Para la cantidad de cine que produce Uruguay, se ve poco. “Aun sabiendo que es un mercado chico, y aun sabiendo que la expectativa no es competir con Barbie [Greta Gerwig, 2023]”, dijo Facundo Ponce de León, director de la Agencia del Cine y Audiovisual del Uruguay (ACAU) a Montevideo Portal, luego de conocerse un informe del Observatorio con datos sobre lo que se ve en las salas locales. Este indica que, si se realiza un promedio anual de asistentes a salas de cine (del 2013 al 2022), solo un 2,3% fue a ver cine uruguayo.
El informe de datos del Observatorio ACAU —que fue publicado recientemente e incluye salas de cine con fines comerciales— mostró varios datos de consumo en salas uruguayas. Es decir, qué y cómo consumen cine los uruguayos de forma presencial.
“Los datos son un instrumento que te ayuda a tomar mejores decisiones. Eso creo que se aplica a casi todos los órdenes de la vida. En este caso, hablamos de políticas públicas para el sector del cine y el audiovisual, que es un sector que ha crecido. Creo que antes no es que no se hacía por una cuestión de desidia; no se hacía porque las cosas van creciendo”, explica Ponce de León sobre la publicación de este y otros informes.
En los últimos 10 años, los datos muestran que hubo dos bajas de consumo de cine uruguayo. La cercana al año 2020, vinculada a la presencia de la pandemia del covid-19. La segunda, en 2015, pareciera ser debido a la baja cantidad de títulos de películas uruguayas ofrecidas en los cines ese año.
Los que sí consumen cine uruguayo, según Ponce de León, son, de forma obvia, los integrantes del propio sector audiovisual. A esos les siguen los cinéfilos, que, por un lado, les gusta vivir la experiencia colectiva de ir al cine y, por otro, les gusta estar al tanto de lo que está produciendo su país.
Sobre este último círculo es que la ACAU tiene la idea de “que se puede abrir un poquito más y, para abrir un poquito más, hay que generar mejor difusión y mejor acceso”, acota.
Uruguay es un país donde, dentro del 2,3% de los consumidores de cine uruguayo en salas, el 92% sucede en Montevideo. La cantidad de cine uruguayo que se consume en el interior del país es, entonces, extremadamente leve.
“Nuestro techo de consumo es más grande que el que hoy está existiendo, tenemos que acercarnos a eso y tomar medidas para que eso suceda”, explica Ponce de León.
Si no consumen cine uruguayo, ¿qué consumen?
En Uruguay, la mayoría del cine consumido en salas es americano. Una amplia mayoría. “Estados Unidos ha hecho del cine una bandera cultural impresionante, que tiene sus consecuencias en estas cosas, en la llegada, en la distribución”, dice el director de ACAU, y agrega que, gracias a que la industria americana se ha vuelto muy potente, países pequeños como Uruguay tienen una gran cartelera que proviene de ahí.
Quizá los mejores ejemplos de consumo de cine americano, a nivel de taquilla, fueron Barbie y Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023). “En eso, Estados Unidos es muy paradigmático. Gastan casi la misma plata en producir una película que en promocionarla. Nosotros gastamos el 95% de los fondos en producir, y al momento de la promoción tenemos poco y estamos cansados”, explica Ponce de León.
Según él, además, el cine tiene una competencia internacional que otros géneros artísticos, como el ballet, el carnaval o el teatro, no tienen. “Vos elegís entre una película uruguaya y una película de cualquier lugar del mundo en una plataforma. No podés elegir entre una obra de teatro o un carnaval y cualquier lugar del mundo, porque para eso tenes que ir a ese otro lugar del mundo a ver qué hay. Es otro escenario en términos de competencia”, afirma.
Zoom a lo uruguayo
Entre las películas más vistas de los últimos 10 años, hay varios documentales. Bosco (Alicia Cano, 2020), Wilson (Mateo Gutiérrez, 2017) y Maracaná (Sebastián Bednarik y Andrés Varela, 2014) son ejemplos claros de esto.
Aunque hay una clara avidez por el consumo de documentales, a la hora de compararlos con el consumo en salas de ficción en Uruguay, es mucho menor.
“La ficción se presta un poco más para esa experiencia. Capaz que el documental lo terminás viendo en tu casa, cosa que no está medida en este informe. Creo que tiene que ver con eso. No tenés esa preocupación estética de la experiencia de ver cine, tan asociada al documental”, explica Ponce de León.
Una de las conclusiones a las que llegó la ACAU tras el informe, es que en Uruguay las películas más taquilleras son aquellas que explican la historia reciente y aquellas que están dirigidas a un público juvenil.
Los datos que indican que estos tipos de públicos tengan interés en consumir en salas han llevado a que, en una próxima convocatoria de fondos para el fomento de la producción audiovisual en Uruguay, la ACAU incorpore una categoría especial para el cine infantil y familiar. “Después de Mi Mundial [Carlos Morelli, 2017], ha faltado que salga otra película de ese tenor, a ver si también conecta con el público”, dice el director de la ACAU.
Lo mismo sucede con la animación, teniendo en cuenta el éxito de la película Anina (Alfredo Soderguit, 2013). “Cuando vimos el reparto de fondos, vimos que había una ausencia de la animación y cambiamos las bases para que la animación tenga otra necesidad”, agrega.
Otro género que ha comenzado a ascender, dentro de la ficción, es el cine de terror uruguayo, aunque allí no hubo que direccionar fondos porque se fue dando por propia iniciativa de los creadores. “Para producción también vimos que tenemos que tener mas sistematizados los fondos para archivos y preservación”, comenta Ponce de León.
Una industria poco aceitada
Uruguay no tiene su industria del cine tan aceitada como sí la tienen otros países. Sin embargo, declaró Ponce de León, la ACAU cerró este 2023 con un presupuesto de 12 millones de dólares para el Programa Uruguay Audiovisual (PUA), en un récord histórico.
La asignación presupuestal del Programa Uruguay Audiovisual es definida por el Poder Ejecutivo cada año. El programa nació en 2019 con un plan piloto al que se le asignaron 4 millones de dólares. “Debido a evaluación positiva del programa, generó mayor atracción de proyectos internacionales al país y una dinamización en general de la producción de obra nacional”, explica ACAU.
Se definió, en 2021 y 2022, una base de asignación de 7 millones de dólares anuales, que requirieron, “gracias al ritmo de crecimiento, algún refuerzo”, comenta la Agencia, llegando así en 2023 a los 12 millones.
Pero, a pesar de las cifras positivas, la ACAU tiene un límite de dinero que puede destinar a fondos y eso resulta en que varios guiones uruguayos queden sin realizarse. En ese sentido, las coproducciones juegan un rol inmenso en el cine uruguayo.
“Es muy difícil que haya películas que no sean coproducciones. Hay, por supuesto que las hay, pero quien tenga una idea de competir a nivel global con una película, de que una obra suya recorra el mundo, lo natural es que entre en un régimen de coproducción. Entre otras cosas, porque habilitan entrar a los fondos de esos países. Eso ayuda mucho a la viabilidad financiera de las películas”, finaliza.