El Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) organizó el pasado viernes en la Expo Prado 2023 un panel con especialistas económicos, con el objetivo de analizar el comportamiento del dólar en Uruguay, una preocupación que en particular vienen teniendo en últimos meses los sectores productivos nacionales, en especial el agroexportador.
El intercambio, moderado por el director ejecutivo del CED, Agustín Iturralde, fue protagonizado por la responsable de asesoría económica de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), María Laura Rodríguez, el director ejecutivo de Ceres, Ignacio Munyo y el socio-director de Vixión Consultores, Aldo Lema.
En primera instancia, Iturralde fue quien señaló que existe un consenso en que en Uruguay hay en la actualidad una dificultad con el tipo de cambio y apuntó que “sobre todo luego de la pandemia el dólar tuvo una depreciación con respecto a las monedas de los mercados emergentes bien relevante”.
“Si se considera desde julio de 2021 en adelante la moneda uruguaya no tuvo un comportamiento muy distinto al resto. La dificultad surge cuando se pone la mirada un poco más atrás, cuando el peso uruguayo fue de los que más se fortaleció con respecto a la divisa norteamericana”, resumió Iturralde, haciendo referencia al importante ingreso de dólares al país que hubo durante los últimos años vinculada al récord en inversión extranjera directa, a la exportación de bienes (récord en primer semestre de 2022) y a un salto en la exportación de servicios no tradicionales.
A su turno, Rodríguez —que aclaró disertaba en nombre del sector exportador y productivo— calificó el “problema como muy grave y que necesitaba ser resuelto”.
“Hace unos días recibimos una delegación de japoneses y nos dijeron sobre lo caro que está Uruguay. Y cuando un japones te habla sobre lo caro que está Uruguay, es la mejor medición para salir de los indicadores e ir a al de la vida real”, comenzó la analista.
Con respecto a las razones, Rodríguez coincidió con lo expuesto por Iturralde, pero apuntó que en la actualidad hay “una situación de precios internacionales a la baja combinado con un dólar en el subsuelo que afecta a los exportadores”.
“El Banco Central del Uruguay (BCU) siempre está diciendo que hay un mercado transparente y que el tipo de cambio es el que es por la demanda. Pero el año pasado hubo jugadores en el mercado que no participaron, como Ancap que compró dólares directamente al BCU sin pasar por el mercado, variable que afectó, aunque posteriormente se logró resolver. Hubo, como en ese caso, factores típicamente doméstico que provocaron que Uruguay tuviera una caída mucho mayor (del tipo de cambio) que el resto del mundo. ¿Tenemos fundamentos económicos para que el peso uruguayo sea uno de los más fuertes del mundo?”, se preguntó la economista, que además cuestionó el fuerte aumento de las tasas de interés que llevó adelante el BCU hasta fines de 2022.
En esta línea, Rodríguez resumió que el año pasado “se generó un desfasaje muy fuerte en la caída del dólar que se mantiene en 2023”.
“En inflación hoy somos el mejor de la clase. Tenemos una inflación de 4,11% cuando la del mundo es de 7%. El mundo venía de una inflación de 3,5% antes de la pandemia y ahora está en 7% luchándola. Nosotros que veníamos de 8 o 9%, estamos en 4%. Esto tiene un costo, no es gratis y lo paga el sector exportador”, resumió Rodríguez.
El déjà vu de Munyo
Munyo, por su parte, manifestó que cuando recibió la invitación para disertar “tuvo una especie de déjà vu”.
“Hace exactamente seis años me tocó participar de un evento parecido en la Rural del Prado también para hablar del atraso cambiario. La situación y la discusión eran muy parecidas. El desalineamiento cambiario con respecto al promedio histórico de la paridad real del tipo de cambio con Estados Unidos hoy es muy parecido a lo que era en setiembre de 2017”, apuntó el director de Ceres.
“La conclusión en aquel momento es que la única forma de salir de una situación así viene por el lado fiscal. El corazón del problema del desalineamiento es fiscal. La única intervención genuina que puede haber por parte del gobierno para salir de un tipo de cambio que no es el que la economía o el sector productivo puede desear es con superávit fiscal. Y si uno compara hoy la situación fiscal con respecto a setiembre de 2017, es impresionantemente parecido. El gasto en porcentaje del PIB en setiembre de 2017 era 30,5%. Hoy es 30,5%”, provocó Munyo, que añadió que en los últimos 12 meses el gasto en el año móvil creció 3% real.
En esta línea, el economista recordó que cuando se dio esa situación cambiaria en el país se generó el movimiento de autoconvocados que terminó por denominarse Un Solo Uruguay, que tuvo su primer encuentro masivo en enero de 2018.
Munyo señaló que de las “10 mochilas” que describió Eduardo Blasina —orador principal— en ese entonces todavía muchas de ellas persisten para el sector de la producción, aunque sí reconoció que ha habido algunas mejoras como por ejemplo en infraestructura.
En el caso de Lema, el economista defendió que cuando se habla de atraso cambiario, no se puede comparar con Argentina, ya que “que si la moneda se aprecia” —como en el caso de Uruguay— implica también que se hicieron cosas bien.
“Cuando un país hace las cosas relativamente bien su moneda tiende a apreciarse. Cuando hablamos de alineamientos cambiarios deberíamos incorporar más variables y sus fundamentos. Por ejemplo, la posición de riqueza del país, el comportamiento del gasto privado respecto al producto, el diferencial de crecimiento per cápita que tenemos con el resto del mundo y los términos de intercambio, entre otros. No importa tanto el déficit fiscal, como el tamaño del gasto público. La verdadera variable relevante es el tamaño del gasto público. Y bajar un punto el gasto público primario (sin considerar pago de intereses) del producto, que implicaría un esfuerzo enorme, subiría el tipo cambio real entre 1% y 2%”, argumentó Lema, que cuestionó falta de variables en los modelos que analizan el atraso cambiario.
Lema, además, señaló que al considerar los ciclos económicos (2019-2023) la variable que más incidió en el tipo de cambio real fue la suba de los commodities: soja, celulosa, leche.
“Hemos tenido una ganancia en términos de intercambio de 2019 al presente del 10% en términos reales, con una caída de 8% del tipo de cambio real. Eso está explicado mayormente por la ganancia en los términos de intercambio. Tuvimos suerte. La soja y otros productos casi que volvieron a los niveles (de precios) del superciclo de commodities”, puntualizó Lema, que destacó la incidencia “de un nuevo sector que se convirtió en transable como la exportación de servicios no tradicionales”.
“Los servicios se convirtieron a raíz de la pandemia en una nueva forma de exportación que tiene impacto en la creación de empleo. Tecnología y servicios profesionales, o de naturaleza parecida, hoy exportan US$ 3.500 millones. Y el turismo, que volvió a sus niveles previos, hoy exporta US$ 1.700 millones. Es una buena noticia. No parecería que hubiera un gran atraso cambiario habiéndose creado entre 80.000 y 90.000 puestos de trabajo desde noviembre de 2022. Si hubiera un problema de competitividad y de tipo de cambio muy atrasado, lo que uno hubiera esperado es destrucción de empleo. Hay que tomar con cuidado lo que indican los modelos”, cuestionó Lema.
Según la Bolsa Electrónica de Valores del Uruguay (Bevsa), la depreciación del dólar con respecto al peso uruguayo en lo que va de 2023 fue de 5,03% y de 8,82% en los últimos 12 meses.
Muchas gracias @AldoLema_uy, @IgnacioMunyo y @marilu259 por participar de la mesa de análisis @ced_uy en la Expo Prado! Próximamente queda colgado el video, vale la pena verlo para quienes no estuvieron. https://t.co/TUxTCx15L4
— Hernán Bonilla (@Hernan_Bonilla) September 16, 2023