Si bien algunos restaurantes y tiendas del paseo comercial "Disney Springs" en Orlando, en el centro de Florida, abrieron, la nueva realidad de la pandemia se mantenía muy presente.
Estacionamientos limitados, barreras para facilitar el distanciamiento social, horarios de visita reducidos, empleados continuamente desinfectándolo todo... Y los visitantes deben usar mascarillas y pasar por un control de temperatura corporal en la entrada.
La reapertura viene además con una sombría advertencia: "COVID-19 es una enfermedad extremadamente contagiosa que puede conducir a enfermedad grave y muerte", escribe Disney Springs en su página web.
"Al visitar Disney Springs, usted voluntariamente asume todos los riesgos vinculados a la exposición a la COVID-19", añade.
Siguiendo una reactivación lenta y "por fases" tras el cierre de todas las operaciones a mediados de marzo por la pandemia, el miércoles de la semana próxima se habilitarán más restaurantes y negocios.
"El mundo de hoy es diferente y va a necesitar que compartamos responsabilidades y cada uno haga su parte", escribió Matt Simon, vicepresidente de Disney Springs, en el blog de la empresa.
En tanto, los parques de atracciones que atraen a millones de turistas al año permanecerán cerrados hasta nuevo aviso, así como la mayoría de las playas del sur de Florida.
Luego de reportes de prensa según los cuales Disney anunciaría el jueves cuándo abrirá los parques -algo que negó-, sus acciones en la Bolsa de Nueva York se dispararon un 5%.
- Apertura acompasada -
Florida comenzó a reactivar lentamente su economía hace dos semanas, pero las regiones más populosas del sureste, donde están Miami y Fort Lauderdale, esperaron hasta esta semana para hacerlo porque concentran la mitad de los casos de coronavirus en el estado.
Si bien la tasa de contagios se ha enlentecido, este miércoles había más de 47.000 casos confirmados y casi 2.100 muertos en todo el estado.
Las cifras generan dudas, sin embargo, luego de que una empleada del Departamento de Salud denunciara que había sido forzada a censurar los datos, algo que la oficina del gobernador Ron DeSantis niega.
Desde el lunes, los restaurantes del sur de Florida pueden llenar hasta 50% de su capacidad y todos los trabajadores y visitantes de los negocios abiertos al público deben usar tapabocas, así como los pasajeros que circulen en el aeropuerto internacional de Miami.
En esta primera fase no están incluidos hoteles, gimnasios, bares ni cines.
La reapertura, sin embargo, avanza a ritmos distintos en el intrincado sistema estadounidense de condados y ciudades.
Por ejemplo, en Miami Beach en particular, una isla frente a Miami que se reconoce como un imán para el turismo global, los restaurantes abrirán recién el 27 de mayo.
La idea es evitar un aluvión de visitas durante el fin de semana largo de "Memorial Day", que se celebra el lunes 25.
"No podemos interpretar nuestra reapertura por fases como una señal de que el virus ha abandonado la comunidad", advirtió el alcalde demócrata de Miami Beach, Dan Gelber.
Este miércoles, sólo algunas tiendas de Lincoln Road, un emblemático paseo al aire libre en Miami Beach, abrieron a un público que sin embargo estaba ausente.
"Tuvimos algunos clientes a lo largo del día pero no tantos como esperábamos", dijo a la AFP Kylie Bentley, encargada de la tienda de ropa Urban Outfitters, según quien tomará unos días para que la gente entienda qué está abierto y qué no.
AFP
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