La semana pasada, la Corte Suprema de los EE. UU. dictaminó revocar la decisión de 1973 en el caso Roe contra Wade, que garantizaba la interrupción del embarazo para las mujeres, con base en el derecho a la privacidad.
Con la caída de dicha jurisprudencia, cada uno de los estados de la federación quedó en libertad de aplicar su propia normativa. En ese contexto, los estados más conservadores aplicaron rápidamente restricciones -o la prohibición lisa y llana- de ese derecho.
El impacto de esta decisión ya se puede ver a partir de un caso que conmociona al país. Una niña de 10 años, víctima de violación, se vio obligada a viajar desde su estado natal de Ohio, donde el aborto se ha vuelto ilegal, a Indiana para someterse al procedimiento.
Embarazada de seis semanas, la niña dejó de ser elegible para abortar en su propio estado, según informó el diario británico The Guardian, y tuvo que recibir ayuda de profesionales de la salud en Indiana para poder abortar.
Aborto ilegal en Ohio
El caso salió a la luz solo tres días después de que, tal como se menciona líneas arriba, la Corte Suprema anulara el derecho nacional de las mujeres estadounidenses a interrumpir un embarazo, seguido de una prohibición de embarazos de seis semanas en el estado de Ohio.
Quien escuchó el grito de ayuda fue Caitlin Bernard, obstetra y ginecóloga de Indianápolis, quien recibió una llamada de un colega en Ohio acerca del caso, y juntos coordinaron el procedimiento. Bernard explicó que las clínicas de Indiana están experimentando un fuerte aumento en la demanda, ya que los estados limítrofes prohibieron o limitaron el aborto.
“Es difícil imaginar que en solo unas pocas semanas no podremos brindar esta atención”, dijo Bernard al periódico Columbus Dispatch, refiriéndose a la sesión especial de la asamblea estatal que se reunirá en los próximos días y con toda probabilidad prohibirá el aborto también en Indiana.