiga en Avenida Italia. Mary me llama y me avisa que lo van a dejar en el Clínicas y yo le digo que estoy como a ocho cuadras y que no me voy a ir caminando, 'decile al chofer que me llame, pasale mi celular'. Entonces el chofer del Senado me llamó y le dije que me pasara a buscar por Avenida Italia y Comercio y en unos minutos ya estaba ahí. Se baja del auto, me da la mano y me deja el auto prendido con las balizas puestas, yo no lo podía creer. Se sube a otro auto del Senado que lo estaba esperando atrás y seguimos los dos por Avenida Italia. Yo miro por el espejo y doblo en Comercio hacia la Rambla.

A la noche, voy a una estación de servicio, atrás del Clínicas que sabíamos que cargaba combustible para Suat y como yo tenía el uniforme de Suat, me puse el uniforme y llené el tanque. Firmé una boleta por $1200 a la cuenta de Suat. Me acuerdo que me quedé arriba del auto y el pistero me llama y me dice que hay una promoción de galletitas, me bajo y me regala dos paquetes de wafles Arcor. Con ese combustible fuimos a Bella Unión con Mary y el hijo, creo que tuvimos que cargar otra vez en Salto, el auto era económico daba 17. Mary me pedía que bajara la velocidad porque ya habíamos tenido un accidente entonces llegamos a Cainsa a 110. Nos quedamos a dormir en la casa de Mary y al otro día fuimos a Livramento a pagar unos tributos. Fuimos y volvimos en el día. En Rivera estuvimos en una fiesta en el Parque Internacional, la conmemoración de las Farroupilhas que es una celebración tradicional brasileña.

Cuando volvíamos a Montevideo, yo venia preguntándome cómo íbamos a hacer para devolver el auto. Una opción era dejarlo tirado lejos, pero yo no quería porque alguien lo podía robar o romper, entonces dije lo dejamos en el Automóvil Club, que dentro de la cagada no le generamos perjuicio a la automotora. Después que llegamos yo me fui al Automóvil Club que queda en Colonia y Yi, subí hasta el último nivel, lo dejé con la llave puesta y me bajé por el ascensor. Después de ahí la cosa se empezó a complicar. Alguien había descubierto la maniobra del auto, la policía venia buscando desde hacía mucho tiempo por el tema de Federico Ferrari, delitos económicos había citado a Mary muchas veces y ella nunca se había presentado. Yo estaba muy nervioso, no sabía que la policía me estaba atrás, pero sospechaba que iba a pasar algo.

La última semana de setiembre hicieron un allanamiento en la casa de Mary. Por ese allanamiento me detuvieron. Como a las seis de la tarde, salí a buscar a un amigo por su trabajo, en Río Negro y Galicia. Como intuía algo malo llamé a la casa de Mary pero no me atendía y sabía que estaba allí. Entonces mandé un mensaje de texto al celular del hijo de Mary diciéndole a dónde iba y ese mensaje es el que me da captura. Cuando llego a la puerta veo que vienen dos personas de particular me levantan me esposan y me llevan a un Corsa rojo. No me dijeron nada. Creo que acá alguien me va a traicionar , le había dicho a Mary la noche anterior. Y así fue, porque cuando a Mary le allanan la casa se hace la sorprendida y deposita toda la responsabilidad en mí. Cuando llegué ya me estaban esperando. Uno era grandote de apellido Nieves y otro gordo, rubio de ojos claros que era el subcomisario Ducre. Cualquiera de los dos no me merece ningún respeto, creo no son dignos de estar en el Ministerio del Interior.

Yo pensé que estaban caminando por la vereda y se acercan me agarran cada uno por los brazos y me esposan en la calle, no me dieron tiempo a nada, ni siquiera corroboraron quién era. Cualquiera persona que se pareciera a mí hubiera sido detenido o cualquiera que estuviera en ese lugar. Me suben al Corsa particular y adentro del auto comienzan a insultarme, me decían de todo. Venimos de hacer un allanamiento en la casa de tu amiguita, ella ya nos contó todo y está toda la familia presa . Me llevaron hasta la seccional 3, el viaje fue corto, yo miraba para afuera, estaba tranquilo, haciendo un repaso de lo que había pasado y tratando de saber por qué me estaban deteniendo, si era por el caso de Ferrari (Nota de redacción: Ferrari fue un anciano víctima de una estafa en el Banco República. Fue acompañado al banco y retiró 47 mil pesos de su cuenta para una presunta intervención. Farías niega tener vinculación con esa estafa. Según versiones periodísticas ya publicadas, Mary fue quien envió al Dr. Ihlenfeld para que hiciera una evaluación de la atención que precisaba Ferrari, pero insiste en que desconocía que se trataba de un falso médico. Hasta el momento no existen pruebas que responsabilicen a ninguno de los dos por esa estafa) , por la estación de servicio, o porque me habían visto dejando el Fiat en el Automóvil Club. Tenía que sufrir mis consecuencias porque una persona como yo sabe que los actos generan consecuencias, pero sabía que la responsabilidad era muy compartida. Cuando me bajan en la seccional me empiezan a manipular para que yo declare en contra de Mary, diciendo que Mary había declarado en mi contra. Uno de ellos me golpea y yo lo denuncio en nombre de otro oficial porque me habían dicho otro nombre para que me confundiera".

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Tercera entrega en los próximos días